¿Rojiblanco o azulgrana? // H.Fort

09. Marcos

Héctor Fort
4 de febrero de 2024

"En una cita con un chico"

Las palabras de Maia no dejan de repetirse en mi cabeza una y otra vez. De alguna manera conseguí que la rubia me dijera donde estaba Haizea con aquel chico y ahora estoy de camino hacia allí. Dejé a Maia, Pau y la que creo que es la prima de la rubia detrás cuando empecé a correr hacia el lugar.

Estoy seguro de que hay gente que me habrá reconocido pero probablemente se habrán dado cuenta de mi estado emocional, noto como inconscientemente mis puños se aprietan fuertemente e incluso estoy seguro de que podría romperme algún diente de lo fuerte que estoy apretando mi mandíbula.

No sé lo que me pasa, no entiendo porqué me afecta tanto con Haizea esté con otro chico pero lo único que quiero ahora es que esté conmigo y no con cualquier otro.

Llego al restaurante en el que Haizea y ese tal Marcos se encuentran y entro de un portazo recibiendo varias miradas. Al ser un restaurante de pueblo no es muy grande pero si lo suficiente como para que deba estar unos cuantos segundos buscando su mirada hasta encontrarla. En cuanto la encuentro veo como se levanta confundida y yo me acerco hacia ellos en un par de zancadas.

–Héctor, ¿que haces aquí?– Noto la confusión en su voz.

–Teníamos día libre y pensé en venir a verte.–Miento.

Por mucho que me duela no puedo reprocharle nada, al fin y al cabo no somos nada.

–Lo siento, no sabía que vendrías.– Habla genuinamente apenada.

–Ya.– Nos quedamos callados unos segundos en los que miro al chico que estaba junto a ella.

El mocoso tiene unos ojos marrón mierda y un pelo rubio tan oscuro que parece que no se lo ha lavado en mucho tiempo. Se levanta para saludarme y lo miro hacia abajo por lo bajito que es intentando intimidarlo.

–Hola, eres Héctor Fort, ¿verdad?– El chaval se ve realmente emocionado pero yo no puedo ni darle una sonrisa.

Parece notar la tensión en el aire ya que su sonrisa va desapareciendo poco a poco.

–Si.– Suelto borde.– ¿Y tú eres?– Lo miro de arriba a abajo despectivamente.

–Soy Marcos, encantado.– Me da la mano.

Yo no

No le doy la mano y la termina bajando después de unos segundos.

–Héctor...– Parece que Haizea trata de regañarme pero la ignoro.

Como parece que ella lo hace conmigo

Agarro una silla de otra mesa y me siento en su mesa.

–Venga, sentaos.– Los dos me hacen caso.– Y decidme, ¿de que estabais hablando? No, espera, primero, ¿sois novios?– Pregunto con una sonrisa irónica en los labios.

(...)

Fermin López

Lamine y yo llegamos a la dirección que Pau nos mandó hace unos minutos, es un restaurante. Mi compañero de equipo está afuera del lugar junto a otras dos chicas rubias, una, la qué supongo que es Maia porque parece más joven y otra chica algo mayor a su lado. La chica parece más o menos de mi edad, con un largo pelo ondulado y los ojos azules más bonitos que he visto nunca.