Bonus: El ayudante y el jefe

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Damas y caballeros, lo que tanto andaban esperando.


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Llevo todo el día sin dormir.

Estoy nervioso e impaciente y me ha costado comer, pero he comido porque es una de las condiciones que ha puesto mi Beomgyu para seguir a mi lado.

He ido al aeropuerto de madrugada, una hora antes de que saliera el vuelo. Le había dicho que llegaría el viernes a Dublín, pero no le había dicho cuándo, para poder ir lo antes posible. No podía enfadarse porque no estaba incumpliendo el trato. Habíamos acordado que iría a verle aquel fin de semana, que dormiría con él en nuestra casa porque volvíamos a ser novios de verdad; así que yo llevaba algunas cosas en mi maleta para dejar en Irlanda, porque eso hacían los novios de verdad. Dejaban cosas en las casas de su pareja y lo compartían todo.

Yo dejaría algunas cosas también, cosas para que todos los que entraran en nuestro apartamento de Dublín supieran que estábamos juntos y que Beom era mío y solo mío. Miro mi Rolex Cosmograph Daytona de esfera en oro y fondo rojo escarlata. Lo he puesto con la hora de Irlanda y es media mañana. Ya llevó tres horas en el avión y todavía faltan otras cuatro.

Estoy nervioso e impaciente y quiero llegar ya y ver a Beom. No sé qué está haciendo y eso me vuelve loco. Ya nunca sé lo que está haciendo, ya nunca le veo y no le tengo cerca. Solo puedo enviarle mensajes y esperar a que me responda. Lo odio, pero es lo único que tengo ahora. Cada minuto es peor que el anterior.

Echo de menos tener a mi Beomgyu al lado, despertarme y sentir su piel caliente, levantar la mirada y poder verle escribiendo en el móvil, comiendo, tomando su café, sentado en su sillón de nuestro despacho o distraído en un lado de la sala de reuniones. Me pone muy nervioso que esté lejos, allí donde no puedo controlarle, allí donde cualquiera podría acercarse a él.

Quizá esté conociendo a alguien ahora, en ese mismo momento, un hombre que le saluda en la cafetería donde se para a tomar el café con leche que tanto le gusta. Quizá piense que es más guapo que yo, más listo o que está menos jodido de la puta cabeza.

Entonces me olvidará para siempre y volveré a estar solo. Solo como antes. Solo como siempre.

Cojo una buena bocanada de aire y la suelto lentamente porque he empezado a hiperventilar. Un ejercicio de respiración que me ha enseñado la puta de Nora Jones.

La odio, a ella y a su mierda de consulta y a sus putas preguntas y lo mucho que me tengo que humillar; pero a Beom le gusta que vaya y dice que me ayuda. Y yo trato de cambiar, lo juro, lo intento, pero pasan los minutos y Beom podría estar conociendo a un hombre en el tren, alguien que se caiga sin querer sobre él, el muy hijo de puta tocando a mi Beom... Aprieto los dientes.

Pero entonces quizá Beom piense que es muy guapo, que no tiene una colección de fustas y un cajón lleno de cuerdas de nylon y me deja y me quedaré solo y sin él. Respiro profundamente y suelto una exhalación.

No, Beom me dijo que éramos novios de verdad, lo dijo, yo lo dije primero y él lo repitió, así que es cierto. Y yo sé que mi hombre es muy fiel y que jamás me engañaría. Él no es como yo, él no es débil. Él es perfecto. Así que sé que no me va a engañar con nadie, pero quizá... pase. Pero si me engañara con alguien yo... perdería la cabeza. No.

Respiro, otra bocanada más fuerte. Sé que mi Beomgyu me va a esperar, lo sé, y que ha hecho maravillosos planes para este fin de semana.

De esos planes que solo hace conmigo, esos tan perfecto y especiales, paseos de la mano, regalos y detalles que solo tiene conmigo... Lo echo de menos, joder, lo echo todo de menos y lo quiero de vuelta ya. Lo quiero ya, pero tengo que esperar.

El jefe (Yeongyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora