36. Eres un inculto

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Haizea Mendizabal
24 de mayo de 2024

Llego al aeropuerto de Barcelona esperando que Héctor no tarde mucho en aparecer hasta que veo a un señor con un cartel.

Haizea Mendizabal

Me acerco al hombre quien me mira de arriba a abajo como si comprobara que soy yo y me sonríe.

–¿Haizea?– Asiento.

–¿Quien es usted?– Pregunto confundida.

–Me manda Héctor, él está en el coche ya que no quería que os vieran y vuelvan a publicar fotos vuestras.– Asiento sabiendo que es algo que él diría.

Lo sigo hasta llegar a un coche con las ventanas polarizadas lo cual de alguna manera me inquieta, pero cuando abre la puerta y veo a mi novio dentro, todo desaparece y solo puedo pensar en volver a abrazarlo y besarlo.

–Hola, cariño.– Me dice, después de besarnos, en voz baja.

–Hola...– Contesto de la misma manera.

–¿Preparada para conocer a mis padres?

–No estoy segura, la verdad.– Hablo nerviosa.– En serio quiero caerles bien.

–Tranquila, mi madre ya te ama.– Intenta tranquilizarme.

–Eso me relaja un poquito.– Ríe suavemente y me da otro beso en la frente una vez el coche empieza a moverse.

–¿Sabes que Xavi se va?– Habla de repente después de unos minutos de silencio.

–Algo he oído.– Asiento.

–No quiero que se vaya.– Susurra.– Él fue el que ha confiado en mí desde el minuto uno, el que nos ha juntado, el que nos ha hecho ser una familia...– Sé que le duele porque siente que lo está abandonando.

A él y a todos

–Fue su decisión, ¿verdad?

–Eso creo, pero realmente voy a echarle de menos. Tengo miedo del nuevo entrenador, ¿y si no confía tanto en mí como Xavi lo hace?– Pregunta intranquilo.

–Lo hará porque se dará cuenta de que eres un muy buen jugador y que no puede desperdiciar tu talento.– Aseguro.

–A veces me pregunto que hacia el año pasado sin ti y ni siquiera podría imaginarme estar sin ti otra vez.

–Yo tampoco podría estar sin ti.– Estoy de acuerdo.

Llegamos a la qué supongo es la casa de Héctor y me doy cuenta de que aunque llevemos medio año conociéndonos aún no había estado en su casa.

–Vamos, mi madre está desesperada por conocerte.– Habla mi novio agarrando mi maleta y mi mano para dirigirnos a la puerta.

–Eso no ayuda.– Me quejo pero solo se ríe mientras toca el timbre.

Una señora rubia abre la puerta con una gran sonrisa en su cara.

–¡Hola!– Se lanza a abrazarme lo cual me sorprende mucho.– Llevaba mucho tiempo esperando conocerte, desde que mi niñito me habló de ti.– Señala a su hijo que ahora está sonrojado.

–Mamá.– Se queja el pelinegro.

–¿Que? Es verdad. Estas enamoradito perdido y ella tiene que saberlo.

–Ya lo sabe, mamá. Se lo recuerdo todos los días.– Me regala una sonrisa mientras dice eso.

–Así me gusta.– Le revuelve el pelo como si fuera un niño ignorando sus quejas.

¿Rojiblanco o azulgrana? // H.FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora