22

2K 142 4
                                    

Ane's POV

Viernes por fin. Mañana el equipo juega en Pamplona contra el Osasuna pero, por suerte, no me toca viajar y lo veré desde casa.
Estoy con Helena en mi cocina terminando de preparar la cena de esta noche, ya que no tengo yo una gran mano para los fogones. Hoy es el día en que por fin voy a mezclar a Robin con mis tres mejores amigas y nadie sabe cómo puede acabar esto. Para mi es muy importante que se lleve bien con mis amigas y que ellas "le aprueben" pero, conociendo a Robin como le conozco ya, no tengo ninguna duda de que así será.
Terminamos de poder la mesa cuando llegan Irene y Marta juntas, ya que viven ambas en el mismo barrio, y a los pocos minutos suena el timbre de nuevo.

-Por favor, comportaos y pareced normales.- suplico medio de broma medio en serio y todas ríen pasando de mí.

Tanto es así que Irene sale corriendo hacia la puerta para ser ella quien abra a Robin. Se presenta sola y él le hace saber que ha escuchado hablar mucho de ella. Cuando llegan a nuestra posición, viene hacia mí para darme un beso en la mejilla y abrazarme y le presento a Marta y Helena.

-Siéntate aquí, Robin.- grita Marta emocionada señalándole la silla al lado de la suya y me río negando.

Finalmente queda sentado entre Marta y yo y Helena se encarga de servirnos el pescado que hemos cocinado a todos. Durante el tiempo que estamos cenando, mis amigas le hacen preguntas de todo tipo a Robin y él también aporta varios temas de conversación a raíz de cosas que ya le he contado sobre ellas.
Marta trae de mi cocina un licor portugués extraño que les ha dado por beber últimamente y Robin niega declinando su oferta.

-Déjale que mañana juega y tiene que rendir.- regaño a mi amiga, quien insistía en que Robin tenía que probar tal manjar.

-Pero si es buenísimo, ¿no?- pregunta Irene.- Eso dice siempre Cristian desde luego.- añade y Robin ríe encogiéndose de hombros.

-Cristian es su novio.- informo a Robin mientras las demás discuten sobre quién sabe menos de fútbol.

Robin aprovecha para pasar su brazo por encima de mis hombros, dejándolo apoyado en mi silla y yo dejo mi cabeza en su hombro cuando Marta vuelve a llamar su atención para preguntarle no sé qué sobre un pueblo de Francia.

La sobremesa dura horas y yo encantada, no solo porque sea muy fan de las sobremesas sino porque tengo a mis personas favoritas todas juntas ahora mismo. Robin les ha pedido a mis amigas que le cuenten cosas vergonzosas sobre mi que pueda usar en mi contra y ahí están ellas sacando el catálogo de anécdotas que siempre nos harán reír.

A eso de la 1 de la mañana mis amigas se despiden de Robin y cogen sus bolsos para irse a sus casas.

-Oye, Robin, que nos has caído súper bien y que marques muchos goles o los salves o lo que sea que hagas tú.- dice Helena arrancando una carcajada a Robin.- Pero te diré que como le hagas daño a mi amiga te ahorco con la bandera de Francia.- añade apuntándole con el dedo y Robin levanta las manos haciéndose el inocente.

-Venga, vámonos, pandillera.- dice Marta cogiéndola del brazo.

Las acompaño hacia la puerta y nos despedimos. Tras cerrar, vuelvo al salón y Robin está sentado en su silla mirándome con una amplia sonrisa. Me hace un gesto con la cabeza indicándome que me acerque a él y me siento sobre sus piernas pasando mis brazos por su cuello.

-Creo que he pasado la prueba con nota, ¿no?- pregunta repartiendo besos por mi cuello.

-Diría que se han ido completamente enamoradas de ti.- respondo sincera.

-Mira, como tú.- sonríe y acaricio su cara con ternura para pasar a colocar su pelo.

-Ya te dije que no me iba a enamorar de ti.- bromeo y me pone mala cara.

-Ya veremos.

Coge mi cara entre sus manos y me besa. Sonrío y se queja para seguir besándome.

-No te había besado en todo el día.- se encoge de hombros y me muero de ternura.

-Eres un bebé.

-Tú eres guapísima.

Mira que me piropea y me dice cosas bonitas cada día, pero no puedo evitar ponerme nerviosa y sentir mariposas en el estómago cada vez que lo hace. Diría que hasta cada vez que me mira. Es inevitable. Dudo que algún día me acostumbre al cien por cien a lo bonito que es.

Me ayuda a poner el lavavajillas y nos vamos a mi habitación. Mientras se quita su ropa voy destapando la cama. Cuando voy a ponerme el pijama me lo quita de la mano negando con la cabeza y, con solo ver su mirada, ya se que vamos a tener noche movidita. Y yo encantada.

——————————————————————————

Despierto de una mini siesta y aprovecho que aun queda más de una hora para que comience el partido para hablar con Robin por teléfono. Durante la conversación me dice varias veces que se alegra de que descanse pero que ya no le gusta viajar sin mi y yo pues me derrito. Colgamos tras un "ya tengo ganas de verte" por su parte que me deja babeando, como siempre y me encuentro a mi misma sonriendo mirando a la nada. De pronto, se me ocurre cómo contraatacar y subo corriendo a mi armario. Me quito la sudadera que llevaba y me coloco su camiseta, aquella que me regaló tras el partido cuando aún pensaba que podría evitar pillarme por él.
Le envío una foto de frente y otra de espaldas para que se vea su dorsal (y de paso un poco de mi culo, que seguro que le gusta incluso más al sinvergüenza) y añado un último mensaje de buena suerte.

R. Le Normand

A por todas en el partido. Tu chica te espera en casa

🫠🫠🫠🫠🫠
Nunca me había apetecido tanto volver a casa
Te como
Como voy a concentrarme yo ahora en cubrir al Chimy Ávila si solo pienso en todo lo que quiero hacerte cuando vuelva?

JAJAJAJAJA lo harás bien, guapo
Te estaré viendo por la tele

Saltamos ya a calentar
Te veo luego, no te quites la camiseta 💙

Me río porque ha tenido justo la reacción que buscaba y vuelvo al sofá para no perderme ni un segundo del calentamiento y cuando le veo aparecer en pantalla solo puedo pensar en la suerte que tengo de tenerle solo para mí.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora