A medida que hablaban sobre el futuro, comenzaron a hacer planes sobre cómo querían criar a su hijo: los valores que les gustaría inculcarle, las tradiciones familiares que deseaban mantener vivas y los sueños que esperaban ver florecer en él.
Sin embargo, el eco del mundo exterior seguía presente en sus mentes. Isabella rompió el momento perfecto al decir: "A veces me pregunto si podremos mantenerlo alejado de toda esta locura".
Vladimir dejó su vaso a un lado y tomó ambas manos de ella entre las suyas. "No podemos controlar lo que otros piensan o dicen, pero sí podemos controlar cómo respondemos a ello". Sus ojos se encontraron en un profundo entendimiento. "Te prometo que haremos todo lo posible para proteger nuestra familia".
Isabella asintió lentamente, sintiéndose más tranquila ante su promesa. Esa noche, después de cenar y limpiar la cocina juntos, se acomodaron en el sofá con una manta sobre ellos. Mientras veían una película romántica, Vladimir sintió cómo el peso del mundo comenzaba a desvanecerse.
Sin embargo, esa calma fue interrumpida por el sonido de su teléfono vibrando sobre la mesa. Era un mensaje de texto del jefe de prensa: "Rumores sobre problemas en el embarazo de Isabella están circulando. Necesitamos una declaración".
Vladimir sintió un escalofrío recorrer su espalda al leer esas palabras. Miró a Isabella, quien estaba absorta en la pantalla del televisor, ajena al caos que se avecinaba nuevamente.
"¿Todo bien?", preguntó ella al notar su expresión preocupada.
"No... no realmente", murmuró él mientras le mostraba el mensaje.
La preocupación apareció inmediatamente en el rostro de Isabella. "¿Qué dicen?".
"Que hay rumores sobre complicaciones", respondió Vladimir con franqueza.
"¿Por qué no pueden dejarme en paz?", exclamó Isabella, frustrada. "No tengo problemas. Estoy bien".
Vladimir sintió la ira y la impotencia brotar dentro de él. "Lo sé", dijo tratando de calmarla. "Pero tenemos que encontrar una manera de manejar esto antes de que se salga de control".
Isabella asintió lentamente, consciente de que la situación necesitaba ser abordada con seriedad. "Tal vez deberíamos hacer una declaración conjunta", sugirió ella. "Para aclarar las cosas antes de que se conviertan en un escándalo".
Esa idea resonó con Vladimir. "Sí, eso podría funcionar.
Vladimir con la mirada fija en el teléfono. Sabía que tenía que actuar rápido para calmar los rumores que se habían esparcido como un reguero de pólvora. Respiró hondo y marcó el número del Kremlin, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
—¿Oficina del portavoz del Kremlin? —respondió una voz al otro lado de la línea.
—Soy Vladimir, necesito hablar con el portavoz de inmediato —dijo, su tono firme pero controlado.
Unos momentos después, fue transferido a la voz familiar del portavoz del Kremlin.
—Vladimir, ¿qué sucede? —preguntó Dmitri Peskov, percibiendo la urgencia en la voz de su amigo.
—Los rumores sobre el embarazo de Isabella han comenzado a descontrolarse. Necesitamos hacer un anuncio oficial desmintiendo cualquier complicación. Es crucial que la gente sepa que todo está bien —explicó Vladimir, su mente trabajando a mil por hora.
—Entendido. ¿Qué te parece si preparamos un comunicado que pueda ser emitido a través de todos los canales oficiales? —sugirió Dmitri.
—Sí, exactamente eso. Debe ser claro y contundente. Algo como: "El Kremlin desea informar que no existen complicaciones en el embarazo de la señora Isabella, pero pide respeto por su privacidad en este momento tan especial" —respondió Vladimir, sintiendo que cada palabra era necesaria.
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Amor Diplomático: Vladimir Putin Y La Princesa De Inglaterra
RomanceEn los salones dorados del Palacio de Buckingham, donde las sombras esconden intrigas y los retratos de antiguos monarcas observan en silencio, se forja una historia prohibida. La princesa Isabella, cuarta en línea de sucesión al trono de Inglaterra...