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Los días se fueron volando y Alfredo ni Marbella faltaron un día para ver a su hija. Los dos no había cruzado una palabra desde la última vez que discutieron.

Ella incluso intentaba evitarlo pero era imposible porque siempre se encontraban.

—Parece que todo está muy bien con la niña.— la doctora dijo. —Hablaré con mi colega para ver si hay una posibilidad de que la den de alta mañana mismo.

—Ay que bueno.— doña Alejandrina sonrió y miró a su hijo quien solo miraba a su hija con ternura.

—Oye doc, donde la puedo registrar?— Alfredo pregunto.

—Pues en cualquier registro civil. Tiene sesenta días para registrar la niña.. ya se lo había explicado a Marbella.

—Claro.— asintió levemente.

—Quiere cargarla?

—Se puede?— sonrió.

—Por supuesto que si.

Alfredo asintió con una sonrisa. Mientras la doctora agarraba cuidadosamente a la niña, Alfredo la miraba atento.

—Abra los brazos.

Alfredo siguió las indicaciones de la doctora y recibió con cuidado a su hija. Al tenerla en sus brazos, la sonrisa de el se desvaneció y pequeñas lágrimas se empezaron a formar.

—Que hubo princesa.— Alfredo le susurró mientras agarraba su pequeña mano. —Soy yo, tu apá.

No pudo evitar en detallar su pequeño rostro. Era igual a los Araujo, igual a Marbella. Tenía todo el rostro de su mamá, lo único que tenía de Alfredo eran sus orejas.

Alfredo permaneció así por un rato mientras la doctora les hablaba de algunas cosas sobre la pequeña hasta que Marbella llegó con una enfermera.

—Marbella, que bueno que ya llegó!— la doctora dijo con una sonrisa. —Ya no mas le quedaban 2 onzas la niña.

—Buenas tardes.— Marbella saludo.

—Buenas tardas.— doña Alejandrina respondió con una sonrisa.

Marbella se quedó en silencio mientras veía como Alfredo cargaba a su hija. Mentiría si dijera que no estaba celosa, ella no había tenido la oportunidad de cargarla.

—Estas lista para comenzar con el extractor?— la doctora preguntó.

—S-Si.

—Iré a preparar el aparato y vuelvo en un segundo por ti.

Marbella asintió y la doctor salió. Hubo un pequeño silencio. Alfredo le susurraba cosas a su hija con una sonrisa mientras Marbella los miraba.

—Eh, ahorita vuelvo.— doña Alejandrina dijo al sentir el incómodo silencio.

Alfredo miró a su mamá para decirle que se quedara pero doña Alejandrina se fue sin mirar atrás.

Marbella y Alfredo se quedaron solos. Alfredo solo le dio una rápida mirada a Marbella antes de volver sus ojos a su hija.

—L-La puedo cargar?— Marbella pregunto mientras se acercaba.

Alfredo aclaró su garganta levemente y la miró molesto lo cual hizo que Marbella sintiera un poco de miedo bajo su oscura mirada.

—Está es la primera vez que la cargo, deja que lo disfruté.

—Yo no la he cargado.

—Bueno pues ni modos.

Marbella no respondió nada y sólo se quedó en silencio. Se acercó a Alfredo y le dio un pequeño beso a la niña en su mejilla.

—Ta' bien.— Alfredo dijo al verla girarse. —Ten.

Inviable - jagsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora