𝗦𝗼𝗺𝗼𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲𝘃𝗶𝘃𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀

58. Destrozados

Cuando regresamos a Alexandria, Rick tuvo que decirles a todos lo que sucedió y como serán las cosas de ahora en adelante para la comunidad.

Yo solo quería ir a casa y explicarle todo a la abuela.

Entre de prisa a la casa, lo que a la abuela le asusto ya que estaba desayunando.

Stella: ¡Oh por Dios, Ellie! —se apresura a acercarse, me toma de los hombros —. ¿Por qué tienes sangre? ¿Qué pasó?

Ellie: Salimos por papá y nos atraparon —empiezo a balbucear —. Ellos nos hicieron arrodillarnos, Negan... Ethan y Lilian... Abraham fue el primero y luego...

Stella: Cariño, no te estoy entendiendo —mis ojos vuelven a arderme y tengo que parpadear para aclarar mi vista —. ¿Qué fue lo que paso?

Intento no sollozar, la miro con mucho dolor.

Ellie: Negan mato a Abraham —sollozo —. Y luego a Glenn... Glenn esta muerto, abuela.

Ella me abraza, sigo llorando en su hombro, siento que acaricia mi cabello.

Ellie: Se llevaron a papá, se lo llevaron —digo entre sollozos —. No pude hacer nada para evitarlo, no pude impedir que me quitaran a mi papá.

Siento como me abraza con más fuerza, sigo llorando.

Es duro no tener a papá y tener presente esa noche todos los días, ver la casa vacía de los Rhee.

Y las pesadillas han vuelto, solo que ahora no está papá para calmarme.

El ambiente en la comunidad es horrible, todos tienen miedo esperando la semana en la que vendrá Negan con su gente.

Y para empeorar las cosas Carol y Morgan no volvieron nunca. Morgan había salido para buscarla porque se fue.

Se fue sin despedirse de... mí.

Salgo de la habitación, ahora es más difícil levantarse, bajo las escaleras para desayunar con la abuela.

Me acerco a la isla de la cocina.

Stella: Buenos días, cariño, ¿lograste dormir algo?

Ellie: Solo un poco —digo desanimada.

Stella: Prepare café —me pasa una taza con café —. Quizás eso te ayude un poco.

Me ayudaría tener a papá y a mis amigos aquí, que todo fuera como antes.

Tomo un poco de café mientras observó a la abuela yendo de un lado a otro muy ansiosa e incluso se topa con algunas cosas.

Me levanto y acerco a ella, tomo sus manos para calmarla y detenerla, la abrazo.

Stella: Ese hombre tomará todo como si fuera suyo, nos dejara sin nada —le tiembla la voz —. Es como retroceder docientos años.

Quisiera decirle que todo saldrá bien, que nos recuperaremos de esto. Pero las palabras no salen, no tengo voz, lo único que hago y lo único que puedo hacer es abrazarla.

Oculto mi rostro en su cuello, busco protección en alguien que necesita protección y me necesita fuerte. Sé que la abuela intenta ser fuerte, pero no puedo obligarla a hacerlo ni mucho menos pedírselo cuando esta muerta de miedo.