Me quedé unos segundos en silencio y dije:
—Tiene potencial...
—Sí, mucho —afirmó Yeonjun —. Habrá sitio de sobra para todo lo que tengo en mente, y cabrán todos los trabajadores en el mismo espacio, sin necesidad de alquilar varias plantas como en INternational NY.
—Aha... —murmuré, apreciando las vistas de aquella antigua fábrica—. Tendrás que invertir un poco de dinero para decorarla.
—No tanto, Beom —negó él mientras acercaba la mano a la cristalera para señalarme algunas partes concretas—. Cubriremos las columnas, usaremos placas decorativas para cubrir las paredes que están sin pintar y pondremos un suelo laminado barato. Donde más gastaremos será en las mesas y en las mamparas de cristal para las oficinas. ¿Te gusta la idea de ponerlas en la segunda planta? Me gusta poder pasearme por la oficina antes de ir a las reuniones, así la gente tiene miedo de que la pille holgazaneando y no paran de trabajar.
—¿Sabes, Yeonjun? Había un oficial de las SS nazis que decían que se sentaba con su rifle en el balcón y asesinaba a los judíos que veía que no trabajaban. Tú podrías hacer lo mismo desde aquí —le sugerí.
Yeonjun me dedicó una mirada fija y una expresión seria, hasta que, unos segundos después, sonrió un poco gracias a la broma.
—Cubriremos la mitad de los cristales con un vinilo traslúcido para que no vean el interior del despacho —me siguió explicando—, no quiero que nadie sepa lo que hacemos. Instalaré mi escritorio aquí —se dio la vuelta y señaló un lugar cercano—, frente a la puerta y con vistas al paisaje, podré tu sillón a un lado, aquí, frente a la mesa y quizá un par de lámparas con diferentes tipos de luz para que podamos disfrutar de ambientes. ¿Qué te parece?
—Suena bastante bien —asentí.
—Decidido, entonces —dio una palmada y fue a por la bolsa de papel que había dejado en el suelo—. Esta será nuestra primera comida juntos en la nueva oficina.
—Oh... —comprendí, mirando como Yeonjun se acercaba para sentarse de piernas cruzadas en el suelo frente al ventanal y me hacía una señal para que hiciera lo mismo—. ¿En el suelo? —pregunté, no sin cierta sorpresa.
—Sí, es una especie de tradición —respondió, haciendo un ademán para quitarle importancia—. Siempre he comido en el suelo sentado la primera vez que adquiría una oficina, planeando cómo la organizaría y lo que querría hacer allí. Quería compartir ese momento contigo, Beom.
Apreté los labios y contuve una sonrisa, porque aquello me había parecido muy tierno y me había tocado la fibra sensible.
Así que me incliné para darle un beso a Yeonjun y me encargué de repartir los envases de la comida, como había hecho siempre. El señor Choi había comprado dos ensaladas y, para mi sorpresa, dos cafés grades con un donut glaseado de postre.
—Oye, Yeonjun, deberías plantearte invertir algo en decoración —le sugerí mientras masticaba los primeros canónigos y tomates cherry—. Sé que piensas que es una tontería, y yo también lo pensaba, pero lo cierto es que en FC&A todos están encantados y hay bastante buen ambiente laboral porque el lugar no es una oficina corriente y depresiva. —No tuve ni que mirarle para saber la cara que estaría poniendo, pero lo hice de todas formas y mantuve el breve silencio antes de tragar y decir—: Tienes las sedes de Google, Twitter y Yahoo a dos calles de distancia cada una, todas tienen oficinas muy modernas y bastante decoradas. Dan una imagen juvenil y moderna, avanzada, como su tecnología. INternational podría beneficiarse de algo así, da mucha publicidad y la gente siempre mira las fotos diciendo «ojalá yo trabajara ahí...»; aunque después les paguen una mierda, trabajen como esclavos y sigan sin tener seguro médico. ¿Entiendes lo que quiero decir?
ESTÁS LEYENDO
El jefe (Yeongyu)
FanfictionEl señor Choi devora todo a su paso, y tal vez su nuevo asistente sea su siguiente presa. Adaptación