Cuando te vi - Robin Le Normand

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Ane's POV

El grito de emoción que he dado probablemente se haya escuchado en todo Milán, pero la hostia que hemos metido de la cama al tirarme encima de Robin ha sido aún peor. Os pongo en contexto: 12 del mediodía y estamos en nuestra habitación del hotel en Milán viendo la convocatoria de Luis de la Fuente para la EURO2024. Siempre he tenido la tranquilidad de que Robin iba a ir pero, llegado el momento de la verdad, no puedo evitar sentir nervios.
Si os soy sincera, respiré en el momento en que nombraron a Alex para ser uno de nuestros tres porteros en el campeonato. Pero ya al escuchar el nombre de Robin simplemente grité y me tiré encima de él, con la mala suerte de que nos caímos de la cama. Sin exagerar os diría que estuvimos 10 minutos de reloj tirados en el suelo riéndonos. De hecho, acabamos de dejar de llorar de risa. En serio chicas, no acepteis menos que un novio con el que poder reír a lágrima viva como si fuera tu amiga.

Hemos conseguido un vuelo a San Sebastián para esta noche así que nos decidimos a echarnos a la calle para comer y pasar nuestras últimas horas paseando tranquilamente hasta Dios sabe cuando.

-Son nuestras últimas horas de vacaciones, bebé. Y en Donosti te espera tu cosa favorita: hacer una maleta.- digo picándole y tira de nuestras manos entrelazadas para acercarme más a su cuerpo mientras paseamos.

-Menos mal que tengo una novia increíble que hace unas maletas impresionantes.- responde y me río.

-¿Ah, sí? Qué suerte.- digo siguiéndole la broma.

-Pues sí. Además, como me quiere tanto seguro que mañana me cocina esa tortilla de patatas que tan bien le sale. Y ni que decir de la noche de sexo desenfrenado que me regalará seguro.- sigue diciendo y suelto una carcajada.

-¿Esto que es, la carta a los Reyes Magos?- pregunto enarcando una ceja y asiente.- O sea que pretendes llegar a la concentración gordo por comer tortilla y cansado por no dormir y estar toda la noche dale que te pego... Todavía te sacan de la convocatoria y me toca aguantarte todo el verano.- finjo desagrado y me mira mal.

-Ya me echarás de menos, ya... A ver qué haces tanto tiempo sin mi. Se te caerá la casa encima.

-No creo...

-¿Ah, no?- pregunta con cierta chulería y trato de esconder una risita.

-Pues no. Porque estaré con mi amiga Ainhoa dando más vueltas que una peonza por cada ciudad de Alemania a la que viajeis.- lo suelto tal cual.

Su cara pasa a ser de sorpresa y luego de ilusión de un momento a otro. Le dije que iría a Alemania si pasaban de cuartos, pero en todo momento la idea con Ainhoa fue irnos a vivir la euro al completo.

-Es que te amo.- dice acogiéndome en sus brazos y besándome.- Ya me veía solito mientras el resto tenían sus vis a vis con las novias.

-Estás hoy muy salido, eh. Solo piensas en penetrarme.- bromeo y suelta una carcajada.

-Pero es siempre así, amor.- se encoge de hombros poniendo cara de bueno y es lo que me hace falta para morirme de amor por él.

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La vuelta a San Sebastián ha sido una operación limpia y sin inconvenientes. Ha sido llegar, soltar las maletas y caer rendidos en la cama.
Eso sí, son las 7 de la mañana y mi novio ya está dando vueltas inquieto en la cama.

-Amor.- le llamo palpando con mi brazo su lado de la cama hasta que le encuentro para acariciarle.- ¿Estás nervioso?

-Un poquito.

Su confesión me hace abrir un ojo y ver la ilusión en su cara. Sonrío ampliamente y me acerco a dejar un beso en sus labios.

-Tú siempre te alegras más por mis logros que yo mismo.- dice como si fuese tan solo un pensamiento al aire.

-Es normal. Hazte cuenta que soy la persona que más te quiere en este mundo, Robin. Con perdón de tu madre.- suelto una risita y él se contagia.

Se lanza a besarme y sigue así un rato hasta que noto cómo sus manos tratan de colarse por debajo de mi pijama.

-Robin... Tienes una maleta que hacer.- le recuerdo pero claramente le da igual.- Ya veo que te importa entre poco y nada.

-Va a ser la primera vez que nos separemos tanto tiempo. Mañana ya nos despediremos y no te veré hasta el primer partido de fase de grupos así que lo siento pero pienso pasar todo el día haciendo parones en nuestros quehaceres para hacerte el amor.

-¿Durante la comida con mis padres también? Les va a encantar.- digo riéndome y bufa.

-Bueno, el polvo de las 3 de la tarde lo recuperamos ahora en la ducha. Cállate.- ordena y vuelve a besarme y yo claro, encantada.

Y tal como Robin vaticinaba, así ha transcurrido nuestro día: maleta, sexo, comida con mis padres, sexo, café en casa de Ainhoa y Alex, sexo y ya al llegar a casa nos hemos pasado a los mimos continuos.

-No me gusta no estar en casa mañana para preguntarte qué tal tu primer día de trabajo.- confiesa abrazándome cuando me meto en la cama y me da mucha ternura.

Los chicos se van mañana a Madrid y ahí están una semana jugando amistosos y entrenando antes de partir a Alemania. Así que, entre una cosa y otra, estaremos dos semanas sin vernos. Por tanto, Ainhoa y yo hemos pensado que es buen momento para ponernos manos a la obra y comenzar con mi nuevo puesto de trabajo. Robin por supuesto está más emocionado incluso que yo y el pobre no para de repetir la rabia que le da perderse mi primer día.

-Gordi, tú siempre estás aunque no estés en casa. Eres el hombre más atento que conozco: te das cuenta de cada detalle y siempre sabes lo que necesito, incluso antes que yo. No tengo ninguna duda de que vas a estar en Las Rozas y vas a estar pensando en qué tal me estará yendo. Al igual que yo estaré aquí esperando a que me llames para contarme el primer día de concentración.- me mira sonriendo y asiente dándome la razón.- Quiero que disfrutes esta experiencia a tope, amor.

-Tenerte allí lo va a hacer el doble de especial. Gracias por dejar todo por acompañarme.

-Lo hago porque puedo y porque quiero, Robin. El otro día me dijiste que yo era tu prioridad. Pues debes saber que tú también eres la mía.

Y así, entre besos y declaraciones de amor, pasamos nuestra última noche juntos hasta Dios sabe cuándo.