•Capitulo 37•

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MIKO
|LOS MENSAJES|

—Acho, ¿el día antes de dejar de hablar con Maddie, tú sabe' si alguien agarró mi phone?—pregunté, mi tono cargado de preocupación mientras miraba a Mariana y Mauro.

Mariana levantó una ceja, pensativa, antes de responder:

—Hmm, ahora que lo menciona', había una jeva que andaba bien pegá' a ti ese día. Tú sabe' quién te digo, la que siempre se te arrima en los eventos.

—Sí, sí, ahora que lo menciona Mariana, la vimos agarrando tu celular. Estaba preguntando cosas, como si tú gustara' de Maddie, y pues, nosotros dijimos que sí, porque obvio, tú siempre estás pendiente de ella.

El corazón se me aceleró al escuchar eso. ¿Cómo no lo había pensado antes?

—¡Puñeta! Entonces fue ella...—murmuré para mí misma, sintiendo una mezcla de alivio y rabia—. Esa tipa fue la que envió los mensajes.

—¿Y qué más dijo?—pregunté, mi mente dando vueltas.

—Se la pasaba preguntando un montón de cosas de ti, que si cuánto tiempo llevabas conociendo a Maddie, que si eran cercanas...—continuó Mariana, frunciendo el ceño—. Pero en ningún momento pensé que haría algo tan loco como agarrar tu phone pa' eso.

—Acho, tiene que haber sido ella—dije, apretando los puños con frustración—. Fue después de ese día que todo cambió con Maddie, ella me mandó esos mensajes raros y me dejó con la mente vuelta un ocho.

Mauro asintió, viéndose un poco culpable.

—Lo siento, Miko. Nunca pensé que la tipa fuera a hacer algo así.

—Tranquilo, no e' tu culpa—respondí, intentando mantener la calma—. Pero ahora tengo que resolver este revolú. No puedo dejar las cosas así con Maddie, menos sabiendo que fue todo un malentendido.

Mariana me miró con seriedad.

—Pues ya tú sabe', Miko, tienes que hablar con ella. Aclara todo antes de que sea demasiado tarde.

No perdí tiempo. Saqué mi celular y llamé a Maddie. Mi corazón latía rápido, pero sabía que tenía que contarle esto de inmediato.

—Miko—respondió Maddie al otro lado de la línea, su voz suave, como siempre.

—Maddie, baby, acabo de darme cuenta de algo—dije, tratando de mantener la calma—. Creo que ya sé quién pudo haber mandado esos mensajes. Fue una chamaquita que le tenía ganas a mí y se puso a jugar con mi celular el día antes de que todo se volviera un desastre.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que Maddie hablara de nuevo, esta vez con un tono de sorpresa.

—¿En serio? ¿Y cómo te enteraste?

—Mariana y Mauro se acordaron de que ella estaba haciendo preguntas raras sobre nosotros y que le dijeron que sí me gustaba de ti. Creo que aprovechó pa' mandar esos mensajes y joder todo.

Maddie suspiró al otro lado, pero no había distancia en su voz, solo comprensión.

—¿Cómo alguien pudiera hacer algo así?—murmuró con incredulidad—. Pero está bien, confiaré en ti.

El alivio que sentí en ese momento fue inmenso, y no pude evitar sonreír.

—Gracias, baby. Prometo que todo va a mejorar entre nosotras—le dije, con sinceridad.

—No hay problema—respondió ella suavemente—. Hablamos luego, ¿sí? Estoy de camino a una sesión.

—Dale, baby. Cuídate mucho... Te quiero—añadí, sin poder evitar que las palabras salieran con más sentimiento del que planeaba.

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora