Inviable - jags

32

Marbella se sentaba en su silla cruzada de brazos mientras veía como Alfredo hablaba con Salma, la hermana de Layla.

Su familia había regresado de visita ya que Layla había planeado una fiesta sorpresa para Rubén.

Desde que llegaron, Salma no había dejado Alfredo en paz y Alfredo no decía nada.

Ella estaba completamente celosa y molesta. Desde lo que pasó en el baby shower no se hablaban así que trató de contener sus emociones, pero era imposible.

Salma parecía que lo hacía a propósito ya que de vez en cuando miraba a Marbella, esperando algún tipo de reacción.

Ella estaba enterada que Alfredo y Marbella mantenían una relación y que estaban esperando un hijo. Después de verlos bailar toda la noche en la boda de Layla, al siguiente día Salma le pregunto Alfredo que si era una amiga y Alfredo le contesto que era el amor de su vida.

Pues cuando Salma regreso, regreso con la ilusión de volverlo a ver y quizás iniciar una bonita relación pero no pensó volver con la noticia de que el ya estaba iniciando su propia familia con la misma muchacha de la boda.

—Hola.— Ovidio se acercó.

Marbella giró a verlo y sonrió. —Hola, Ovidio.

—Estas aburrida?

—No.— río levemente. —Porque dices?

—Pues te veo aburrida.— río pero después se desvaneció. —Te puedo pedir un consejo?

—Si.

—Si no estás contento con una persona, como se lo dices sin lastimar sus sentimientos?

—No eres feliz con Adriana?— frunció el ceño.

—Si.. bueno no pero si.

—Como?— sonrió confundida.

—Ósea la quiero y todo pero.. todo se siente muy forzado.— bajo la mirada. —Perdón por contarte todo esto, es solo que no tengo con quién hablar.

—No te preocupes, si puedo ayudarte, lo haré.

—Es que no puedo decirle esto a mi mamá y mucho menos a mi papá.. el está feliz de que esté con Adriana.

—Y tus hermanos?

—Nunca he hablado de mis problemas con ellos, especialmente de Adriana. Los únicos que me escuchaban eran Edgar y Frida pero..— soltó un suspiró.

—Ovidio si no estás contento con ella, dile. Adriana debe entender que tu no quieres estar con ella.

—Es que aveces se pone bien agresiva y me empieza insultar.. se pone en un plan que ni pa' que te cuente.— negó.

—Ovidio eso no está bien.

—Lo se.. pero no se como dejarla ir.

—La amas?

Asintió. —La quiero.

—Pero la amas?

Ovidio se quedó en silencio y bajo la mirada, mirando al piso como si hubiese obtenido una respuesta. A los pocos segundos, soltó un suspiró y se rascó su nuca.

—No.

—Ay Ov..

—Hola.— escucho una voz profunda con acento.

Marbella giró su vista y sonrió pero se borró cuando miró quien era. Lo recordaba perfectamente desde la boda.

Era el mismo que le gruñó el ojo en la ceremonia.