•Capitulo 34•

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MADELINE
|¿MELLIZOS?|

Seguíamos en Nueva York, y hace dos días le dije a Victoria que la llamaría para poder hablar bien las cosas. Aunque intenté negarme a hacerlo, finalmente acepté. No podía evitarlo; había algo que necesitábamos resolver.

Estaba en la cocina, cortando algo de fruta, cuando el timbre sonó. Mientras caminaba hacia la puerta, me sorprendió ver a Adelina, mi sobrina de cabello negro, abriendo la puerta. A su lado, estaba Victoria, sosteniéndola en brazos, la platinada le daba un beso en la mejilla a la niña, quien sonreía ampliamente.

—Adelina, te dije que no puedes abrir la puerta sin que yo te lo diga —le regañé suavemente, intentando mantener la calma.

—Okay —respondió ella con esa inocencia tan suya, mientras Victoria la observaba con curiosidad.

—¿Por qué se parece tanto a ti? —preguntó Victoria, sin apartar la vista de las dos, sus ojos mostrando una mezcla de confusión y sorpresa.

Solté una pequeña risa y, con un tono fingidamente obvio, respondí:

—Porque es mi hija, duh.

Victoria abrió los ojos de par en par, claramente sorprendida por mi respuesta, lo que me hizo reír aún más.

—Es broma, ella es mi sobrina —aclaré rápidamente, mientras Adelina se reía, aparentemente disfrutando de la confusión.

Victoria soltó un suspiro de alivio y rió también, aunque todavía parecía procesar la broma. Verla relajarse, aunque solo fuera por un momento, hizo que todo el nerviosismo que sentía antes disminuyera un poco.

—Bueno, tienen un parecido increíble —admitió finalmente, su tono más suave.

—Bueno, tienen un parecido increíble —admitió finalmente, su tono más suave.

—Lo sé —respondí mientras tomaba a la pequeña en brazos, guiándola suavemente hacia la cocina—. Pasa, ¿le dijiste a Mariana y a Mauro que vengan?

—Yes, pero primero necesitamos aclarar algo, baby —dijo Victoria, acercándose un poco más de lo que esperaba.

Sentí su cercanía y, casi de inmediato, me alejé un poco, dirigiéndonos hacia la pequeña cocina. Al entrar, vi a Adelina sentada en la mesa, comiendo la fruta con entusiasmo, sus piernitas balanceándose de felicidad.

—Adelina y Madeline —repitió Victoria, sorprendida—. Si no supiera mejor, diría que es tu hija solo por el nombre.

Solté una pequeña risa, recordando la historia detrás de eso.

—La esposa de mi hermano decidió ponerle así... aunque, bueno, después de que le insistí por meses, claro —dije, y Victoria soltó una risa.

En ese momento, Adelina levantó la vista, con curiosidad en sus ojos verdes almendrados.

—¿Quién es ella, tía? —preguntó, señalando a Victoria.

Me quedé un segundo en silencio, buscando las palabras adecuadas para presentar a Vicky.

—Ella es... mmh... —vacilé, sin encontrar la respuesta correcta.

—Tu futura tía postiza —respondió Victoria sin dudar, lo que me hizo darle un codazo en el costado, mientras ella reía suavemente.

Adelina frunció el ceño, claramente confundida, pero luego sonrió ampliamente, aceptando la respuesta sin más preguntas. Victoria me lanzó una mirada divertida, y supe que, aunque quedaban cosas por resolver, al menos en ese momento, podíamos permitirnos un pequeño respiro.

I CAN SEE YOU (YOUNG MIKO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora