Inviable - jags

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༄ Junio 28, 2008

Marbella giró y abrazó la almohada pero abrió los ojos al no sentir Alfredo a su lado.

Se sentó y miró alrededor de la habitación pero él no estaba por ninguna parte.

23:54 marcaba en el reloj.

Marbella suspiró al ver que casi eran las 12. Tristeza se apoderó sobre ella al saber que este sería el primer cumpleaños que no celebraría con su familia.

Se levantó de la cama y caminó hacia el baño. Prendió la regadera y empezó a cepillarse los dientes mientras el agua se calentaba.

Pasó el día entero con Alfredo durmiendo y aun tenía sueño. Era el embarazo, ella no el tipo de dormir todo el día y mucho menos Alfredo.

Al terminar de lavarse los dientes, se quitó su suéter cuando escucho unas trompetas.

Frunció el ceño y salió del baño. Se asomo a la ventana y miro Alfredo ahí parado con un ramo de rosas y con una enorme sonrisa. Detrás de el estaban parados unos mariachis, serenando.

Marbella sonrió levemente cuando escucho un tocado en la puerta. A los segundos después, la puerta se abrió y entró doña Alejandrina y Ale con una sonrisa.

—Feliz cumpleaños, mija.— doña Alejandrina se acercó con los brazos abiertos.

—Feliz cumple cuñada!

—Gracias.— Marbella sonrió.

—Vente, vamos a bajo.— Ale agarró su mano y la llevo.

Al bajar y salir afuera, la canción hermoso cariño la recibió junto con los brazos de Alfredo.

—Feliz cumpleaños, chula.— Alfredo dejó un pequeño beso en sus labios. —Te amo.

—Yo también te amo.— sonrió.

Marbella acepto las flores con una mano y con la otra lo abrazó mientras giraba su cabeza hacia los mariachis.

Oficialmente cumplió los 19 años y por primera vez en su vida, Chalito no sería el primero en felicitarla al igual que ella con el.

—No puedo evitarlo y quiero gritarlo.— Alfredo canto. — Hermoso cariño, que dios ha mandado nomás para mí.— la rodeó con sus brazos en un modo sobreprotector.

Después de un rato de la serenata, los mariachis se fueron y el resto de las mujeres al igual que Alfredo regresaron a la casa.

Doña Alejandrina se había ido a su habitación pero Ale se quedó platicando con ellos hasta que Alfredo la obligó dejarlos solos.

—Me encanto la serenata, gracias.

Alfredo negó con una sonrisa. —Te tengo otra sorpresa mañana.. bueno hoy.

—Se puede saber que es?

—Es algo que te prometí hace tiempo.

Marbella frunció el ceño pero después una pequeña sonrisa se apareció en su rostro.

—M-Mi mamá?

Alfredo asintió. Quería traerle su mamá y a sus hermanas desde hace cuando pero no había podido.

No es que se le olvidaba sino que cada vez que Alfredo enviaba un empleado de parte de él, ella les cerraba la puerta en la cara sin dejarlos hablar.

Pero después de tantas vueltas, doña Larissa había aceptado gracias a tía Bernarda.

—Enserio? Si viene?

—Si, mañana mismo viene ella y tus hermanas.

—Ay gracias, gracias!— saltó sobre él como una niña pequeña y lo abrazó. —Pero no les pasará nada, verdad? Tu no las pondrías en peligro?— se apartó.