El dolor en su voz era palpable, una herida que el tiempo no había logrado cicatrizar del todo.
-Cuando cumplí diecisiete años... ya no pude más. Necesitaba saber si él sentía lo mismo. -Tragó saliva, el recuerdo aún vívido-. Le confesé mis sentimientos. Y él... él también me confesó que... que le atraía, que yo...
Las palabras se atascaron en su garganta, ahogadas por la emoción.
-Te quería, Isabella -completó Vladimir con voz ronca, su corazón encogiéndose ante el dolor en los ojos de su prometida-. Él te quería, y por eso se alejó.
Ella asintió, las lágrimas finalmente derramándose por sus mejillas.
-Dijo que nunca podría ser feliz sabiendo que podría arruinar su vida y la mia. Que la prensa... que mi familia... que todo se volvería un infierno si se descubría nuestro amor. Tenía miedo, Vladimir. Miedo por su carrera, por su reputación... por mí. Y yo... yo también tenía miedo. Así que lo dejé ir.
Lo miró a los ojos, buscando algo en ellos. ¿Comprensión? ¿Reproche? ¿Perdón?
-Pasó el tiempo, te conocí a ti, entré al ejército... Y él... él siguió su camino, dos años después mientras estaba en el ejército me entere que se casó, aprendí a vivir con ese recuerdo.
-Al principio, solo era mi profesor. Alguien a quien admiraba. Pero él... se interesó por mí. Me ayudó con mis estudios, pasaba tiempo conmigo... Y poco a poco, me fui enamorando.
Un silencio pesado se instaló entre ellos. Vladimir la observaba, su rostro una máscara de confusión y creciente temor. Necesitaba respuestas, pero al mismo tiempo, temía lo que pudiera escuchar.
-Él también sentía algo por mí, lo sé. Pero sabía que nunca podríamos estar juntos. No realmente. -Isabella se pasó una mano temblorosa por el cabello, apartando un mechón rebelde de su frente-. Yo era demasiado joven, él lo sabía. Y además...
-Además... ¿qué? -La urgencia en la voz de Vladimir rompió la tensión, exigiendo la verdad que ella parecía tan reticente a revelar.
Isabella lo miró, sus ojos a llenos de un dolor que atravesó las defensas de Vladimir como un puñal de hielo.
-Él decía que yo era como una hija para él. Que la diferencia de edad, lo que la gente diría... que todo estaba mal. Y tenía razón, Vladimir. Él me protegió de mí misma, de un error que habría arruinado nuestras vidas.
Tomó una bocanada de aire, como si necesitara llenarse de valor para continuar.
- necesito que entiendas que... hay partes de mí que aún no te he entregado por completo. Cicatrices del pasado que pensé que ya no dolían, pero que...
-No te voy a mentir, Isabella -dijo con voz ronca-. Me duele. Me duele saber que hubo otro, que te amó y que lo amaste.
Vladimir se levantó y caminó unos pasos, tratando de asimilar la historia, el torbellino de emociones que lo embargaban. Celos, rabia, impotencia... pero por encima de todo, un amor infinito por la mujer que tenía enfrente, con su vulnerabilidad expuesta, con su pasado latiendo aún en sus palabras. Se giró hacia ella, acercándose hasta quedar a centímetros de distancia. La miró a los ojos, buscando en ellos cualquier rastro de duda, de amor por otro. Pero solo encontró sinceridad, un amor profundo, aunque quizás... herido.
-Te amo, Isabella. Te amo a ti, a todas tus versiones, con tu pasado y tu presente. -La interrumpió Vladimir, su voz firme a pesar del torbellino de emociones que lo embargaban-. Pero necesito saber... ¿lo has olvidado? ¿Lo has superado
-Pero no puedo, ni quiero, competir con un fantasma. Lo que tuvimos, lo que tenemos... es real, Isabella. Y si tú me dices, aquí y ahora, que él ya no significa nada para ti... que tu corazón me pertenece a mí... entonces dejaré este jardín sin mirar atrás, listo para comenzar nuestra vida juntos.
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Amor Diplomático: Vladimir Putin Y La Princesa De Inglaterra
RomanceEn los salones dorados del Palacio de Buckingham, donde las sombras esconden intrigas y los retratos de antiguos monarcas observan en silencio, se forja una historia prohibida. La princesa Isabella, cuarta en línea de sucesión al trono de Inglaterra...