•Capitulo 32•

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MIKO

|VOLVERLA A VER|

Fuimos invitadas a un "Evento Exclusivo de la Industria" en Nueva York, un encuentro elegante donde se reunían celebridades, músicos, modelos y actores. Mariana y yo llegamos juntas al salón, que parecía un club privado lleno de lujo y sofisticación. Al pasar por la alfombra roja, los flashes de los paparazzi y las preguntas de los periodistas nos recibieron.

"¿Qué ha pasado con la modelo Madeline Bennett."

"¿Todo fue marketing?"

¿Hubo algo entre ustedes dos y ahora rompieron?

Las preguntas eran inevitables, y aunque evitaba dar detalles, la curiosidad sobre mi relación con Madeline parecía no tener fin. Mariana y yo entramos al salón, un lugar impresionante adornado con luces brillantes y una decoración exquisita. Pero, a pesar del ambiente vibrante, no podía quitarme de la cabeza la pregunta sobre si Madeline estaría aquí.

—Si estás pensando en buscarla, lamento decirte que Madeline rara vez asiste a estos eventos—me susurró Mariana mientras nos dirigíamos a un grupo de personas.

—¿En serio? ¿Por qué no?—pregunté, con un dejo de decepción en mi voz.

—No lo sé exactamente. Siempre la invitan, pero nunca aparece. Creo que esta vez no será diferente—respondió ella, con una nota de tristeza en la voz.

Suspiré y tomé un trago de mi bebida, un elegante Champagne que me ofreció un camarero vestido a la perfección. Mariana me guió a un grupo de personas, pero mi mente estaba en otro lugar, buscando a Madeline entre la multitud.

Poco después, una chica se acercó con un brillo en los ojos.

—¡Hola! ¡No creerán a quién acabo de ver! ¡Madeline Bennett! Pensé que nunca asistía a estos eventos.

Mi corazón se aceleró. Miré hacia donde la chica señalaba y ahí estaba, Madeline, rodeada por un grupo de personas. Ella lucía deslumbrante en un vestido rojo intenso que resaltaba su figura. Su cabello, ahora lacio y negro, caía en ondas perfectas sobre sus hombros. La combinación del vestido y su piel blanca hacía que su presencia fuera aún más impactante.

—¿Es ella?—preguntó Mariana, notando mi incredulidad.

—Sí, es ella—respondí, incapaz de apartar la vista.

Madeline parecía completamente ajena a la multitud, como si el mundo girara alrededor de ella sin que le afectara. Me encontré mirando su elegante figura, admirando la gracia con la que se movía. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, sentí un vuelco en el estómago. Pero, tan pronto como se dieron cuenta de mi presencia, apartó la mirada, como si yo no estuviera allí.

El rechazo instantáneo fue un golpe doloroso. Me quedé allí, con el corazón latiendo desbocado, mientras ella volvía a reír y a charlar con su grupo. La distancia entre nosotros se hizo palpable, y mi deseo de acercarme se desvaneció lentamente. Sentía una mezcla de tristeza y desilusión mientras la observaba, comprendiendo que tal vez, en este momento, no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que había pasado entre nosotras.

[...]

MADELINE

Estaba rodeada por un grupo de modelos con las que había coincidido en desfiles anteriores. Aunque nunca me habían gustado estos eventos, decidí asistir este año. Después de todo, necesitaba distraerme un poco. La alfombra roja había sido un desfile de preguntas, la mayoría sobre esa platinada que un día me mandó al diablo. Sabía que quizás todo había sido solo una aventura, pero me dejé llevar por mis sentimientos.

—Es sorprendente verte aquí, Madeline—dijo una de las modelos mientras me sonreía—. Ese vestido te luce a la perfección.

—Muchas gracias—respondí con una sonrisa cortés.

De repente, sentí una mirada fija en mí. Al voltear, vi a Victoria. Su cabello platinado estaba recogido en una coleta alta y vestía un elegante traje. Nuestros ojos se encontraron, y por un momento, sentí el impulso de correr hacia ella y perderme en sus brazos, quizás por última vez. Pero me contuve y aparté la mirada rápidamente.

Me alejé del grupo y tomé una copa de champagne que me ofreció una camarera. Mientras daba un sorbo, escuché una voz conocida.

—Creo que el universo nos quiere juntas—dijo Abril, una de las chicas con las que me habían relacionado últimamente. Me miró con una sonrisa seductora—. Te ves linda con ese vestido rojo.

A pesar de mis pensamientos dispersos, el comentario de Abril no logró hacerme olvidar a Victoria. La vi de lejos, pero eso no impidió que me sintiera atraída por la idea de acercarme. Sin embargo, decidí alejarme y buscar a Elena, mi manager, para distraerme un poco.

—La vi—le dije a Elena cuando me senté a su lado, tratando de mantener la calma.

Elena me miró con curiosidad, pero antes de que pudiera responder, Abril se acercó nuevamente. Esta vez, su actitud era más insistente.

—¿Te gustaría bailar conmigo?—preguntó, su voz estaba cargada de un tono coqueto.

—Gracias, pero no me siento con ganas de bailar ahora mismo—dije, tratando de ser cortés.

Abril frunció el ceño pero asintió y se alejó. Elena aprovechó el momento para intervenir.

—Creo que deberías considerar conocerla y superar a Victoria—dijo Elena con sinceridad—. Ya pasaron casi tres meses. Te mandó a la mierda y después te buscaba. Está mal, Maddie. Te dejaste llevar demasiado por tus sentimientos.

Suspiré, sintiendo el peso de sus palabras. Me dolía admitirlo, pero tenía razón. Me había dejado llevar por la esperanza y el deseo de algo que tal vez nunca iba a ser real.

—No quiero olvidarla—dije con un tono decepcionado—. En verdad creí que era diferente.

—Es comprensible—dijo Elena con una voz suave—, pero no puedes seguir anclada en lo que pudo haber sido. Tienes que seguir adelante. No te hagas más daño a ti misma.

Sentí el nudo en mi estómago aflojar un poco con sus palabras. Aunque aún me dolía, entendía que era momento de enfrentar la realidad y tratar de seguir adelante. Aún tenía que enfrentar mis sentimientos, pero al menos, sabía que tenía que empezar a hacerlo.

—Solo quería volverla a ver—dije con un suspiro.






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BESOS, NIX💗

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora