Dos Almas, Dos Mundos, Un Amor

24 3 0
                                    

El sol,  aún tímido,  se asomaba por el horizonte,  tiñendo de tonos rosados y dorados el cielo londinense.  En una de las estancias del palacio de Buckingham,  Vladimir Putin se preparaba para la ceremonia que cambiaría su vida para siempre.

A su alrededor,  el trajín de los ayudantes y el murmullo de las conversaciones se mezclaban con la música clásica que inundaba el ambiente.  Sin embargo,  él permanecía ajeno a todo,  sumergido en un mar de emociones encontradas.  La alegría,  la expectación,  el nerviosismo y una pizca de temor se disputaban un lugar en su interior.

En la mesita de noche,  junto al reloj de plata que marcaba el inexorable paso del tiempo,  dos sobres,  uno azul y otro rojo,  parecían llamarlo con una fuerza irresistible.  Eran las cartas que Isabella le había entregado la noche anterior,  sus últimas palabras como prometida,  sus secretos más íntimos plasmados en papel.

Tomó primero la carta azul,  la que contenía la caligrafía elegante y delicada de Isabella.  Al abrirla,  un suave perfume a rosas y jazmines inundó sus sentidos,  transportándolo por un instante a la magia de la noche anterior. 

Sus ojos grises recorrieron con avidez las líneas escritas con la sinceridad y la pasión que caracterizaban a Isabella. 

"Mi querido Vladimir",  comenzó leyendo,  su voz grave resonando en el silencio de la habitación. 

"Mientras escribo estas líneas,  a pocas horas de convertirme en tu esposa,  un torbellino de emociones me embarga.  La felicidad,  la expectación,  pero también el miedo a lo desconocido,  a la vida que me espera a tu lado,  en un país tan diferente al mío".

Vladimir se detuvo un instante en la lectura,  imaginando a Isabella escribiendo esas palabras,  su rostro iluminado por la luz de la luna,  sus delicados dedos deslizándose sobre el papel. 

"No te voy a mentir,  Vladimir",  continuó leyendo.  "Dejar atrás mi vida en Inglaterra,  mi familia,  mis amigos,  no será fácil.  Pero lo hago con el corazón lleno de esperanza,  con la certeza de que a tu lado podré afrontar cualquier desafío".

Una oleada de ternura recorrió el corazón de Vladimir al leer esas palabras.  Su Isabella,  tan fuerte y valiente,  tan decidida a enfrentar el futuro a su lado a pesar de sus miedos. 

"Me has enseñado el verdadero significado del amor,  Vladimir",  proseguía la carta.  "Un amor que no conoce fronteras,  ni diferencias culturales,  ni presiones políticas.  Un amor que lo puede todo,  que lo supera todo.  Y es ese amor,  el que nos une,  el que me da la fuerza para dejarlo todo atrás y empezar una nueva vida contigo".

Las siguientes palabras de Isabella hicieron que el corazón de Vladimir latiera con fuerza en su pecho.

"Te amo,  Vladimir.  Te amo con cada fibra de mi ser,  con la pasión y la entrega que sólo tú eres capaz de despertar en mí.  Y sé,  con la certeza absoluta que sólo el amor verdadero puede brindar,  que nuestro futuro estará lleno de felicidad".

Vladimir terminó de leer la carta con un nudo en la garganta.  Las palabras de Isabella,  tan sinceras,  tan llenas de amor y esperanza,  habían calado hondo en su alma,  confirmando lo que su corazón ya sabía:  su destino estaba unido al de ella  para siempre.

Cerró la carta con cuidado,  como si temiera romper el hechizo.  Tenía que leer la otra carta,  la que Isabella le había escrito con la mente,  la que contenía sus pensamientos más profundos,  sus miedos y sus sueños.  Pero no ahora.  Ahora necesitaba un instante para asimilar las emociones que lo embargaban,  para grabar en su memoria cada palabra,  cada promesa de amor que Isabella había plasmado en aquella carta azul,  testigo mudo de un amor destinado a desafiar al mundo entero.

Amor Diplomático: Vladimir Putin Y La Princesa De InglaterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora