46

1.6K 118 15
                                    

Ane's POV

Levantarse temprano en vacaciones debería estar prohibido pero, contando con que tengo una madre ruidosa y un novio demasiado activo, las 8 de la mañana debe ser una hora normal para mi.

-Como en nuestras vacaciones de verdad te sigas yendo de la cama a las 8 de la mañana te abandono y me voy a dormir con Ainhoa y Alex.- digo entrando en el baño mientras mi novio se seca la cara.

-Buenos días a ti también. Siempre de buen humor por la mañana y demostrando su amor, así es mi novia.- responde irónico.

Me río y me abrazo a su cuerpo ronroneando como un gatito para que me de mimos. Me coge de la cintura para sentarme en el lavabo y sigue abrazándome y repartiendo besos por mi mejilla.

-¿Mejor ya?- pregunta sobre mis labios y asiento.- Pues no se me va a olvidar esa amenaza de irte con Ainhoa y Alex, que lo sepas.

-Es que creo que cuando estemos en Maldivas debería tener derecho a despertarme a la hora que quiera, sin prisas, poder tener sexo con mi novio en repetidas ocasiones y ya después levantarme de la cama.

-Amor, si lo que querías es sexo me lo hubieras dicho...- dice besando mi cuello y le separo riéndome.

-En Maldivas voy a querer mucho sexo. Te lo advierto.- digo señalándole con el dedo y me bajo del lavabo de un salto.

Intento irme del baño y Robin coge mi cintura para pegar mi espalda a su pecho.

-Tienes suerte de que te tenga ganas a todas horas entonces.- susurra en mi oreja mientras siento su erección rozar mi culo.- ¿Nos duchamos juntos?

———————————————————————————

Por culpa de la ducha, que se ha alargado bastante como imaginaréis, hemos salido súper tarde a nuestra sesión de turisteo de hoy. Hemos estado visitando los foros romanos y el Circo Massimo y ahora estamos tranquilamente admirando el Colisseo mientras le cuento anécdotas de mis años en Roma.

-¿Te gustaría volver a vivir aquí algún día?- pregunta y giro la cabeza para mirarle.

-¿Se ha puesto la Roma en contacto contigo?- niega riendo.- ¿La Lazio?- vuelve a negar.- Entonces claro que no.

-No siempre nuestra vida dependerá del fútbol.- dice tranquilo y asiento.

-Con el físico privilegiado que tienes y como te cuidas auguro una carrera larga. Así que tenemos mucho tiempo para pensar dónde viviremos cuando te retires, ¿no? Aunque si nos imagino de viejitos, nos imagino en Donosti, ¿sabes?

-Seríamos unos viejitos muy felices en Donosti.- corrobora.

Seguimos con nuestro día y acabamos viendo el atardecer en Piazza Spagna mientras me abraza por la espalda y reposa su barbilla en mi hombro. Cada poco tiempo va dejando besos en mi mejilla y me muero de amor. Podría ser uno de los atardeceres más especiales que he vivido jamás.

-Hoy vamos a ir a cenar a casa con tu madre, ¿vale?- asiento indicando que me da igual y, de hecho, me parece bien.- Tenemos que hacer las maletas para mañana.

-¿Ha salido la convocatoria? No la hemos visto...

-No, no. Sale pasado mañana, pero hay un sitio que quiero visitar contigo antes de volver al trabajo.

-Robin, dame una pista al menos. Por favor.- pido dándome la vuelta y mirándole con ojos de cachorrito.

-Es una sorpresa. No vas a conseguir nada con esos ojazos.- dice para después robarme un beso.

Hacerme la indignada no sirve de nada cuando me gana con dos besos y una caricia. Soy demasiado débil ante este hombre y no me arrepiento de ello.

Volvemos paseando a casa y parece que mi madre ya estaba más que informada de todos los planes de Robin porque tiene la cena preparada y dice haber comprado cosas para que hagamos bocatas para el viaje. Por lo visto, tenemos un tren temprano. Y sí, sigo odiando las sorpresas pero eso no quita que me haga mucha ilusión que Robin prepare cualquier cosa para sorprenderme y hacerme feliz.

-¿Ni una pista?- insisto de nuevo cuando cierro la maleta y me meto en la cama, donde ya me espera mi novio.

-Mira que eres pesada. Que no.- se ríe y me atrae hacia su cuerpo.- Vamos a dormir, anda. No preguntes más.

-Qué poco me quieres hoy...- intento hacerme la víctima y siento que se ríe por cómo vibra su pecho pegado a mi espalda.

-Buenas noches, mi vida. Te amo.- dice abrazándome aún más fuerte y dejando un beso en la espalda.

-Eres terrible. No te mereces que te quiera.- me quejo y llevo su mano entrelazada con la mía a mi boca para dejar un beso en ella.

———————————————————————————

Despertar temprano habría sido más duro si no tuviese tantas ganas de saber a dónde vamos. Aunque evidentemente me quejo de las horas, a pesar de que mi novio ya me ha explicado que es para aprovechar el día por si mañana le convocan a la selección y debemos volver.

-Vale, pues es la vía 22.- dice Robin mirando los carteles de la estación y me fijo en el destino.

-¿Nos vamos a Milán?- pregunto emocionada y por su sonrisa sé que sí.- Me encanta, amor.- digo saltando a abrazarle y me aprieta contra su cuerpo.

-Te prometí que volveríamos juntos. Y pienso cumplir cada una de las promesas que te haga, incluida la de que algún día serás mi mujer.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora