Inviable - jags

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Marbella se sentaba en el asiento de atrás, mirando por la ventana mientras tenía su mano alrededor del porta bebé donde su hija dormía.

Soltó un suspiró, mirando la oscura carretera. Estaba aburrida, tenían rato en la camioneta. Alfredo no le quería decir donde iban pero Marbella sabía que estaban fuera de Culiacán.

Salió de sus pensamientos cuando sintió una mano pasar por su hombro. Giró a ver Alfredo quien la miraba con una sonrisa.

—Ya casi llegamos.

Marbella asintió levemente y miró de nuevo hacia la ventana cuando la camioneta giró hacia la derecha y se metieron en una carretera que solo era de tierra y por las luces altas de la camioneta, había árboles alrededor.

—Adonde estamos?

Alfredo no respondió nada y sólo miraba hacia enfrente.

Unos minutos después, la camioneta se detuvo en frente de una gran casa. Alfredo sonrió y se bajó mientras Marbella detallaba la casa blanca.

—Bienvenida chula.— Alfredo dijo al abrir la puerta.

Marbella se bajó y lo miró confundida antes de volver su vista de nuevo hacia la propiedad y alrededor.

—Bajen las cosas y llévenlas pa' dentro.— Alfredo le ordenó a sus hombres.

—Adonde estamos?

—En Cosalá.— sonrió y Marbella abrió los ojos al tope.

—P-Pero que estamos haciendo aquí?

—Como que, que? Aquí vamos a vivir.

—Que? No. Y-Yo no puedo..

—No puedes que? No puedes vivir aquí conmigo y con tu hija? Chula, yo compré esta hacienda para nosotros. Lo hice pensando en nuestro futuro, en el futuro de nuestros hijos.

—Pero porque aquí? Porque no en Culiacán?

—Porque no. Aquí es perfecto.— dijo. —Vamos pa' dentro.

Alfredo se acercó a la camioneta y bajo el porta bebé mientras Marbella agarró la pañalera y fue detrás de el.

Entraron a la casa y Marbella miraba en cada rincón mientras Alfredo sonreía a cada movimiento de ella.

—Netty!— Alfredo gritó.

Una muchacha vino corriendo desde el pasillo. Al verla, Marbella sonrió, pues era la muchacha que estaba con ellos en Zapopan.

—Señorita Marbella, bienvenida!— sonrió.

—Hola.

—Netty está aquí para ayudarte en la casa y con Cielito. Lo que sea que necesites, ella está aquí.

—Si, señorita. Yo aquí estoy para lo que necesite usted y la niña.— asintió. —Gustan cenar?

—No, gracias.— Marbella contesto.

—Yo si, me ando muriendo de hambre. Me acompañas?— Alfredo le pregunto a Marbella.

Marbella asintió y Netty se fue corriendo de nuevo a la cocina. Alfredo puso el porta bebé arriba de la mesa de café y destapó a su hija.

—Vente chiquita, vamos a dar una vuelta por la casa.— Alfredo dijo mientras la sacaba cuidadosamente.

Cielo soltó un chillido pero luego se calmó al sentir como Alfredo acariciaba su espalda.

—Vamos en lo que Netty pone la mesa.

Marbella asintió y Alfredo conectó sus manos. La guió a arriba de las escaleras y le empezó a dar un recorrido.