Le loup noir et le tigre blanc

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Esta capítulo esta bien puerco para que mentirles.



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—«Por favor, Beomgyu. Esto es Francia, no hablemos en un idioma tan vulgar como el inglés» —dijo el señor Kim, quizá consciente de que yo había usado intencionadamente el inglés para que el señor Choi pudiera entenderme—. «¿Qué te parece Lyon?, ¿no es acaso una ciudad maravillosa?»

—«Si le soy sincero, señor Kim, no podría decirle. Acabamos de llegar hace apenas una hora y no hemos salido todavía del taxi».

—«Oh, me he adelantado un poco, entonces».

—«Un poco» —afirmé, dejando un breve silencio antes de preguntar—: «¿Cómo sabía que estábamos aquí?»

—«Por favor, Beomgyu...» —murmuró con un cierto tono exasperado—. «Yeonjun ha estado retrasmitiendo vuestro viaje a Francia por sus redes sociales como si se tratara del evento del año».

—Por supuesto... —murmuré, comprendiéndolo de pronto.

—«Ayer mismo colgó una foto de su cena romántica anunciando que hoy estaríais en Lyon» —continuó el señor Kim—. «No he podido resistirme a bajar a veros sabiendo que estabais tan cerca de Suiza».

Me llevé una mano al rostro y me froté los ojos con cansancio. La próxima vez que viera a Thomas, le daría una puta patada en la boca por gilipollas.

—«Qué considerado de su parte, señor Kim» —respondí, esforzándome por no sonar de forma sarcástica.

—«Oh, en absoluto, Beomgyu» —me corrigió—. «Me encanta Francia. Es un pequeño placer tener una excusa para visitarla de vez en cuando» — reconoció antes de reírse en voz baja—. «Además, esta debe ser la primera vez que Yeonjun viene a Europa para algo que no sea una orgía, o para fornicar con todo lo que se mueve como un babuino salido. ¿Me equivoco?»

—«Como sabe, señor Kim, yo apenas llevo menos un año trabajando para el señor Choi. No conozco su registro de viajes a Europa ni las actividades que ha realizado aquí».

—«Yo sí lo conozco» —respondió él—. «Y reconozco que estoy algo sorprendido. ¿Acaso esa encantadora joven que le acompaña ha conseguido inculcarle algo de civilización al deshecho humano que es Yeonjun?».

Miré la ventanilla del taxi, repleta de regueros de agua de lluvia. Apenas se podía distinguir nada de la calle que atravesábamos, solo las luces de los semáforos y las farolas. Forcé una leve risa educada y respondí:—«Quizá eso sea algo que desee preguntarle al señor Choi en persona, por desgracia, ahora no puede ponerse al teléfono. ¿Querría dejarle algún mensaje, Kim?»

—«Sí, dile que estoy en Lyon y que nos veremos muy pronto» —dijo el señor Kim, cambiando por completo su tono para sonar exigente y algo más frío, dejando claro que aquello era una orden.

—«Eso haré. Gracias por llamar».

—«De nada, Beomgyu. Siempre es un placer hablar contigo».

Forcé otra risa y colgué, perdiendo al instante el buen humor que había fingido por teléfono. Miré al señor Choi, que no había parado de mirarme en todo aquel tiempo que había estado hablando con el señor Kim. No parecía contento, pero no podía culparle. Yo tampoco lo estaba.

Encontrarnos con «el némesis» por excelencia del señor Choi no estaba dentro de los planes de las vacaciones.

—¿Qué quería Soobin? —me preguntó Yeonjun con tono serio, pero nada demasiado llamativo porque Lia estaba a su lado del asiento.

El jefe (Yeongyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora