Unión Histórica

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Al despuntar el día en Londres y con el sol ya bañando Moscú, una cascada de comunicados oficiales inundó los medios de comunicación de todo el mundo. Desde las cuentas oficiales a las ediciones digitales de los periódicos más prestigiosos, la noticia corrió como la pólvora.

El Kremlin, con la sobriedad que lo caracteriza, emitió un escueto comunicado:

El Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, tiene el honor de anunciar su compromiso matrimonial con la Princesa  Isabella Mountbatten-Windsor, hija de Su Altezas Reales, el Príncipe de Gales y la Princesa de Gales.

Minutos después, el Palacio de Buckingham se hacía eco de la noticia, esta vez con un tono más cálido y personal:

La Reina y la Familia Real se complacen en anunciar el compromiso de la Princesa Isabella de Gales con el Señor Vladimir Putin, Presidente de la Federación Rusa.
Su Majestad ha dado su bendición a la pareja y expresa su alegría por la feliz noticia.

Clarence House, residencia oficial del Príncipe Carlos y la Princesa Diana, no tardó en seguir el ejemplo, publicando un comunicado que reflejaba la felicidad de la pareja:

El Príncipe y la Princesa de Gales  están encantados de anunciar el compromiso de su hija, la Princesa Isabella, con el Señor Vladimir Putin.
Desean a la pareja toda la felicidad en esta nueva etapa de sus vidas.

Finalmente, desde el Palacio de Kensington, el Príncipe Guillermo y su esposa Catalina, junto al Príncipe Enrique y Meghan,  se unieron a las felicitaciones con un mensaje en redes sociales:

¡Enhorabuena a nuestra querida Isabella y a Vladimir por su compromiso! Les deseamos toda la felicidad del mundo. Estamos deseando celebrar este día tan especial.

La noticia del compromiso entre la Princesa Isabella y el Presidente Vladimir no tardó en convertirse en la comidilla del día. Las redes sociales se inundaron de mensajes de felicitación, especulaciones sobre la fecha de la boda y análisis sobre las implicaciones diplomáticas de la unión.  El mundo entero tenía la mirada puesta en la improbable pareja, expectante ante la que prometía ser la boda del siglo.
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El aroma a café recién hecho inundaba el apartamento, una melodía inusualmente doméstica en medio del torbellino que se había apoderado de sus vidas. Vladimir, aún en pijama, observaba con una mezcla de diversión y resignación cómo Isabella, teléfono en mano, intentaba poner orden en el caos de fechas y horarios que proponían sus hijas.

"No, Isabella, el 20 de Julio es imposible, tenemos un viaje programado para la despedida de soltera", decía al teléfono, frunciendo ligeramente el ceño.
"¿Y qué tal si lo movemos al 01 de Agosto?
Sí, el 01 de Agosto podría funcionar".
Isabella dejó caer su teléfono sobre el sofá con un golpe amortiguado, un gesto de exasperación poco común en ella. Vladimir, sentado frente a ella con un libro en la mano, levantó la vista con una mezcla de curiosidad y diversión en sus ojos.

"¿Problemas en el paraíso nupcial?", preguntó, con esa calma imperturbable que tanto la exasperaba y la tranquilizaba a partes iguales.

"Tus hijas", respondió Isabella con un suspiro, recogiendo un cojín y abrazándolo contra su pecho. "Son... eficientes. Por no decir apresuradas."

Vladimir dejó el libro a un lado, su interés genuinamente despertado. "¿A qué te refieres, mi amor? ¿Te han llenado de vestidos de novia y listas de invitados antes siquiera de que podamos brindar por nuestro compromiso?"

Isabella esbozó una mueca. "Peor. Mucho peor. Al parecer, ya tienen organizada mi despedida de soltera."

Un silencio atónito se apoderó de la habitación. Vladimir la observaba con los ojos muy abiertos, como si no diera crédito a lo que escuchaba.

Amor Diplomático: Vladimir Putin Y La Princesa De InglaterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora