Inviable - jags

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Alfredo y Marbella llevaban una semana en su casa nueva con su pequeña Cielo. Ellos estaban felices, pues Cielo era una niña muy tranquila.

Se pasaba todo el día durmiendo, claro que de vez en cuando lloraba pero solo cuando tenía hambre. Lo único que les preocupaba era que aveces sollozaba en sus sueños.

—Que aguardadito te lo tenías hermanito.— Ale dijo mientras salía hacia el patio. —Está muy bonita.. en cuanto te salió?

—Un billete.— Alfredo sonrió egocéntricamente.

—Ay ajá.— río. —Donde sacaste el dinero? Le pediste prestado a mi apá?

—No soy como tú, yo si trabajo.

—Ay ya wey, de donde sacaste el dinero? Esta casa está mil veces más grande que el ranchito que tienes allá en Palmitas.

—Hice unos negocio.— se encogió de hombros.

—Y con quien wey?— Iván pregunto.

—Con los pochos esos.— Alfredo rodó los ojos.

—Los gemelos?

—Ey, no son tan babosos.. aunque no me terminan de convencer. Esos esconden algo.

—Ay tu siempre de desconfiado.— Ale río. —Espero que resuelvas tus dudas porque quizás uno se convierte en tu cuñado.— bromeó.

—Que?— Alfredo e Ivan la miraron confundidos.

—Cielito!— Ale sonrió al ver a Marbella salir con la niña en sus brazos.

Alfredo e Iván giraron a ver y Alfredo de inmediato se puso de pie para cargar a su hija.

—Ya despertaste princesa?— Alfredo pregunto con una sonrisa.

—No apá, sigo dormida.— Iván dijo sarcásticamente, haciendo Ale y Marbella reír.

Alfredo rodó los ojos y se sentó en una silla. Marbella saludó a sus cuñados y se sentó al igual que ellos.

—Y que tal cuñada? Como se ha portado mi ahijada?— Iván pregunto.

Marbella río. —Bien, no da nada de lata.

—Y para cuando el bautizo?— Ale pregunto.

—De eso te quería hablar.— Alfredo miró a Iván. —Quieres ser padrino de mi princesa o te rajas?

—Yo?— Iván pregunto con una sonrisa enorme, mirando a su hermano y a su cuñada quién solo sonría levemente.

—Marbella y yo lo hablamos y queremos que tú seas su padrino.

En realidad Alfredo quería que Iván fuera el padrino de Cielo. Marbella no tenía nada en contra de Iván solo que quería alguien responsable para su hija.

Ella tenía en mente a su hermana mayor, Irene y a su cuñado, Ulises. Les tenía un gran aprecio a los dos. Después de la muerte de Chalo, Irene fue un gran apoyo para doña Larissa y para sus hermanos, Ulises igual. El se comportó como un hijo más de Gonzalo Araujo y apoyó a todos los Araujo.

Marbella quería que ellos fueran los padrinos de su hija pero claramente eso no iba ser posible. Ulises aborrecía al Chapo por entregar a su tío el Mochomo.

—Que dices?— Alfredo pregunto.

—Y yo que?— Ale dijo. —Yo también soy tu hermana.

—Tu puedes ser madrina de las cheves ya que tu eres bien chelera.— Alfredo río. —Entonces? Que?— miró a Iván.

—Pos' ahuevo que si.— sonrió.

—Compadre!— Alfredo grito y la niña empezó a llorar del susto. —Ay.