•Capitulo 55•

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MADELINE
|QUIZAS SEA LA CORRECTA|

El silencio en la sala de entrenamiento de mi padre era palpable, interrumpido solo por el sonido rítmico de sus golpes contra el saco de boxeo. Este era su refugio, el lugar donde se aislaba después de un largo día de trabajo. Cada golpe parecía ayudarle a liberar el estrés acumulado, y hoy, con más razón, sentí que necesitaba estar cerca de él.

Me senté en una banqueta cercana, llevando el cigarrillo a mis labios y tomando una profunda calada. Sabía que a mi padre no le gustaba que fumara, pero hoy no parecía importarle. Cuando se dio cuenta de mi presencia, se detuvo, agarrando una toalla para secarse el sudor antes de dirigirse a mí.

—Es bueno tenerte aquí, cariño. ¿Pero ha pasado algo?—preguntó, su voz llena de una mezcla de preocupación y firmeza.

—Nada, solo vine de visita, pero mamá no está—respondí con aparente calma, aunque por dentro estaba lejos de sentirme tranquila.

—Sí, salió con Adeline—respondió, tomando una botella de agua y dándole un sorbo—. Ya sabes, es la favorita, ya que es su primera nieta. Solo faltas tú.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír ligeramente.

—Por favor, papá, no me jodas.

—Bueno, en estos tiempos ya hay métodos—dijo con una sonrisa antes de mirar el cigarrillo en mi mano—. Te he dicho que no me gusta que fumes.

Asentí, sin decir nada, mientras apagaba el cigarrillo en el suelo. Mi padre se acercó y se sentó a mi lado, pasando su mano por mi cabello en un gesto que siempre me había reconfortado.

—Cuéntame lo que pasó con Victoria. Sé que estás aquí por eso—dijo con esa intuición que siempre había tenido para saber cuándo algo me estaba carcomiendo por dentro.

Sentí el nudo en mi garganta hacerse más grande, pero intenté mantener la compostura mientras le explicaba lo sucedido.

—Davina organizó una fiesta y contrató a Vicky para cantar. Cuando ella estaba borracha, Davina la besó—dije, sintiendo cómo las palabras pesaban en mi boca.

—¿Por eso salieron esas noticias de una supuesta ruptura?—preguntó, a lo que respondí asintiendo con la cabeza—. Cariño, tienes que hablar con ella. Se nota que Victoria te quiere, y debe haber una explicación para lo que pasó. Dale la oportunidad de aclarar las cosas.

—No lo sé, papá—dije con un suspiro pesado—. Davina ya se metió en una relación anterior. Es como si quisiera destruirme.

—Siempre te lo dije, esa muchachita quería todo lo que tú tenías—comentó, mientras seguía acariciando mi cabello—. Pero habla con Victoria, puede que ella sea la correcta para ti.

El silencio que siguió fue denso, lleno de pensamientos y dudas. Sabía que mi padre tenía razón, pero el miedo a lo que podría descubrir me mantenía paralizada, incapaz de dar el siguiente paso.

—¿Cómo supiste que mamá era la correcta para ti?—pregunté, rompiendo el silencio mientras lo miraba a los ojos.

Mi padre dejó escapar una pequeña risa, como si la pregunta lo hubiera tomado por sorpresa, pero en su mirada había una calidez que siempre aparecía cuando hablaba de ella.

—Fue más una sensación que una certeza—dijo, girando ligeramente para mirarme mejor—. No se trata de saberlo al cien por cien desde el principio, sino de cómo se siente estar con esa persona. Con tu madre, cada día se fue sintiendo más natural, más correcto. Como si todas las piezas encajaran, a pesar de las diferencias y los momentos difíciles.

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora