Al terminarnos el café, más de la mitad del bizcocho y todos los mousses de chocolate y cerveza negra, llegó el momento de un par de partidas de cartas, la charla ligera, otro café y, finalmente, las despedidas. Minjeong y Jaemin se marcharon primero, diciendo que aún tenían que pasar por casa de Jaemin en Dublín a visitar a sus padres. Mi hermana me dio un beso y me susurró al oído:—Piénsatelo bien y no te precipites, Beom —y se separó para pellizcarme la mejilla y ponerse su chubasquero lila.
Nos despedimos de ellos, pero no nos fuimos enseguida, sino que subimos al «despacho» de mi madre y antigua habitación de mi hermana para seleccionar un par de libros que llevarnos. Había pensado en llenar esos vacíos de media hora hasta el trabajo con algo de lectura ligera, porque últimamente le daba demasiadas vueltas a las cosas y no me estaba sentando nada bien.
—¿Por qué no te llevas este? —me sugirió Kai, sacando un libro de la estantería con una sonrisa malvada en el rostro—. Creo que te gustará.
—No voy a leerme Cincuenta sombras de Grey, Kai —le aseguré, dejándolo de nuevo en su sitio—. Es un libro estúpido.
Seleccioné solo tres de las novelas negras de mi madre, calculando que, con una hora al día de ida y vuelta, aguantaría un buen mes con ellos. Además fui a por algunos que estaban más usados y ajados, esos que no me importaría doblar y maltratar un poco en la bolsa del trabajo o donde quisiera meterlos. Por el momento los llevé bajo el brazo y nos despedimos de mis padres, dándoles las gracias por la comida y prometiendo que volveríamos la semana que viene o en algún momento. Una vez en el coche de Kai, dejé los libros sobre el salpicadero y me puse el cinturón de seguridad.
—¿Qué te parece si vamos al Temper's y nos echamos un billar? —me preguntó él.
—Oh, suena genial —asentí—. Podemos pasar después por el Hidden Dojo y pedir un ramen.
—Ogh... cómo me conoces —sonrió Kai, arrancando el coche para salir en sentido contrario y ahorrarnos cinco minutos de camino.
A mitad de camino sentí una vibración en el pantalón y saqué el móvil, echando un rápido vistazo a un mensaje que decía:
«Ya he llegado a a casa. Te echo mucho de menos. No paro de oler mi ropa».
Volví a fruncir el ceño con una expresión de asco, pero a la vez sonreía, porque ese era Yeonjun.
«Me alegro que hayas llegado bien. Yo también te echo de menos. Manda un saludo a Lakov de mi parte y tómate con calma el día, el jet lag es terrible», respondí antes de volver a guardar el móvil y seguir escuchando a Kai discutir sobre la serie que estábamos viendo juntos, porque uno de los protagonistas le caía muy mal.
Cuando llegamos al pub Temper's recibí otro mensaje que decía:
«Gracias, Beom. Me lo tomaré con calma, solo tengo una reunión con la doctora Jones. ¿Te ha gustado el tiempo que hemos pasado juntos? A mí me ha hecho muy feliz volver a estar contigo, que me llevaras de visita por Dublín, a desayunar y que me regalaras la gorra (la he llevado puesta todo el camino). La cena de ayer fue una de las mejores noches de mi vida, estabas muy guapo y volver a dormir juntos y a poder besarte, follarte y a comerte el culo después de creer que te había perdido para siempre, ha sido increíble. No sabes lo afortunado que me siento y lo maravilloso que ha sido poder volver a despertarme a tu lado».
Alcé ambas cejas y releí le mensaje un par de veces. Había una extraña mezcla entre cariño, agradecimiento y sordidez que me resultó algo confusa.
«Tómate en serio la terapia y dile a la doctora Jones lo que te pida. A mí también me ha gustado mucho el tiempo que hemos pasado juntos y me ha hecho mucha ilusión poder enseñarte Dublín. La cena fue muy divertida, el puro me gustó mucho y el sexo... ya me imagino que te habrás dado cuenta de lo mucho que me ha gustado. Estoy seguro de que se me oía por todo el hotel. Recuerda que estoy aquí para lo que necesites, pero que todavía hay cosas que solucionar, Yeonjun», escribí aquello último como recordatorio, para él y para mí.
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El jefe (Yeongyu)
FanfictionEl señor Choi devora todo a su paso, y tal vez su nuevo asistente sea su siguiente presa. Adaptación