22

927 103 6
                                    

Doña Alejandrina se sentaba en la orilla de la cama, acariciando la espalda de Marbella. Ella había pasado los últimos días con ella.

—Ya no llores, mija.. toda tu tristeza se la pasas a la niña. Ella siente todo lo que tú sientes.

Marbella sollozó y limpió sus lágrimas, intentando calmarse.

—Tu quieres que tu bebé se sienta triste?— pregunto y Marbella negó.

—Q-Quiero ir a ver a mi hermanito.

—Eso no es un problema. Le digo a Alfredo que te lleve y..

—No me va llevar. Su hijo me tiene aquí a la fuerza.

—C-Como?

—Alfredo no me quiere dejar ir, por eso no dejo que fuera con mi mamá al ginecólogo. Tengo casi un mes sin ver a mi familia y por culpa de el ya no pude ver a mi hermanito.— empezó a llorar de nuevo.

Doña Alejandrina se quedó muda al oír las palabras de Marbella. No estaba enterada que su hijo la tenía aquí a la fuerza pero ya entendía las actitudes de Marbella hacia Alfredo.

—Ama.— Alfredo entró y doña Alejandrina se puso de pie. —Déjeme solo con ella.— susurró.

—Necesitamos hablar.

—Desp..

—No, ahorita.

Alfredo frunció el ceño y caminó detrás de su mamá, dejando a Marbella sola.

—Que pasó?— pregunto al cerrar la puerta de la habitación.

—Explícame como es eso que la tienes aquí a la fuerza?

—Eso le dijo?

—Si y no creo que sea mentira.— se cruzo de brazos. —Ahora entiendo porque aveces era grosera contigo.

—Es..

—Y no me mientas.

—Bueno si.— dijo. —Aquí la tengo a la fuerza y no la voy a dejar ir.

—No puede ser, Jesús Alfredo.— negó. —Y lo dices muy quitado de la pena.

—Porque tendría que tener pena? Esta esperando un hijo mío. Acaso es un delito querer ver a mi hija crecer junto a mi?

—Pero no por eso la tienes que tener aquí a la fuerza. Ella puede estar en su casa y tu acá, eso no camb..

—Como la voy a dejar en su casa después del desmadre que anda haciendo su pinche hermano? No ama, Marbella no se mueve de aquí.

—Hijo, no seas malo. Déjala ir o por lo menos deja que vaya a ver a su hermanito.

—No ama, no.

—No seas así, deja que vaya a ver a su hermanito.— repito pero Alfredo negó nuevamente. —Ten compasión. Ella está muy triste y le puede hacer mal a la bebe. Deja que se vaya despedir.

Alfredo negó otra vez y doña Alejandrina soltó un suspiró y negó.

—La quieres?— pregunto y Alfredo asintió. —Entonces no seas egoísta, piensa en ella.

Sin decir nada mas, doña Alejandrina lo dejo solo mientras Alfredo se quedó ahí parado, pensando que hacer.

Cuando se decidió, volvió a entrar a su habitación donde Marbella estaba más calmada.

—Marbella?— se acercó pero ella no contestó. —Chula, vamos hablar.

Marbella negó y siguió acostada. Alfredo soltó un pequeño suspiro y se sentó en la cama. Se quedó en silencio pensando lo que iba a decir.

Inviable - jagsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora