40. Es mi novia

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Héctor Fort
29 de mayo de 2024

Me fijo en la manera en la que Haizea solo revuelve el plato de comida sin darle ni un bocado. No quiero arruinar la cita hablando sobre eso pero tampoco quiero que ella empeore o algo parecido.

–Haizea.– Susurro para que la conversación se quede entre nosotros y no con los chismosos de los "camareros".

–¿Si?– Me pregunta sonriendo.

–¿Podrías comer un poco, por favor?– Su mueca desaparece.– Por favor, cariño. Un poco.– Insisto.

–No tengo mucha hambre.– Niega.– Pero estoy bien, te lo prometo.

–Come un poquito. Al menos esto.– Le aparto la comida dejando un cuarto esta para que se lo coma y termina asintiendo.

–De acuerdo.

Volvemos a nuestra anterior conversación pero me sigo fijando si come y lo hace, lento pero lo hace.

En cuanto terminamos de comer y los chicos se encargan de recoger todo, Haizea y yo nos levantamos.

–¿Podemos dar un paseo?– Me mira con esos ojos suplicantes.– Aún no quiero volver a casa, ricitos.

–No íbamos a volver a casa aún, cariño. Tengo más cosas planeadas.

La guío a un coche que hay aparcado en una esquina y nos subimos. Haizea mira hacia el asiento de conductor confundida pero después su mueca cambia a una sorprendida.

–Oh, hola Fermín.– Saluda al ver al rubio.

–Hola Haizea. ¿Listos?

–Claro.– Asiento después de ver que Haizea ya tiene el cinturón puesto.

El coche arranca y a pesar de las constantes preguntas de la chica no le digo nada hasta llegar al lugar.

–Ponte esto.– Le enseño una venda.

–¿Por qué?– Cuestiona arrugando la nariz sin estar del todo convencida.

–Para que no veas adonde vamos. Te juro que te va a gustar.

–De acuerdo.– Acepta y yo le ato la venda feliz.

Salgo del coche y le ayudo a salir, le agradezco a Fermin por habernos traído y se va. Andamos un par de pasos hasta que me parece el momento adecuado para que Haizea vea todo.

–A la de tres puedes quitártela.– Asiente y noto como trata de reprimir una sonrisa.– Uno...– Empiezo a susurrar sobre su oído.– dos y... tres.– Se la quita y mira todo a su alrededor notando como sus ojos brillan por las luces y la emoción.

–Es... ¡increíble!– Salta sobre mi abrazándome completamente emocionada y yo la sujeto.– Muchas gracias. ¿Como sabía que me gustan?

–Maia me contó que siempre has querido experimentar el estar en una gran feria como las de las películas y cuando me enteré que habría una aquí me pareció buena idea traerte.– También sé que no le gustan demasiado los sitios abarrotados por lo que investigué para saber a qué hora y qué días hay menos gente para traerla.

–Me encanta. ¿Podemos entrar ya?– Pregunta emocionada como una niña pequeña y yo asiento riendo.

–Claro, vamos.– Agarro su mano y entramos al sitio.– ¿Adonde quieres ir primero?– Observa todos los lugares.

–Ahí.– Señala un puesto donde se puede ganar un muñeco si explotas tres globos con unos dardos.

–Entonces vamos.– Nos acercamos al lugar.– Una partida, por favor.– Le pido al hombre dándole el dinero y él me da los dardos.– Toma.– Se los ofrezco a Haizea.

¿Rojiblanco o azulgrana? // H.FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora