Domando a las fieras

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Cogí una bocanada de aire.

—Lo primero que quería era disculparme, por parte mía y, por supuesto, de Yeonjun . No era nuestra intención hacerte daño con todo esto, pero las cosas se complicaron un poco y no supimos cómo solucionarlo a tiempo.

—Pues ya es tarde... —sollozó Lia, aunque trataba de mantener un tono duro y cortante—. Habéis sido muy malos conmigo y me habéis usado como a una tonta.

—Lo siento, Lia, de verdad. No era nuestra intención. Te mereces una disculpa y entendemos que estés enfadada con nosotros, más al oír todas las cosas que dice tu prima Hyerin sobre cómo te sentías a nuestro lado. No sabíamos que lo estabas pasando tan mal. Creíamos que te divertías y que te encantaba venir a las cenas, a los eventos y los paseos por el parque...

—¡No! ¡Lo pasaba muy mal! —exclamó mientras empezaba a llorar—.¡Me sentía como una tonta y vosotros me dejabais de lado!

—Eso no es verdad —negué con un tono apropiadamente comprensivo, pero firme—. Siempre nos esforzábamos mucho para incluirte en la conversación y pasar buenos ratos juntos. Nos ha dolido mucho saber que en el fondo estabas sufriendo de esa forma. Porque creíamos que, simplemente, eras demasiado tímida y vergonzosa. Muchas veces solo te quedabas callada y apartada mirando al suelo...

—¡Yeonjun me ignoraba todo el rato!

—Yeonjun lo estaba pasando mal con... todo esto, Lia. Lo sigue pasando muy mal. No quería hacerte daño y trataba de mantener la relación lo más neutra y suave posible. Por eso no se acercaba mucho ni se mostraba demasiado cariñoso contigo. Le parecías una mujer muy agradable y sencilla y le dolía estar haciéndote algo así.

—¡No! —exclamó, pero se echó a llorar y tuvo que coger unas rápidas bocanadas de aire antes de continuar—: ¡Me engañasteis! ¡Jugasteis conmigo y os reíais de mí!

—Jamás nos reímos de ti, Lia —le dije con tono firme—. Dime una sola ocasión en la que te hayamos insultado u ofendido. Porque no soy capaz de recordar ninguna.

—Os... os reíais solos y murmurabais a mi lado...

—Nos reíamos porque Yeonjun y yo bromeamos todo el rato. Es lo que hacemos. Así es como... somos nosotros. Cuando te trataba de explicar por qué nos reíamos, tú solo asentías y volvías a quedarte en silencio.

—Me quedaba en silencio porque me sentía como una tonta... ¡y tú me dijiste que Yeonjun era tímido y que por eso no hablaba mucho!

—Y es tímido —afirmé—. Y tú eres tímida. La situación solo empeoraba las cosas para él. Volvía a casa devastado, sintiéndose muy culpable y cruel por lo que te estábamos haciendo.

—Entonces, ¿por qué me hizo esto? —quiso saber.

—Eso... —cogí aire—. Fue idea mía, Lia. Las cosas... son complicadas con la familia de Yeonjun . Fue una idea horrible y lo siento, pero tienes que entender que yo le quiero muchísimo y que haría cualquier cosa por él. Como, por ejemplo, buscarle una novia falsa. Si quieres enfadarte con alguien, enfádate conmigo y pídele a tu prima que no diga más cosas de Yeonjun que no son ciertas. Nosotros jamás quisimos hacerte daño. No te dejábamos tirada ni te tratábamos mal. Te llevábamos a todas partes, te invitábamos a cenas e incluso te llevamos a Francia por tu cumpleaños. ¿No te lo pasaste bien en Francia?

—Sí, pero... no... —empezó a llorar de nuevo y tardó todo un minuto en recomponerse. Esperé con paciencia, golpeando un dedo contra la isla hasta que decidí ir hacia el salón y acercarme a la pared acristalada—. Se suponía que yo era su novia...

—Lo siento, Lia —repetí con un tono comprensivo y suave—. Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para hacerte el menor daño posible y que te sintieras cómoda y feliz. Fue cruel de mi parte planear todo esto, pero, como te dije, lo más importante para mí es Yeonjun. Siempre lo será.

El jefe (Yeongyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora