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Ane's POV

-Sé que hacemos esto para darle normalidad, pero yo te juro que voy nerviosa.- comento apoyando mi cabeza en la ventanilla del coche.

Robin aprieta mi muslo con la mano que siempre deja descansando ahí cuando conduce para darme apoyo moral y después la sube para coger mi barbilla y acercar mi cara a la suya para poder besarme de forma rápida sin tener que apartar la vista de la carretera.

Os pongo en contexto: anoche dormimos juntos en su casa para poder venir directos a la ciudad deportiva para salir hacia el aeropuerto. El vuelo sale temprano hacia Granada ya que jugamos a las 4 de la tarde y, como ya sabe lo nuestro quien lo tenía que saber, era tontería separarnos antes de llegar. Pero os diré que esta salida del armario me tiene un poco nerviosa. No porque me importe lo que piensen de mí en demasía. Al final, ¿qué pueden decir? Cualquier cosa que digan no podrá tumbar la felicidad que me aporta tener a Robin a mi lado, así que ni siquiera lo considero. Pero los comentarios y el ser el centro de atención... Eso sí lo llevo peor.

-Oye, ya has pasado lo peor. Ya has superado todos los comentarios de Take y aún así sigues siendo su amiga.- bromea Robin mientras aparcamos para intentar aplacar mi nerviosismo.- Mira, allí están tus compis. Tienes lugar seguro.- me señala donde están charlando mis compañeros de departamento, Jose incluido.

-Mi lugar seguro eres tú.- respondo y por fin consigo que sea él quien se queda sin palabras.

-En cuanto estemos solos te voy a comer. Quedas advertida.- amenaza apuntándome con el dedo y me río.- Venga, vamos a salir antes de que no pueda evitar comerte aquí mismo.

Salgo del coche riéndome y ambos nos dirigimos al maletero para sacar nuestras maletas. Baja la mía y le sonrío agradeciéndole. Miro hacia ambos lados para ver quienes son los que nos rodean: de frente tenemos a mis compañeros de departamento y al otro lado tenemos algunos jugadores. Es decir, nadie que no sepa o pueda imaginar que algo pasaba entre nosotros.

-Gracias.- susurro cuando me tiende mi maleta y cierra el maletero.- Empezamos a trabajar.- digo haciendo referencia a que debemos ponernos en modo profesional.

Pero, como siempre, mi novio parece hacer caso omiso a lo que le digo porque me abraza contra su cuerpo dejando un beso en mi pelo y otro en mi mejilla cuando consigo separarme. Escondo mi cara tras mi pelo porque debo estar más roja que un tomate ahora mismo.

-Ahora sí, modo trabajo.- se burla guiñándome un ojo y le doy un golpe en el pecho.

Echamos a andar y él se para con Brais y Take, que forman parte del grupo de jugadores que ya están esperando para subir al bus. Ambos tratan de llamar mi atención y les ignoro mientras les saco el dedo y huyo riéndome. Mi lugar de huida es el grupo de mis compañeros pero, lejos de ser mi lugar seguro como decía Robin, son mis enemigos: me reciben entre aplausos y vítores.

-Os voy a matar a todos. A ti el primero.- digo señalando a Jose.

-Nos ha obligado Jose y yo hago lo que mi jefe diga.- bromea Raúl encogiéndose de hombros.

A todos mis compañeros se lo conté ayer antes de irnos de la oficina para que no les pillase de sorpresa y porque confiaba en ellos. Aunque me acaben de montar este show. Lejos de lo que Robin y Paula pensaban, Raúl se mostró bastante indiferente con la noticia y simplemente se dedicó a unirse a las bromas de Tomás.

-¿Y ese maletón?- pregunta Isa en referencia a mi maleta de ruedas, al contrario de la mochila que usamos siempre para los viajes.

-Me quedo unos días por el sur.- digo bajito.

-¿Con Robin?- asiento y sonríe.- ¿Dónde os quedáis?- me encojo de hombros y vuelven los vítores.

-Qué romántico, por dios. Oye, Robin...- grita Jose y le veo irse hacia la posición de mi novio. Adiós a la discreción y a la profesionalidad.

