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Robin's POV

¿Es posible acostumbrarse a una rutina en tan solo una semana? Yo diría que lo he hecho. Pero es normal, ¿a quién no le gustaría coger el móvil después de entrenar y tener un mensaje de la chica que le gusta?
Hemos llegado a ese punto de que el primero que se despierta da los buenos días al otro, la cosa se pone seria. Solo dejamos de hablar por whatsapp cuando nos vemos o por las noches cuando nos llamamos por teléfono para hablar más tranquilos mientras preparamos la cena cada uno en su casa. Y lo de vernos, pues nos vemos en los entrenamientos cuando le toca venir o alguna tarde que haya accedido a pasarse por donde estamos Remi y yo tomando café.
Bueno, y el otro día que se fue de compras con Ainhoa, la novia de Remi, y me uní a él para ir a buscarlas al centro comercial porque comenzó a llover. Creo que el verme ahí la dejó tan descolocada que no le dio tiempo a negarse y accedió a pasar la tarde en mi casa.
Tenerla en casa fue como si todo estuviera por fin en orden. Mientras se la enseñaba ella iba haciendo sus típicos comentarios graciosos que acaban haciendo que estemos todo el día picándonos y luego acabamos los dos medio tumbados en mi sofá viendo una película. Sinceramente, ni recuerdo el nombre de la peli. Me dediqué todo el tiempo a jugar con su pelo y a pensar en lo poco que me importaría pasar así cada una de las tardes de mi vida.

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Hablemos de días importantes. Hablemos de que hoy jugamos la vuelta de las semis de Copa contra el Barcelona en nuestro estadio. Vamos de camino en el bus y, después de tantos años aquí, sigo flipando con el calor de nuestra afición y cómo nos animan. Mi móvil vibra en mi mano y solo eso hace que aparte la vista de la ventanilla. Es de Ane, un simple "buena suerte chico, luego nos vemos 😉🫶🏻" pero que consigue ponerme nervioso. No quiero imaginar cómo será la cosa cuando consiga convencerla de que me deje besarla. De momento, todas mis bromas sobre besarla han quedado en eso: en bromas.

No os diré que haya sido un partido fácil. Al revés, ha sido duro y nos hemos dejado la piel literalmente. Pero hemos ganado. Hemos ganado y estamos en la final de la Copa del Rey. Me abrazo a Igor Zubeldia en cuanto el árbitro pita el final y no puedo evitar emocionarme cuando miro a la afición. Este tipo de noches no tienen sentido alguno para el Robin de hace 10 años que soñaba con esto.
Mientras celebro saltando con todo el equipo frente a la grada, veo que ya han saltado al campo todos los del equipo de redes y entonces la veo a ella. Viene con el chaquetón largo del equipo ya que es una noche bastante fría en Donosti y está adorable móvil en mano grabando y haciendo fotos de todos. Me resisto a darle un abrazo delante de todos porque podría matarme, pero me lo apunto para hacerlo en cuanto entremos. Así que simplemente le guiño el ojo y ella ensancha su sonrisa.
Un rato más tarde ya estamos entrando por el túnel de vestuarios. La veo al lado de Raúl y de Paula como siempre mientras camino con Take a mi lado. No aguanto más y voy directo a darle un abrazo, a lo que ella forcejea un poco riéndose pero se que en el fondo está encantada. Para disimular, abrazo a Paula e incluso a Raúl y me marcho viendo como ella se ríe negando con la cabeza.

Tras mucha celebración en el vestuario, decidimos ir todos a un reservado de una de las mejores discotecas de la ciudad. Mientras paso por casa a vestirme con ropa que no sea de la Real, aprovecho que conduce Remi para mirar instagram. Veo que la cuenta del club ha subido una foto mía que ya os aseguro que me ha hecho Ane y cuando la veáis entenderéis por qué.

Es evidente que el momento guiño era para ella, ¿no?Aprovecho para ir a su conversación de whatsapp, buscándola entre los más de 100 mensajes que tengo por abrir de felicitaciones por llegar a la final, y veo que me dice que siguen en el estadio f...

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Es evidente que el momento guiño era para ella, ¿no?
Aprovecho para ir a su conversación de whatsapp, buscándola entre los más de 100 mensajes que tengo por abrir de felicitaciones por llegar a la final, y veo que me dice que siguen en el estadio festejando pero que se dice que luego se unen a nosotros en la discoteca. Por supuesto, también me advierte que tenga cuidadito con los infartos que le doy delante de la gente.

