•● 38 ●•
Felix no podía apartar los ojos del cuerpo de Rowon. Lo habían lavado y vestido, y ahora reposaba dentro de un ataúd que no era más que parafernalia. Esa noche lo llevarían a un lugar apartado y quemarían su cuerpo. Todos los grandes pueblos, de grandes guerreros, rendían homenaje a sus muertos purificándolos con fuego. Los licántropos no eran diferentes en ese sentido. Su estirpe, una de las más antiguas en el mundo, había nacido de una bruja de los primeros Hombres del Norte, y sus ritos perduraban.
Apenas lograba soportar el dolor que había en aquella casa. Changbin sollozaba como un niño pequeño, mientras Yeji trataba de abarcar su enorme cuerpo con los brazos. Junho no había dicho ni una palabra desde que abandonaron la iglesia horas antes. Su mente se encontraba en algún lugar muy lejos de allí. HanBin estaba sentado a su lado y consolaba a Jane con lágrimas en los ojos. Ella, además de a su tío, había perdido a Stephen; en el vampiro había encontrado al amor de su vida.
Los sollozos de Suzy y Jisung descendían desde la planta superior. Ambos llevaban horas junto a la cama de Minho. El chico había sido herido de gravedad y su estado no pintaba bien. No se curaba, y nadie entendía por qué.
Felix apretó los puños, sin saber qué hacer con todo lo que sentía; pero más importante que su pena, era el sentimiento de culpa que ensombrecía el corazón de Hyunjin. A su lado, él soltó un sollozo inesperado, fue un sonido áspero y furioso. Él no pudo soportarlo y abandonó la casa en silencio. Se sentó en el porche y contempló el bosque. Por primera vez desde que se había convertido en vampiro, su cuerpo percibió el frío de principios de noviembre. Ya no era solo una sospecha, se moría.
Cerró los ojos con fuerza y volvió a abrirlos. Llenó sus pulmones de aire y se dejó envolver por la pesadilla en la que se había convertido su vida. La gente a la que quería estaba muriendo. Primero sus padres; después su abuelo; Alice también lo había dejado; y su nueva familia comenzaba a deshacerse. Apretó los puños. Rabia, ira, violencia..., se expandían dentro de su cuerpo alimentando sus células. No podía permitirlo. Tenía que hacer algo y sabía qué debía hacer, solo que le daba tanto miedo.
—Si vienes a molestarme, pierdes el tiempo, no hay nada que digas que pueda hacerme más daño en este momento —le espetó a Somi antes de que la vampira pudiera abrir la boca.
Hubo un largo silencio, roto tan solo por el sonido de unos pasos recorriendo el porche.
—En realidad, me remordería la conciencia si te hiciera sentir peor de lo que ya te sientes —contestó Somi. Se apoyó junto al balancín donde Felix estaba sentado, y soltó sin miramientos lo que sentía—: Lo admito, todas las cosas que te he dicho y te he hecho han sido horribles, no estuvieron bien. Pero no voy a disculparme por amarlo. Tú mejor que nadie sabes cómo me siento. Tenía que intentarlo.
Felix alzó la vista y la miró de soslayo.
—¿Intentar qué? Hyunjin no te quiere. Te lo dijo abiertamente y nunca te dio esperanzas. ¿Qué esperabas que pasara?
—¿Tú qué crees? —preguntó ella a su vez—. Lo que aún espero, que un día abra los ojos y me vea de verdad. El amor nace y muere de muchas formas distintas. Él podría enamorase de mí. Y tú vas a morir, ¿por qué debería perder la esperanza?
Felix se puso de pie de un bote. Sus ojos se transformaron en rubíes incandescentes y sus colmillos descendieron con un siseo. El deseo de abofetearla le provocaba picor en las manos, las cerró en un puño y se quedó mirándola.
—No obstante, debería perder esa esperanza y no hacerme ilusiones. Soy tonta por aferrarme a lo que nunca será mío —continuó Somi. Esta vez no había desafío en su voz, solo resignación—. Ni siquiera podría competir contra tu recuerdo. Aunque tú ya no estés, él te querrá mientras viva, y yo no podría vivir sabiendo que soy un segundo plato.
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Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]
FanfictionHyunjin es callado, distante, y su mirada esconde grandes secretos. Sus cambios de personalidad intimidan y su atractivo revela tantas luces como sombras. Quizá, por eso, Felix no puede quitárselo de la cabeza. Pronto descubrirá que no es un chico...