-Cuando os habéis bajado del coche ha sido super Edward y Bella en Crepúsculo cuando confirmaban su relación en el insti, tía. Hacéis tan buena pareja.- habla Paula y suelto una carcajada dejándola por imposible.- ¿Amigos para mí tiene?

-Sí, mira, ahí lo tienes.- señalo con la cabeza la posición de Robin, que está con Jose riéndose mientras Take a su lado hace una especie de twerking extraño.

-Take es un partidazo, eh. Le daré una vuelta.- bromea Paula.

Por fin estamos todos y subimos al bus. De ahí al aeropuerto el viaje es tranquilo y, por suerte, en el aeropuerto esperamos poco y ya embarcamos.
El vuelo tampoco es que se haga largo ya que nos dedicamos a grabar algunos planos de los distintos moods de los jugadores: desde los viciados al parchís y las cartas, a los dormilones como Take y Zubeldia o a los que se evaden con música o libros como Robin o Aritz.

Una vez en Granada, el bus nos lleva al hotel para que descansemos antes del partido. Pero la realidad es que los jugadores se van a hacer una mini activación y nosotros nos buscamos una sala para improvisarla como oficina y ponernos a editar.

A las 4 en punto el árbitro da inicio al partido y comienza la magia. Un partido espectacular del equipo en todos los sentidos en el que todo sale bien, goleamos al rival y dejamos portería a cero.
Me quedo en la entrada al vestuario desde que el árbitro pita el final para grabar la entrada de los jugadores y cuando pasa Robin junto con Zubi ambos gritan a la cámara un "vamos". Pero, si pensaba que me iba a librar de él, estaba muy equivocada. Al momento siento su aliento en mi nuca.

-Qué ganas de besarte y celebrar la victoria juntos.- susurra en mi oído y le doy un codazo.

Me repongo mientras escucho su risa y sigo grabando a los compañeros que vienen celebrando.

Me quedo haciendo mi trabajo y programando mi parte del contenido desde la sala de trabajo que el Granada nos ha cedido.

Más tarde, nos dirigimos todos al bus para volver al aeropuerto. Robin me escribió antes para decirme que íbamos hasta el aeropuerto con el equipo y me dejó más confusa aún. ¿No se suponía que nos quedábamos en el sur? A saber lo que ha pasado por la cabeza de este hombre...

Me alegra ver que no somos los únicos que vamos a darnos la escapada por los días libres del equipo: Merino se ha quedado en Granada para pasar los días en la ciudad con su novia y futura esposa, Odriozola coge otro vuelo con dirección Madrid para asistir a una competición de equitación y Carlos Fernández se va a Sevilla a pasar los días libres con su familia.

Cuando estamos todos bajados del bus y vamos a comenzar a pasar el control de seguridad, siendo un brazo rodear mi cuerpo y por su olor y su tacto se que es Robin sin necesidad de mirarlo.

-Tú y yo nos despedimos ya.- me dice y asiento sonriendo.

Nos despedimos de aquellos que tenemos cerca y saludamos al resto con la mano y, con su brazo aún rodeando mis hombros, avanzamos por el aeropuerto hasta la ventanilla de información de coches de renta. Le dan la llave de un mini negro precioso y metemos nuestras maletas en el maletero.

-Ya eres solo mía. Por fin.- suspira mientras nos montamos en el coche y coge mi cara entre sus manos para besarme con tranquilidad.

-¿Me dices ya dónde vamos?- pido haciendo un puchero y sonríe derrotado.

-¿Te suena Nerja? Por lo visto es un pueblo muy tranquilo de Málaga.- asiento y sonríe satisfecho porque, tan solo por mi mirada, sabe que me ha hecho ilusión.- Me acordé que me contaste que de pequeña habías veraneado a veces en Málaga con tus padres y pensé que te gustaría volver. No te prometo salir mucho de la cama pero...

-Es perfecto.- le interrumpo y le vuelvo a besar.

-Tú sí que eres perfecta.- dice juntando nuestras frentes y se separa para arrancar el coche.- Vámonos, que cuanto antes lleguemos antes podré pasar toda la noche besándote.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora