El silencio sepulcral de la mansión inglesa amplificaba la soledad que Isabella cargaba en su pecho. Habían pasado apenas unas horas desde que Vladimir partió hacia Rusia, obligado por un asunto urgente que no podía esperar.
De pronto, el sonido del teléfono rompió el silencio sepulcral, sobresaltando a Isabella. Era Vladimir, llamando desde la fría Moscú.
Vladimir: Isabella, mi amor, ¿cómo estás? ¿Te encuentras bien?
Su voz, impregnada de una ternura que siempre la conmovía, logró calmarla un poco.
Isabella: Vladimir, estoy bien, solo un poco cansada. Es este clima inglés, siempre tan gris... ¿Y tú? ¿Cómo está Moscú?
Vladimir: Fría, gris... como mis pensamientos cuando estoy lejos de ti. (Isabella sonrió con tristeza. Vladimir y sus maneras tan particulares de expresar sus sentimientos).
Vladimir: Isabella, hay algo que debo contarte... Algo que no quería contarte por teléfono, pero... no quiero que haya secretos entre nosotros.
(El corazón de Isabella se encogió).
Isabella: (Con voz temblorosa) ¿De qué se trata, Vladimir?
(Vladimir respiró hondo. Era el momento de sincerarse, de confiar en el amor de Isabella).
Vladimir: Natalia fue a verme... Tuvo... una actitud extraña, me habló de... de Levy.
(El nombre cayó como una bomba en medio de la conversación. Isabella cerró los ojos, conteniendo el dolor que la embargaba).
Vladimir: (Con voz cargada de preocupación) Dijo que me ocultabas cosas, que debía investigar sobre tu pasado... Isabella, sabes que confío en ti ciegamente, pero... sus palabras me removieron cosas... me hicieron dudar.
(Un silencio cargado de tensión se apoderó de la línea. Isabella luchaba contra la oleada de emociones que la ahogaban: dolor, miedo, impotencia).
Pensamiento de Isabella: (Vladimir duda de mí... Las mentiras de Natalia han logrado sembrar la semilla de la duda en su corazón).
(Con un esfuerzo sobrehumano, Isabella logró articular una respuesta, su voz apenas un susurro).
Isabella: Vladimir, ya te lo conté todo sobre Levy... No hay nada más que decir.
(Vladimir permaneció en silencio unos instantes, como sopesando sus palabras).
Vladimir: Lo sé, mi amor, lo sé... Y te creo, Isabella. No quiero que pienses que dudo de ti... Solo... necesito escucharlo de nuevo, de tus labios.
(La súplica en la voz de Vladimir, la necesidad de reafirmar la confianza que tenía en ella, conmovió a Isabella).
Isabella: (Con voz firme) Cuando vuelvas, Vladimir... Hablaremos de todo lo que quieras saber. Te contaré lo que necesites saber.
(Isabella respiró hondo, tratando de transmitirle tranquilidad a través de la distancia).
Isabella: Confía en mí, Vladimir. Nuestro amor es más fuerte que las mentiras de Natalia, más fuerte que cualquier sombra del pasado.
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Un murmullo emocionado recorrió la sala VIP del aeropuerto de Heathrow cuando la figura imponente del presidente Vladimir Putin cruzó el umbral. Flanqueado por su séquito de seguridad y asesores, irradiaba un aura de poder contenido, una mezcla de carisma y distanciamiento que siempre despertaba fascinación. Sin embargo, bajo aquella fachada de hierro, latía el corazón de un hombre profundamente enamorado, ansioso por reencontrarse con la mujer que le había robado el corazón.
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Amor Diplomático: Vladimir Putin Y La Princesa De Inglaterra
RomanceEn los salones dorados del Palacio de Buckingham, donde las sombras esconden intrigas y los retratos de antiguos monarcas observan en silencio, se forja una historia prohibida. La princesa Isabella, cuarta en línea de sucesión al trono de Inglaterra...