La ciudad pareció llenarse de gente de un día para otro. Quizá fuera tan solo una impresión mía, pero el viernes no pude dejar de pensar que había más personas en la calle, incluso en el gimnasio, lo cual fue estúpido. Le pregunté a Yeonjun de vuelta al vestuario si él había notado lo mismo que yo, pero se limitó a encogerse de hombros con una ligera sonrisa y responder:—Es la Fashion Week, Beom. Viene mucha gente de todas partes.
Asentí y dejé el tema atrás. El señor Choi se había levantado de muy buen humor y con muchas energías, me había despertado antes incluso de que sonara el despertador, con besos y frotando su enorme erección contra mí. Después de un polvo bastante animado, nos habíamos duchado juntos y vestido como solíamos hacer, incluyendo una bolsa de mano a mayores que las del gimnasio para la ropa nueva que habíamos comprado el día anterior. Todavía había reuniones y cosas que hacer por la mañana antes de asistir «al evento del año», así que nos cambiaríamos en el despacho antes de salir a comer.Creí que eso era algo obvio, hasta que llegamos a la oficina y vimos a una Lia con un enorme abrigo puesto y un vestido de flores debajo. Sonreía, hasta que nos vio aparecer por el ascensor trajeados y con corbata de trabajo. Cerré los ojos un momento y negué, a veces sobrestimaba mucho las capacidades de la joven.
—Vaya, veo que estás emocionada por lo de hoy, Lia —la saludó el Soltero de Oro, aunque no supe decir si era una especie de pulla encubierta o un halago—. Ya has venido directa de casa con la ropa en vez del uniforme de trabajo —era una pulla, en efecto, pero el señor Choi lo escondió perfectamente bajo una encantadora y fascinante risa.
Lia se sonrojó y trató de sonreír, pero no vernos vestidos de forma diferente la puso muy nerviosa.
—Nosotros la traemos aquí —intervine, alzando la bolsa de deporte negra que llevaba en la mano—. Nos la pondremos después de comer.
—¡Oh, creía que había que traerla puesta! —exclamó al darse cuenta, como si fuera una disculpa.
—Está bien, no pasa nada —le mintió el señor Choi—. Vas muy fashion.
Cogí la bolsa del desayuno y los cafés, haciendo un poco de malabares con la bolsa para poder cargarlo todo a la vez.
—Si quiere le ayudo, señor Lee—se ofreció una de las recepcionistas, la misma rubia de siempre.
—No, no te preocupes... —dejé un breve silencio, esforzándome por encontrar su nombre en algún lugar recóndito de mis recuerdos. Siempre era muy amable y atenta y me empezaba a dar un poco de apuro no saber quién era.
—Ann —respondió ella con una suave sonrisa.
Sonreí como si le pidiera perdón y asentí lentamente.
—Muchas gracias—repetí.
Ella sonrió un poco más y se quedó así hasta que me alejé con la bolsa
de deporte, la del desayuno y el portavasos de cartón con los dos cafés grandes y, por supuesto, dos donuts glaseados especiales. El señor Choi se dio cuenta de ellos, porque había estado mirando por el rabillo del ojo mi pequeña conversación.—Es hora de trabajar —se despidió de Lia al momento, dando un ligero golpe en la mesa con una amplia sonrisa—. Te veo antes de comer.
Nos dirigimos al pasillo y Yeonjun puso una mano en la parte baja de mi espalda antes de inclinarse a susurrar:—¿Qué ocurre, Beom?, ¿hoy me quieres hacer muy feliz?
—Yo siempre le quiero hacer muy feliz, señor Choi —respondí en el mismo tono bajo y discreto.
Nos metimos en el despacho y el señor Choi tuvo el detalle de cerrar la puerta por mí mientras yo descargaba la bolsa de deporte en el suelo y la del desayuno en la mesa junto a los cafés. Cuando estaba repartiendo los envases en dos montones sentí unas manos alrededor de la cintura, que se deslizaron hasta rodearme el cuerpo antes de que un beso suave me humedeciera un poco el cuello. Me detuve y solté un leve murmullo de placer. El señor Choi me apretó para que pudiera notar lo dura que tenía la polla en aquel momento y volvió a besarme el cuello, esta vez añadiendo un poco de lengua. Habíamos tenido sexo hacía apenas dos horas, pero Yeonjun tenía una increíble habilidad para excitarme siempre que lo deseara.
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El jefe (Yeongyu)
FanfictionEl señor Choi devora todo a su paso, y tal vez su nuevo asistente sea su siguiente presa. Adaptación