•Capitulo 45•

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MADELINE
|YO NO SOY CELOSA|

Después del concierto, la energía seguía vibrando en el aire, como si la música aún resonara en cada rincón de Nueva York. Nos dirigimos hacia una fiesta posterior que había sido organizada en uno de esos clubes exclusivos que parecían ser parte del paquete para cualquier gran evento. Las luces de neón y la música alta nos recibieron cuando entramos, sumergiéndonos en un ambiente de celebración y descontrol. Todos estaban ahí para divertirse y celebrar el éxito de Vic en el escenario.

A pesar de la euforia que rodeaba la noche, noté que me sentía un poco más distante de lo habitual. Me movía entre la multitud con una sonrisa en el rostro, saludando a la gente, tomando sorbos de mi bebida, pero sin realmente sentirme parte de todo. Mis amigas estaban disfrutando, riéndose y conversando con diferentes personas, pero yo me encontraba en un punto medio entre el entusiasmo general y una sensación incómoda que no lograba sacudirme.

Vic estaba ocupada hablando con algunas personas de la industria, y aunque nos habíamos mirado un par de veces, no habíamos tenido la oportunidad de estar juntas desde que terminó el concierto. La observé desde la distancia, viéndola ser el centro de atención, lo cual era algo a lo que ya estaba acostumbrada. Sin embargo, esta vez noté a varias chicas coqueteando abiertamente con ella. Sus elogios y sonrisas descaradas me hicieron sentir una punzada de celos. Pensé: "No tienes por qué estar así si no te ha pedido ser tu novia", pero también recordé que en el camerino, Vic me mencionó como su novia. Eso me hizo cuestionar mis sentimientos y la seguridad en nuestra relación.

Mientras observaba, escuché conversaciones de otras personas que no dejaban de mencionar lo increíble que era Vic. Entre ellas, había comentarios más coquetos de algunas chicas que parecían no tener escrúpulos al flirtear con ella.

—"¿Te gustaría salir conmigo alguna vez?"—escuché a una chica decirle a Vic con un tono sugerente.

—"¡No puedo creer lo buena que estás en el escenario! Seguro que podríamos pasarlo genial juntas"—dijo otra, con una mirada de admiración que me hizo fruncir el ceño.

Vic manejó la situación con su típica tranquilidad, pero no pude evitar sentirme incómoda. No pasó mucho tiempo antes de que Vic apareciera a mi lado. La vi acercarse después de hablar con las chicas y me sentí una mezcla de alivio y nerviosismo. Su expresión era de preocupación, y cuando me giré para mirarla, tenía esa expresión de preocupación que solo mostraba cuando sabía que algo no iba bien.

—¿Estás bien, baby?—preguntó la platinada mientras ponía su mano en mi pierna.

—Sí, todo perfecto—dije en un tono seco que intenté disimular—. Veo que tienes muchas fans coquetas.

Pude ver cómo solo se reía.

—¿Estás celosa, mi amor?—me susurró al oído, su aliento cálido rozando mi piel. Su tono era juguetón, pero sus manos también eran atrevidas. Mientras hablaba, sus dedos trazaron líneas suaves sobre mi pierna, haciéndome sentir una mezcla de incomodidad y deseo.

—Claro que no, yo no soy celosa—respondí, aunque no estaba del todo convencida.

Vic me miró con una mezcla de ternura y diversión, y se inclinó para darme un beso suave en la mejilla. Luego se levantó y se dirigió hacia el grupo de chicas que le hacían señas desde hacía rato. Vi cómo una de ellas intentó acercarse demasiado, inclinándose para susurrarle algo al oído. Vic se apartó rápidamente, creando un pequeño espacio entre ellas.

Sintiéndome incómoda, me dirigí al balcón escondido que había visto antes. La brisa fresca de Nueva York me recibió, y saqué un cigarro de mi bolso, encendiéndolo mientras lo llevaba a mi boca. Minutos después, sentí que alguien se colocaba detrás de mí, y los brazos tatuados que rodeaban mi cintura eran inconfundibles.

—¿Qué pasa, princesa?—me preguntó Vic, dejándome un beso suave en el cuello.

—Nada, puedes regresar con tus fans—respondí, intentando alejarme de ella, pero no me soltaba.

—Baby, sé que te negarás que estás celosa, pero déjame decirte que no tienes por qué estarlo—susurró, sus manos acariciando mi cintura mientras hablaba cerca de mi oído—. Si es por lo de las chicas, los carteles o los panties en el concierto, tú sabes que soy toda tuya.

—No estoy celosa, solo... me siento rara, como insegura—admití, sintiendo una mezcla de alivio y vulnerabilidad.

Vic me abrazó más fuerte, su calor y cercanía reconfortantes. Su mano subió hacia mi cabello, acariciándolo suavemente.

—No tienes nada que temer—dijo, su tono lleno de sinceridad—. Eres la única para mí, y nada va a cambiar eso.

—Por esto evitaba estar con un cantante—reproché, y la platinada solo se rió—. Todo el mundo quiere contigo.

—Ni modo, baby. Yo solo te quiero a ti—. De un movimiento rápido, Victoria me giró hacia ella para quedar de frente.

Sus labios chocaron con los míos con una intensidad desesperada. Sus manos se aferraron a mi cintura mientras el beso se volvía cada vez más intenso. Después de un rato, nos separamos por falta de aire, y ella me dio una sonrisa radiante.

—Come on, let's go inside—me dijo, su voz llena de determinación.

La platinada me tomó de la mano y me condujo de vuelta al interior de la fiesta. Al llegar, vi cómo el mismo grupo de chicas se acercó, pero Victoria tomó la delantera antes de que pudieran decir algo.

—Sorry, no he pasado mucho tiempo con mi chica y la extraño —. dijo Victoria, mirando a las chicas con firmeza. Pude ver cómo ellas me miraban con disgusto, y yo solo les devolví una sonrisa triunfante.

«Malditas envidiosas», pensé para mis adentros.

Nos dirigimos hacia la mesa donde estaban sentadas mis dos amigas, sudadas de tanto bailar. Justo cuando me disponía a sentarme en mi lugar, Miko me jaló y me hizo sentar en sus piernas, como si reclamara su espacio en la fiesta.

Me reí, disfrutando de la mezcla de celos y cariño que llenaba el ambiente, y dejé que la noche continuara con la energía renovada que solo Victoria podía darme.

—¿Dónde estaban?—preguntó Elena con curiosidad.

—Afuera, tomando un respiro—respondí, mientras Victoria me mantenía abrazada sin soltarme.

—Vicky, deja a la chica, la vas a matar con ese abrazo—se burló Mariana.

—¡No puedo puñeta, la extrañaba demasiado!—dijo Victoria, en un tono juguetón y con acento puertorriqueño—. Ustedes no entienden, no la he tenido conmigo en toda la noche, ¡y no me voy a soltar ahora!

—Ay, qué dramática—dijo Mariana con una sonrisa—. Está bien, pero por favor, no la asfixies.

Victoria me dio un beso en la mejilla antes de finalmente soltarme, pero aún me mantenía cerca.




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BESOS, NIX💗

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora