52

1K 98 16
                                    

Ane's POV

Me despierto con la luz del sol que entra por mi ventana ya que anoche se me olvidó bajarla. Aún con los ojos entrecerrados palpo en la mesita de noche con mi mano para encontrar mi móvil. Al desbloquearlo me encuentro con varias llamadas perdidas de mi novio y no se cuantos mensajes suyos. Me asusto y en vez de leer todo, decido llamarle directamente viendo que aún no es la hora de que vayan al entrenamiento.

-Ane, por fin.- dice al descolgar.

-¿Qué ha pasado, amor?

-Eso digo yo. Me sueltas un mensaje diciéndome que mi hijo está dando pataditas y te vas sin decirme nada más.- noto algo de molestia en su voz y me entristece un poco.

-Gordi... Perdón si te di a entender eso. Y no me fui, me quedé dormida. En serio, es que tu hermano no para de hacerme bromas con eso y lo tengo más que normalizado. No pensé que tú te lo ibas a tomar en serio.

-Pues un poco sí... Aunque doy por hecho que no hay niño, ¿verdad?- pregunta un poco decepcionado.

-No, amor, no hay niño. Pero lo habrá en su momento. ¿Estás triste?

-La media hora que me duró la duda estuve ilusionado, no te voy a mentir. Luego ya me lo quité de la cabeza.- responde y sonrió aunque no pueda verme.

-Cuando decidamos ser papás prometo que te lo contaré de una forma mucho más bonita y no por mensaje en mitad de una concentración.- digo y ríe.- ¿Me perdonas por el sustito?

-Tienes suerte de que te quiera más que a mi vida...- responde suspirando y sonrió ampliamente.

-Yo a ti más. Nos vemos en unas horitas, bebé.

-Sí, voy a ir tirando al entrenamiento y luego nos vemos. Te quiero.- se despide.

-Te amo, amor.

Tras colgar me da por leer un poco por encima sus mensajes de anoche. Pues sí que le hacía ilusión el tema del bebé. Yo sé que es muy pronto y hay muchas cosas que me gustaría hacer antes como disfrutar más de nosotros, viajar e incluso casarnos; pero me muero de ternura al ver la ilusión que le haría ser padre conmigo. Es cierto que tiene 27 años y que ya va tarde para ser futbolista, porque parece que están programados para ser padres jóvenes, pero creo que conseguiré que esperemos un poco más.

A eso de las 12:30 de la mañana ya estamos en el hall del hotel de concentración en Múnich esperando que bajen los jugadores. Robin, por supuesto, es uno de los primeros en bajar y viene directo a abrazarme. Somos unos exagerados y parece que no nos vimos hace 5 días, pero es que os recuerdo que estamos acostumbrados a vernos 24/7.
Estamos un rato todos sentados en una de las mesas del comedor charlando y, obviamente, sale el tema del hijo español que no tenemos. Entre broma y broma me queda claro que todos estarían más que a favor de ese embarazo. Menos mi padre, que le hace menos gracia que a mi todo esto y el pobre está aguantando estoicamente que quieran embarazar a su hija.

-No aguanto más, tú y yo nos vamos.- susurra Robin en mi oído y procede a levantarse cogiendo mi mano para que le acompañe.- Chicos, volvemos en un ratito. Intimidad de pareja y eso, ya sabéis.

-¡Que no vuelva embarazada!- grita Theo y le saco el dedo riéndome.

Entramos en el ascensor y menos mal que estamos solos porque mi novio prácticamente me empuja contra la pared y se lanza a besarme poniendo una mano en mi cuello. Me derrito con sus labios y suelto un gemido que hace que en su cara aparezca una sonrisa de superioridad.

-Veo que no soy el único que se muere de ganas.- dice y acto seguido tira de mí para que salgamos del ascensor.

Entramos en su habitación y no me da tiempo de verla porque todo lo que veo es a Robin tumbándome en la cama y colocándose encima de mi para besarme. Sus besos cada vez son más necesitados y pasan de mi boca a mi cuello para quedarse ahí haciendo y deshaciendo a su antojo. Noto su erección por encima de sus pantalones de chándal rozar con mis partes bajas y arqueo involuntariamente las caderas con expectación. Eso solo hace que Robin de el paso de comenzar a desnudarme y tocarme con sus manos como solo él sabe.

-Robin.- gimo y me mira de nuevo con esa cara de superioridad de saber que está haciendo conmigo lo que quiere.- Ahora la que tiene que aparecer recién follada ante nuestras familias soy yo, ¿sabes?

-Pues hagamos que al menos sea un buen polvo.- responde y le doy por imposible.

Sigue quitando mi ropa y procede a hacer lo mismo con la suya. Se queda de pie observándome mientras yo estoy tumbada en la cama y le brillan los ojos.

-Podría ver esta imagen cada día de mi vida y todos los días me enamoraría un poco más de ti.- dice mirándome y sonrío haciendo un gesto que indica que se acerque.

-Te amo, Robin. Eres lo mejor de mi vida.

Al decirle esas palabras veo que sus ojos brillan aún más y atraigo su cara con mis manos para besarle de la forma más tierna y profunda que se. Noto que se introduce en mi con delicadeza y nuestras miradas se conectan antes de que empiece a moverse dentro de mi, demostrándonos sin palabras todo el amor que nos tenemos. Y así es como lo que empezó siendo un polvo rápido y salvaje acaba siendo hacer el amor de la forma más tranquila y relajada hasta la fecha.

Media hora después salgo del baño tras limpiarme y adecentarme para tratar de ocultar lo inevitable ante nuestras familias. Robin está en un sillón de la habitación terminando de atarse los cordones de las zapatillas y aprovecho para sentarme en sus piernas.

-Echaba de menos tu olor.- confieso escondiendo mi cara en su cuello.

-Cuando acabe esta eurocopa no pienso separarme de ti ni un segundo. Quedas advertida.- responde y suelto una risita.

Terminamos de vestirnos y me tira una camiseta a la cara. La cojo y es la camiseta retro que usan como ropa de paseo.

-Para ti. Así hueles a mi.- explica y me lanzo a sus brazos.- Voy un momento al baño y bajamos, ¿vale?

Veo unos papeles y boli típicos de hotel y aprovecho que está en el baño para dejarle una notita:

"Amor, toda la suerte del mundo hoy. Te quiero con mi vida"

La dejo al lado de su maleta y me quedo esperando a que salga para irnos.

Evidentemente las bromas de nuestra propia familia al bajar son más que esperadas pero la felicidad que tengo encima no se me quita ni con diez sesiones de bullying de mi cuñado.
Nos despedimos de Robin hasta que nos veamos en el estadio esta noche y nos marchamos a comer. Lo próximo que se viene ya son nervios y más nervios, aunque os confesaré que yo planeo seguir en mi burbuja de amor unas horas más.

Cuando te vi - Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora