Inviable - jags

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—De la sierra morena, Cielito lindo, vienen bajando, un par de ojitos negros, Cielito lindo, de contrabando.— los mariachis le cantaban a la pequeña Cielo María.

Se encontraban en el salón que Alfredo había alquilado para el bautizo de su hija. Era el más cerca de la iglesia y el más conveniente para el.

—Una foto señorita.— el fotógrafo se acercó.

Marbella asintió y acomodo a Cielito y también el hermoso ropero que doña Alejandrina le había escogido. Al estar lista, sonrió y la linterna de la cámara hizo clic. 

El fotógrafo captó unas imágenes más antes de irse a otro lado. Ella se quedó allí disfrutando del mariachi hasta que Iván se acercó.

—Coma, me la prestas?— pregunto mientras vea a su ahijada con una sonrisa.

—Si.

Marbella le entregó la niña y el se dirigió hacia donde estaban sus amigos. Ahí se encontraban todos los narco juniors de Sinaloa.

—Te miras preciosa.— sintió los brazos de Alfredo rodear su cintura.

Marbella sonrió y movió levemente la cabeza para besarlo. Unos segundos después, ella se alejó lentamente y se giró de nuevo cuando se dio cuenta que el camarógrafo los estaba grabando.

Alfredo sonrió y saludó a la cámara con un ademán mientras Marbella solo río, apenada.

—Ven, quiero presentarte mi padrino de bautizo.— Alfredo dijo.

Marbella asintió y caminó con el hacia el otro lado de la pista. Llegaron a una mesa donde se encontraba don Joaquín, Emma, y un señor.

—Padrino, ella es mi mujer.

—Hola, buenas..

—Ahijada!— el señor la interrumpió y la recibió con un abrazo. —Alfredo o padrino pa sus órdenes.— sonrió.

—Usted también se llama Alfredo?— pregunto incrédula.

—Si, Alfredo Martín Cervantes, pa' servirle.

Marbella soltó una pequeña risa. —Mucho gusto, soy Marb..

—Marbella, ya lo sé. Mi compadre aquí y mi ahijado ya me contaron mucho de usted y de la pequeña. Por cierto, donde anda?

—Donde dejaste la niña?— Alfredo pregunto.

—La tiene Iván.

Alfredo asintió y se fue dejando a Marbella sola con ellos.

—Pero siéntese, siéntese.— el padrino de Alfredo dijo.

Marbella sonrió y se sentó, esperando a que volviera Alfredo.

—Usted se parece a su apá.— el señor dijo. —Si o no compadre?— le preguntó al Chapo.

—Usted conoció a mi papá?— Marbella pregunto.

—Claro. Chalo y yo éramos buenos amigos, casi compadres.. yo lo conocí por su tío, don Emilio Quintero. Trabajamos juntos para el hasta que se nos fue el varón de Babunica.

Marbella asintió escuchando atentamente. Quiso preguntar más sobre su papá pero Alfredo había llegado.

—Mire padrino, esta es mi hija, mi pequeña Cielito.

—Noo, parece angelito, solamente le faltan sus alitas.— rio.

El padrino de Alfredo se acercó a cagar la niña y sonrió mientras la pequeña Cielito miraba a su alrededor.