Ane's POV

Cuando subimos al reservado en el que están los jugadores, sin poderlo evitar, lo primero que hago es buscarlo con la mirada. Estoy en un momento de poco disimulo a decir verdad, pero es que no todos los días se está tan feliz como estoy yo hoy. No solo mi equipo se clasifica para una final, sino que lo estoy viviendo desde dentro. Si a eso le sumas todos mis compañeros con unas copas de más (yo incluida, no lo niego), Zubi habiendo metido gol, Remi dejando portería a cero una vez más... Y Robin, iba a destacar algo pero qué voy a decir a estas alturas que no haya dicho ya.
Salgo de mis pensamientos cuando Paula me arrastra hacia la barra a pedirnos una copa. Por el camino vamos dando la enhorabuena a los jugadores que vamos encontrando y charlamos un poco con aquellos con los que tenemos más confianza. Con nuestra copa ya por fin en la mano, emprendemos camino de vuelta y al final le veo. Está con Brais hablando animadamente y parece que él también nota mi presencia porque al momento se gira a mirarme. Paula, que no se ha dado cuenta de nada, sigue hacia delante y solo se gira cuando nota que no estoy detrás de ella. Pero, para cuando se gira, ya está Robin cogiéndome de la mano y dándome una vuelta sobre mi misma.

-Estás increíble.- susurra en mi oído.

¿El disimulo y lo de no darme infartos? Para otro día, supongo. Intento recomponerme y le doy un golpe en el pecho, que él aprovecha para coger mi brazo y abrazarme de lado. En esa misma postura aprovecho para hablar con Brais y felicitarle por su partido. Al poco tiempo decido que ya ha sido suficiente, me despido y vuelvo con mis compañeros.

-Tía, que me di la vuelta y de pronto te estaba dando una vuelta y mirándote como si te fuera a comer.- me dice Paula y me río.- No me reiría yo eh, es capaz de comerte. Y tú te dejarías.- afirma y me encojo de hombros dando a entender que no sé de qué me habla.

A medida que van pasando las horas, los empleados del club comienzan a desaparecer puesto que mañana hay que trabajar. Algunos jugadores ya se han despedido también de nosotros, entiendo que para continuar la fiesta en otro lado. De empleados solo quedamos alguno de Marketing suelto y el equipo de redes sociales al completo excepto Jose, que como buen jefe ha dado ejemplo yéndose ya. Ejemplo que como podéis ver ninguno hemos tomado.
Ahora que ya somos poquitos estamos completamente mezclados con los jugadores y es la señal que Robin necesitaba para colocarse a mi lado.
Puede que sean las copas de más que llevo, que me tienen con el puntito, que no me preocupa nada que los aquí presentes sospechen algo.

-¿Por qué no bailas? ¡Aburrido!- digo en su oído, lo que él aprovecha para poner sus manos en mi cintura.

-Porque no sé bailar. Y porque así veo mejor cómo bailas tú.- responde y apoyo la cabeza en su hombro derrotada.

-No puedes decirme esas cosas y quedarte tan tranquilo.- digo separándome y, como siempre, se ríe de mí.

Sigo bailando con su mirada puesta en mi y decido dejar mi copa de lado antes de que me empuje a hacer algo que no debo como saltar encima de él. Y lo digo de verdad, en estos momentos se me hace irresistible este hombre.
Comienza a sonar Casualidad de Mora y noto que Robin se me acerca al oído de nuevo.

-Esta canción puede que me recuerde un poco a ti.- tiemblo cuando me lo dice, no solo por su cercanía sino porque se perfectamente de qué trata.

-Oye; déjame a mi amiga para bailar.- le dice Paula interrumpiendo nuestra conversación y tirando de mi para el centro del círculo para bailar.

Ayer hablé de ti
Pero cruzarme contigo hoy no me lo esperaba
Y si el destino nos puso aquí
No perdamo' más tiempo, que ese no vuelve si se acaba
Decirte lo que quiero está de má'
Y si me vuelve' a mirar te vo'a besar
Las gana' que te tengo no me dejan en paz
Y esto de volver a encontrarno' no fue casualida'
Decirte lo que quiero еstá de má'
Y si me vuelvе' a mirar te vo'a tener que besar
Las gana' que te tengo no me dejan en paz
Y esto de volver a encontrarno' no fue casualida'

Dos canciones después Robin vuelve a acercarse a mi.

-Me marcho ya.- anuncia.

-¿Yaaaa? Es muy pronto.- me quejo haciendo pucheros, a lo que responde revolviéndome el pelo.

-Son las 6 y tienes que ir a trabajar a las 9.- me recuerda, a lo que abro los ojos como platos.- No me abras así esos ojazos. Y además yo entreno.

-Jopeeee.- sigo quejándome aunque se que tiene razón; solo no quiero que se acabe esta noche.

-¿Te vienes a casa conmigo?- me pregunta y se detiene todo.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora