•Capitulo 52•

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MADELINE
|CAMBIO DE LOOK|

—¿Davina?—preguntaron mis dos mejores amigas al mismo tiempo, sus miradas incrédulas.

—Sí, la contrató para que cantara en su cumpleaños—dije con disgusto. Ambas se voltearon a ver y negaron con la cabeza.

—Madeline, dile que no. Conoces a esa perra, y quizás hasta intente ligar con ella—dijo Maggie rápidamente.

—No puedo. Victoria es cantante, no puedo simplemente decirle 'No harás eso porque me siento insegura'—respondí, tratando de ser razonable.

Estábamos en el salón, acompañando a Vicky para su nuevo cambio de look. Mientras le arreglaban el cabello, les contaba a mis amigas lo que había sucedido con la llamada.

—Pero ella misma te dijo que si no querías, no iría—señaló Elena.

—Lo sé, pero simplemente no lo haré. Confío en Victoria y sé que, si Davina intenta algo, ella pondrá su límite.

—Es verdad—concedió Maggie—, no puedes desconfiar tan rápido cuando apenas llevan un mes de novias. Pero tienes que hablar con ella sobre lo que Davina puede llegar a ser capaz.

Asentí, sabiendo que tenía razón. Tenía que abordar el tema con Vicky, pero sin que pareciera que dudaba de ella

—¿Irás con ella a Puerto Rico?—preguntó Maggie, mirándome con seriedad.

Antes de que pudiera responder, Elena lo hizo por mí.

—No puede, tiene una agenda muy apretada en Londres—dijo, en un tono que sonaba más a mi manager que a mi amiga.

—Exacto—añadí con un suspiro, sintiendo una punzada de tristeza.

Maggie, siempre tan práctica, dejó escapar un comentario con una sonrisa.

—Si hubieras sido psicóloga, te ibas a vivir a Puerto Rico y serías su psicóloga personal—dijo, como si fuera lo más sencillo del mundo.

Reímos un poco ante la idea, pero el peso de la situación seguía ahí. La posibilidad de no acompañar a Vicky a Puerto Rico me preocupaba, pero sabía que no podía desatender mis responsabilidades en Londres. Tendría que confiar en que todo saldría bien, aunque la idea de Davina siempre rondara en mi cabeza.

Después de lo que pareció una eternidad, finalmente vi a Vicky—o mejor dicho, Miko, como suelen llamarla—salir del salón con su nuevo look. La transformación era impresionante. Su cabello ahora lucía un tono rojizo vibrante que resaltaba perfectamente con su piel y esos ojos que siempre me atrapaban.

—¿Qué tal?—preguntó ella, dando una pequeña vuelta para mostrarme cada ángulo.

Me quedé sin palabras por un momento, admirando cómo el color parecía haberle dado una nueva energía. Incluso Maggie y Elena, que habían estado discutiendo conmigo hace un momento, se quedaron boquiabiertas.

—Estás... espectacular—dije finalmente, con una sonrisa que no pude contener. Caminé hacia ella y la abracé, inhalando el suave aroma de su cabello recién teñido. —Este look te va a traer problemas... porque ahora tendrás que alejar a todas esas admiradoras que van a venir por ti.

Ella rió, el sonido cálido y contagioso, antes de besarme suavemente en los labios.

—No me importa nadie más, baby—susurró cerca de mi oído, enviando un escalofrío por mi espalda. —Tú eres la única que quiero que me admire.

Nos quedamos así, por un momento, olvidándonos del resto del mundo. Pero en el fondo, sabía que la prueba real vendría pronto, cuando Davina estuviera en la misma habitación que Vicky, intentando deslumbrarla. Tendría que confiar en nuestra relación, y en Vicky, más que nunca.

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora