19

2.3K 150 8
                                    

Ane's POV

Adoro los partidos de sábado a las 4 de la tarde en casa, siempre que no esté lloviendo. De momento el tiempo en Donosti nos está respetando e incluso nos acompaña un tímido sol.
Cuando los titulares saltan al campo me dedico a grabar su entrada al campo. Robin pasa y se detiene a mi lado para susurrarme un "por fin te veo" y salir corriendo a calentar. Un día de estos me mata de lo bonito que es.
Ganar un partido en casa siempre es increíble, pero si lo ganas dejando la portería a cero y marcando cuatro goles a un rival directo por Europa como es el Villarreal, pues la felicidad aumenta exponencialmente. Mientras los jugadores se abrazan e intercambian camisetas con los contrincantes, todo el equipo de redes hacemos acto de presencia en el césped para inmortalizar cada momento. Pillo juntos celebrando a Remi, Zubeldia y Robin y voy directa a ellos para hacerles una foto a los culpables de que la portería, una vez más, quede a cero. Robin justo ha intercambiado su camiseta con Yeremy Pino y, sin querer, me quedo más tiempo del normal observándole. Espero que nadie se haya dado cuenta.

-Chicos, venga, una foto. Felicidades, eh.- me dirijo a ellos mientras se colocan para la foto.

-¿Esto es porque somos la mejor defensa o porque Robin va sin camiseta?- pregunta Alex y arranca las risas de los otros dos.

-Sois mortales eh. Pero sí, por la segunda.- bromeo yo también y los tres pasan por mi lado cuando les doy el ok, dejando un beso en mi cabeza cada uno.

Tras una victoria como esta, os podréis imaginar que el trabajo post partido va para largo. Cuando por fin abandonamos el estadio, me dirijo a mi casa para coger un par de cosas e irme directa a casa de mi padre. Amaia y él han insistido mucho en que cada vez me ven menos así que voy a hacerles felices e irme a cenar y dormir a casa. Por el camino aprovecho para llamar por teléfono a Robin y felicitarle en condiciones por el partidazo que ha hecho. Hablamos unos minutos porque ha quedado con unos amigos para cenar también, pero lo justo como para ponernos al día.

-¿Y dónde tenéis mañana la barbacoa entonces?- pregunto.

-En casa de Oyar. Barbacoa y lo que surja ha dicho. No sé cuánta cerveza ha dicho que iba a comprar pero dudo que Iñigo apruebe esta comida de conjura.- dice haciendo referencia al preparador físico del equipo y me río.

-Ojalá le ganéis al PSG borrachos.- digo y suspira al otro lado.- Bueno guapo, te abandono que acabo de aparcar.

-¿Te veo mañana si acabas pronto con tus amigas?

-Si sobrevives a la comida de conjura, sí.- me burlo y le oigo reírse.

Nos despedimos y entro en casa. Amaia ha preparado comida como si fuésemos veinte personas en casa y, aunque mi digestión va a ser dura, agradezco el calor del hogar. Vemos una peli los tres juntos y después me voy a dormir a mi antigua cama.

Por la mañana, tras salir a correr con mi padre y parar a desayunar en el bar de la esquina a la vuelta, me ducho y me vuelvo a mi casa. Aprovecho para limpiar tranquilamente y comer una ensalada rápida. A pesar de que empiezo con tiempo, me entretengo con el móvil leyendo las actualizaciones del estado del resto que me va dando Robin y tengo que empezar a acelerar el paso o volveré a llegar la última y ya mis amigas sí que me matan.

Una hora después llego al punto donde he quedado con Eneko para dirigirnos a la terraza en la que nos hemos citado con el resto. Por el camino nos vamos poniendo al día y pronto nos unimos a Iker, Celia, Adrián, María y Helena.

-Hola, gordi. Irene y Marta estaban aparcando ya también.- me informa Helena cuando me acerco a saludarla.- ¿Quieres cerveza?- pregunta y en cuanto asiento se gira a pedirla al camarero.

Pronto nos animamos y, en cuanto comienza a sonar la música y la terraza se llena de gente, empiezan los bailes, la risas y la diversión.
Aprovecho que suena una canción que no me encanta para coger el móvil, responder a Robin y a mi madre y subir a la historia una foto que me ha hecho Irene.

Instagram

Marta me pide que la acompañe al baño y, mientras la espero, sigo hablando con Robin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marta me pide que la acompañe al baño y, mientras la espero, sigo hablando con Robin.

R. Le Normand

Take está bailando de una forma muy rara
Es toda la novedad que puedo darte de momento jajajaja

Jajaja sois mortales
Me gustaría ver vuestro estado etílico, la verdad

A mi después de ver esa foto que has subido lo que más me gustaría es quitarte ese vestido

Luego me lo podrías quitar 🙄

Bloqueo el móvil de nuevo cuando Marta sale del baño y volvemos a dirigirnos hacia nuestros amigos. Hacía ya tiempo que no nos juntábamos todos y no me lo puedo estar pasando mejor.

-Oye, ¿qué tal con tu príncipe?- me pregunta Irene cuando me ve mirando el móvil.

-Muy bien, tía. Justo me ha avisado de que en un rato llegará a su casa, para que vaya cuando quiera.- explico y ella sonríe.

-Me gusta mucho para ti. No solo porque sea guapísimo, sino porque te veo súper feliz.- dice mi amiga y asiento dándole la razón. Nos abrazamos hasta que Adrián interrumpe tirando de nosotras para unirnos al círculo de baile improvisado.

A eso de las nueve y media de la noche ya solo quedamos Adrián, Eneko, Celia y yo. Mañana todos madrugamos y hay que ir pensando en irnos a casa. En el momento que me monto en el Uber que conduce a casa de Robin me percato de que quizá se me haya subido un poco la cerveza, aunque no me importa demasiado porque él me ha confesado que había pillado también cierto puntito.
Me avisa de que ya está en su casa cuando me quedan 2 minutos para llegar según la app y me felicito a mi misma por mi buena gestión del tiempo. Me despido del conductor dándole las gracias y llamo al timbre.

-¿Te ha dado tiempo de cambiarte de ropa y todo?- pregunto cuando abre la puerta y le veo llevando solo un pantalón corto de chándal gris.

-Sí, y ahora voy a quitarte por fin ese vestido.- responde agarrándome de la cintura mientras cierra la puerta y ataca mi boca directamente.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora