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Ane's POV

¿Sabéis cuándo se acelera el corazón al máximo y sois incapaces de calmarlo? Así estoy desde que mi novio pronunció esas dos palabras. Lo primero que salió de mi fue saltar a sus caderas para besarle mientras él me sujetaba por los muslos, cosa que hizo que los 4 fantásticos vinieran a romper nuestro momento.

-Esto de que tú tengas aquí a la familia es trampa.- se queja Zubi y voy directa a abrazarle.

-Estoy súper orgullosa de vosotros. Os quiero un montón.- les digo y les abrazo a todos.

-¿A mi más que a Robin?- pregunta Take ganándose una colleja por parte de mi novio.

Vuelvo al trabajo durante la entrega de las medallas de subcampeón al Athletic mientras que los jugadores hacen el pasillo correspondiente.  Cuando llega el momento de la entrega de las medallas a los nuestros, trato de captar el momento individual de cada uno aunque no sea mi cometido, pero se que les gustará tenerlo.
Y cómo explicaros lo que ha sido el momento entrega de la Copa. Ver a Mikel levantar la Copa del Rey y correr hasta sus compañeros para levantarla juntos al cielo de Sevilla ha conseguido emocionarnos a todos. Al momento permiten a las familias bajar al césped y veo cómo Robin se dirige al césped con su familia y con mi padre y Amaia. Le miro sonriendo y se encoge de hombros mientras se dirige a mi.

-Son familia, ¿no?- pregunta con una risita y sonrío asintiendo.

Sigo haciendo alguna foto y vídeos más por el césped, aunque lo importante ahora lo tienen los cámaras profesionales, hasta que oigo cómo me llama Jose.

-¡Ane! Que les voy a hacer la foto de familia y no vas a aparecer.- dice a gritos señalando a Robin con su familia y la mía que están posando con la Copa.

-Amor, pero quítate el peto. Que yo te veo guapa con todo pero...- se ríe Robin y me quito la acreditación y el peto de prensa, dejándolo todo a un lado en el césped.

Nos hacemos la foto con la familia al completo y Robin pide hacerse una solo conmigo.

-A ver, te falta esto.- dice colocándome su medalla en el cuello y poniendo bien mi pelo.- Es tuya. Sin ti no habría sido capaz ni de la mitad.

-Te quiero, amor. Tú eres capaz de todo.- susurro en sus labios para después besarle.

-La foto del beso la he captado pero, ¿podéis posar ya con la Copa por favor?- se queja Jose y suelto una risa.- Han quedado preciosas. Si no me invitais a la boda no os las paso.

Las familias empiezan a disiparse del césped para abandonar el estadio en un bus que ha contratado el club para que les lleve hacia el hotel, donde tendrá lugar la fiesta de celebración. A nosotros aún nos queda un ratito entre que los jugadores entran al vestuario, terminan con el champán, se duchan y nos vamos.
Ya casi todos los jugadores están en el vestuario y veo a lo lejos a Robin sentado en el centro del campo hablando por videollamada. Me acerco y capto que está hablando con sus abuelos por el idioma, la ternura y por sus lágrimas. Sé cuánto le habría gustado que estuvieran aquí y por una bronquitis de su abuelo no ha sido posible. Cuelga tras decirles cuánto les quiere y yo, que ya estaba arrodillada en frente de él, me lanzo directamente a sus brazos.

-¿Tus abuelos?- pregunto para asegurarme y asiente limpiándose las lágrimas.

-Mi abuela te manda un abrazo. Dice que me cuides mucho, le he dicho que ya lo haces cada día.- sonrío ante sus palabras y vuelvo a fundir nuestros cuerpos en un abrazo.

-Tengo muchas ganas de conocer a tus abuelos. Estarán súper orgullosos de ti, Robin, como lo estoy yo. No sabes la locura de partido que acabas de hacer, no eres consciente, de verdad.

-Me pone mucho cuando me hablas de fútbol, ¿sabes?- dice para luego besarme mientras me río sobre sus labios.- ¿Después me lo repites mientras te lo hago con mi camiseta puesta?

-Pueeeede ser.- canturreó levantándome y ofreciéndole mi mano para que se levante también.- De momento tira para la ducha, que hay una fiesta esperándonos.

Se levanta y se quita la camiseta, dejando su pecho descubierto, lo que hace que mi mirada se pose en sus abdominales sin disimulo alguno.

-No me mires así o tendremos que irnos a un baño.- me advierte y me acerco para dejar un pequeño bocado en su mandíbula.

-Dame mejor otra de las camisetas que te tuvieran preparada, anda. Esta la llevaré a que la enmarquen y la ponemos en casa.- digo cuando me ofrece la camiseta que lleva en la mano.

-Me encanta cuando hablas de casa.- confiesa abrazándome de lado y comenzamos a andar hacia el vestuario.

Nada más entrar por la puerta del vestuario nos cae encima una botella de champán. Agradezco que casi todo le haya caído a Robin y huyo para no mancharme.
Salgo del vestuario junto al resto de compañeros de comunicación para que puedan terminar de ducharse con intimidad y aprovechamos para descansar tirados en el suelo del túnel de vestuario.

-Madre mía, me duelen las piernas y los brazos de la tensión acumulada. Estoy reventado.- dice Raúl y asiento haciéndole saber que estoy igual.

-Pues todavía queda noche. Y más a ti, que veo a Robin con muchas ganas de una noche de pasión.- bromea Jose y ruedo los ojos.

-¿Quién te dice que no las tenemos cada noche?- le devuelvo la broma.

-Sí sí, si conociéndoos me lo creo. Sois dos lapas.- responde y le saco el dedo.- Qué bonito es el amor.

Una hora más tarde por fin estamos entrando al hotel y camino al salón de celebraciones en el que están ya los familiares y amigos con la fiesta comenzada. Jose nos ha dicho que grabemos y hagamos contenido de la llegada de los jugadores con la Copa, de las palabras que ofrezcan en el escenario y algunos de los primeros bailes que nos regalen y que después disfrutemos de la fiesta sin cámaras y sin preocupaciones.

Pasan como dos horas hasta que por fin conseguimos librarnos del trabajo y vamos a guardar nuestros instrumentos de trabajo. Volvemos y nos pedimos por fin la primera copa.

-Vamos a brindar.- propone Jose.- Por el mejor equipo de redes sociales del planeta. El primer y último título que celebramos todos juntos, así que brindemos con la desertora. Te vamos a echar de menos, Ane.

Brindamos entre bromas y nos abrazamos todos. Nos unimos ya con el resto de gente y voy directa a buscar a mi padre. Siguen con la familia de Robin hablando animadamente y me hace muchísima ilusión que se hayan llevado tan bien. Robin nos ve a lo lejos y se une a nosotros.

-Hola, amor. ¿Tú bebiendo?- me pregunta mientras me abraza. Es cierto que no suelo beber mucho, y menos copas.

-Hay que celebrar. Y hablando de celebrar, ¿por qué no estás con tus compañeros?

-Porque les tengo muy vistos ya. Ahora vuelvo. Pero me apetecía mucho besar a mi novia.- dice y vuelve a besarme.- Pf, queda mucho para irnos a la habitación a que pueda hacerte todo lo que se me ocurre ahora mismo para celebrar.

-Merecerá la pena, amor.- le prometo y me mira con cara pícara.

-Contigo siempre merece la pena.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora