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Ane's POV

Hemos decidido terminar nuestro domingo dando un paseo por la playa para ver el atardecer. Caminar con el brazo de Robin rodeando mis hombros y mi mano sujetando la suya que cae por mi pecho se ha convertido en uno de esos pequeños placeres de la vida. Vamos bromeando sobre cualquier cosa durante todo el camino. Lo bueno es que con Robin nunca me falta tema de conversación y, además, es un chico culto y que le encanta aprender, por lo que siempre está dándome datos curiosos sobre cualquier cosa.

Nos sentamos en la arena a esperar la puesta de sol y aprovecho para subir a Instagram una foto que me ha hecho Robin hace un rato.

Instagram

ane_mp un sunset y mucho ❤️‍🩹

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ane_mp un sunset y mucho ❤️‍🩹

alexremiro1 no se te ve nada mal 🙄
↪️ martin.zubimendi por que será? 😂😂
↪️ takefusa.kubo lo digo yo?
↪️ ane_mp OS CALLÁIS? 😊

ainhoaandonegui mi 💘💘

martta_rr tan guapa siempre ✨

noraln_8 🫶🏻🩷

paula.lb ahora las fotos te las hacen a ti? se notan las vacaciones
↪️ ane_mp no seas envidiosa, vuelvo en nada amiga

-No entiendo por qué no has subido nuestro selfie.- bromea Robin mientras da me gusta a mi foto.

-Porque Amaia tiene instagram. Y voy a usar tu identidad oculta como factor sorpresa para que mi padre me perdone por no haber sido el primero en enterarse de que tengo novio.- explico convencida de que soy un genio y Robin ríe negando con la cabeza.

-Una vez más siendo usado.- se queja de broma.- ¿Crees que debería comentar en la foto para disimular? Todos tus amigos del equipo lo han hecho, incluso mi hermana. Yo podría poner algo así como "que buen fotógrafo te has buscado".

-Super disimulado, amor. Di que sí.- me río y le abrazo.

Apoyo mi cabeza en su hombro cuando el atardecer ya se hace más que presente y lo disfrutamos en silencio. Ojalá vivir continuamente en la paz de este momento, pero nada dura para siempre y reanudamos nuestra marcha. Volvemos al hotel para cenar en el bufet ya que es más fácil para Robin mantener la dieta, que se avecina un final de temporada completito y no quisiera yo malinfluenciarle.

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Cuando embarcamos en nuestro vuelo destino San Sebastián una sensación de vacío se instala en mi pecho. El lunes lo habíamos pasado igual que el domingo: de la cama a la playa, de la playa a la cama y disfrutando de la compañía el uno del otro en todo momento. Y qué deciros, una se acostumbra pronto a lo bueno y más a tremendo hombre.

-¿Estás triste?- me pregunta dejando un beso en mi cabeza y acercándome a su pecho mientras miro por la ventana del avión.

Asiento y me aprieta más a su cuerpo. Es increíble cómo sin decirle nada se da cuenta de mi estado de ánimo en todo momento y hace lo que sea para que le sienta cerca.

-Es que no quiero separarme de ti.- confieso en un susurro escondiendo mi cara en su pecho.

-Pero si todavía nos queda todo el día juntos. Te recuerdo que tenemos una entretenida cena con tu padre y Amaia en la que tengo que ser el yerno perfecto.

¿Lo veis? Siempre cerca y siempre intentando hacerme reír.

Aterrizamos dos horas más tarde y, tras ir en uber hasta la ciudad deportiva a recoger su coche, vamos directos a su casa. Nos damos una ducha rápida y le ayudo a deshacer su maleta.

Un rato más tarde estamos aparcando en casa de mis padres. Si está nervioso lo está ocultando de maravilla.

-¿Estás nervioso?- pregunto directamente cuando nos bajamos del coche.

-¿Debería?- dice con la ceja alzada y niego riéndome.- Por lo que me has contado de ellos deben ser buenas personas. Y yo estoy más que seguro de que te quiero y que puedo ser lo mejor para ti. No tengo por qué estar nervioso, confío en que sabrán verlo.

Sonrío con una mezcla de orgullo y ternura y tomo la mano que me tiende para ir hacia la puerta. Toco el timbre y es Amaia quien nos abre, soltando un "lo sabía" en cuanto ve a Robin. Les presento y nos dirigimos hacia el comedor, donde mi padre espera de pie.

-Hola, papi. Te presento a Robin, mi novio. ¡Sorpresa!- bromeo y Robin ríe nervioso.

Veo cómo mi padre suspira y va directo a saludar a Robin con un buen apretón de manos para después venir a abrazarme.

-Discúlpame, Robin. Es que esto no me lo he visto venir.- confiesa mi padre y Robin hace un gesto quitándole importancia.

-Pues serás el único.- bromea Amaia metiéndose con él.

La conversación comienza a fluir mientras cenamos y mi padre acaba confesando que este es el mejor regalo que le he hecho jamás. Confirmamos, le he perdido. Robin tenía razón y es oficialmente el yerno del año y el favorito de mi padre.

Amaia me pide que le ayude a recoger la mesa ya que mi padre está literalmente atosigando a preguntas sobre fútbol a Robin y me dirijo platos en mano hacia la cocina con ella.

-Bueno, dame más detalles, ¿no?- me dice sin rodeos nada más entrar en la cocina y suelto una risita.

-¿Qué quieres saber?

-¿Estás enamorada?- pregunta directamente y asiento con algo de vergüenza.- Ay, mi niña. Te diré que no le conozco pero de primeras el chico es un encanto.

-Y de segundas también. En serio, todavía no le he encontrado un fallo.- confieso y sonríe mirándome con orgullo.

-Disfrútalo mucho. A mi tardó en llegarme el amor de mi vida y tuve que incluso casarme con una rana antes de encontrar a mi príncipe. Si crees que lo has encontrado, cuídalo.- dice y guardaré ese consejo como oro en paño.

Volvemos al salón y, en cuanto entro por la puerta, la mirada de Robin se despega de la de mi padre para posarme en mi. La sonrisa le sale sola y sé que está cómodo. Verle tan a gusto con mi padre es como, por fin, sentirme completamente tranquila.

Seguimos charlando los cuatro durante un rato más en el que mi mano permanece entrelazada con la de Robin en un gesto cómplice que mi padre no pasa por alto.
Cuando nos estamos despidiendo para irnos pienso que estoy salvada pero no:

-Robin, una última cosa. Como central eres un diez y confío en que como novio lo serás también. No me falles.- le pide y le da un apretón de manos que Robin recibe orgulloso.

-No lo haré, Aitor.- responde Robin y veo como Amaia me mira sonriendo.

Tras abrazarles una última vez, salgo detrás de Robin por la puerta y nos dirigimos al coche. Una vez sentados, ambos soltamos una risita.

-¿Y bien?- pregunto.

-He aprobado con nota. Creo que me merezco que duermas esta noche en casa.- responde y asiento.

¿Cómo voy a negarme a dormir con él después de verle así de integrado en mi familia?

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora