•Capitulo 41•

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MADELINE
|CENA FAMILIAR|

Hoy era el gran día: Victoria iba a conocer a mis padres. A mis hermanos ya los había visto antes, así que no tenía de qué preocuparse en ese aspecto. Cuando la vi, me quedé sin aliento por un momento. Llevaba un traje espectacular de color crema, que resaltaba sus tatuajes. La chaqueta colgaba de sus hombros con una elegancia natural, mientras que el chaleco entallado resaltaba su figura. Los pantalones anchos y el peinado suelto le daban un aire sofisticado y relajado a la vez.

Yo, por mi parte, decidí optar por algo un poco más dramático y sofisticado. En lugar de un vestido rojo, me incliné por un conjunto de chaqueta y falda de un rojo intenso. La chaqueta tenía un corte estructurado que acentuaba mi cintura, y los detalles en los hombros y la parte baja le daban un toque de modernidad. La falda, de corte lápiz, llegaba justo por debajo de las rodillas, completando un look poderoso. Me recogí el cabello en un moño elegante, dejando unos mechones sueltos para enmarcar mi rostro.

Victoria tomó un profundo respiro y me miró con esos ojos llenos de incertidumbre.

—Estoy un poco nerviosa—admitió, su acento puertorriqueño asomándose levemente.

Sonreí, tratando de infundirle confianza. Me acerqué para besarla suavemente en los labios.

—Tranquila, todo va a estar bien—le dije con una sonrisa tranquilizadora—. Mis padres te van a adorar, estoy segura.

Victoria soltó una risa nerviosa.

—Ay, ojalá, porque si no, me muero—respondió.

Nos dirigimos al restaurante más lujoso que conocía, un lugar donde cada detalle estaba cuidadosamente planeado para impresionar. Las luces doradas creaban un ambiente cálido y acogedor, mientras que la decoración elegante y minimalista dejaba en claro que estábamos en un sitio de categoría. Al llegar, el valet aparcó el auto, y nos recibió un mesero vestido de manera impecable.

—Vamos a matar esto, ¿no?—dijo Victoria, con una mezcla de determinación y nerviosismo en su voz mientras entrelazaba su mano con la mía.

—Claro que sí—le respondí con una sonrisa, dándole un pequeño apretón de manos para animarla. La idea de que estuviera tan preocupada me parecía adorable, y quería hacer todo lo posible para que se sintiera cómoda.

Entramos al restaurante, donde un hombre vestido con un elegante traje negro nos guió hacia nuestra mesa. El lugar estaba lleno de detalles exquisitos: desde la vajilla de porcelana fina hasta las copas de cristal tallado. Los comensales, en su mayoría, eran gente de la alta sociedad, lo cual le añadía un toque extra de formalidad al ambiente.

—Oh, Dios, esto es demasiado fancy—murmuró Victoria, mirando alrededor con asombro.

—¿Te gusta?—le pregunté.

—Me encanta, pero... ¡puñeta, qué presión!—dijo, haciendo que me riera.

—Relax, mi amor. Estamos aquí para disfrutar—le recordé, acariciando su mano con la mía mientras tomábamos asiento.

Mientras esperábamos a mis padres, le dediqué una mirada a Victoria, quien intentaba controlar sus nervios. Su seriedad contrastaba con la usual confianza que emanaba.

—Vic, no tienes nada de qué preocuparte—le aseguré, inclinándome hacia ella—. Si te empiezas a sentir overwhelmed, solo avísame y nos vamos.

Ella asintió, tomando un sorbo de agua para calmarse. Estaba claro que este encuentro significaba mucho para ella, y quería que todo saliera perfecto. Por mi parte, solo podía esperar que mi familia la tratara con la calidez y el respeto que merecía.

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora