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Las puertas de la mansión se abrieron de golpe, como si una ráfaga de fuerte viento las hubiera empujado. Hyunjin cruzó el umbral como alma que lleva el diablo.

—¿Ha regresado mi hermano? —preguntó a un Guerrero que vigilaba el vestíbulo.

—¿Regresado? No ha salido desde ayer,
está en la biblioteca.

Hyunjin se dirigió a la biblioteca con Felix corriendo tras él. Aguzó el oído y la voz de Christopher le llegó clara y vibrante. Hablaba por teléfono.

«Lo de ese otro vampiro cambia las
cosas… No me mientas… Dentro de cuatro horas en el lugar de siempre… No, debo ir a comprobar que ella sigue donde debe estar.»

Hyunjin ya no tenía ninguna duda sobre la traición de su hermano y para colmo era un soberbio endiosado que se atrevía a tratar sus asuntos desde la mansión.

Las puertas de la biblioteca se abrieron de golpe. Hyunjin entró e inmediatamente se cerraron ante las narices de Felix. Sus ojos relampagueaban con el brillo del hierro fundido y sus pasos resonaban en la sala a pesar de la alfombra que cubría el suelo.

—¡Hyunjin! —exclamó Christopher sorprendido.

Hyunjin agarró el enorme escritorio tras el que estaba sentado su hermano y, alzándolo en el aire, lo estrelló contra las librerías repletas de volúmenes. Christopher se puso en pie trastabillando, pero no llegó a caer porque Hyunjin lo agarró por el cuello y lo lanzó sobre el montón de libros y madera astillada.

—No es necesario que vayas a verla, está muerta —dijo entre dientes.

Christopher contempló su ropa manchada de sangre y comenzó a entender. Se puso en pie y enfrentó a Hyunjin.

—¿Ji Eun está muerta? ¿Por qué demonios fuiste a mi casa? —le gritó—. Esto no debía pasar, esto no debía pasar —empezó a susurrar para sí mismo, desesperado.

Una risa macabra surgió de los labios de Hyunjin.

—¿Por qué? —preguntó consumido por la pena—. ¿Por qué estás haciendo todo esto?

Christopher miró a su hermano y se llevó las manos a la cabeza en un intento por tranquilizarse.

—Hablemos…

—No —Sacudió la cabeza— Ella me contó lo que pretendes y no lo voy a permitir. No dejaré que lo hagas.

Se acercó a la chimenea que presidía la
estancia. Encima de ella, en la pared, había dos espadas cruzadas sobre un escudo. Arrancó una de ellas y se giró hacia su hermano. Christopher dio un paso atrás con un mal presentimiento. Había algo extraño en su hermano, una resolución que no le gustó.

—Hyunjin, no te dejes llevar por las
apariencias.

—¿Apariencias? —preguntó con asco. Se
fue acercando despacio con la espada colgando de su mano, la punta arañaba la alfombra. Sus ojos estudiaban a su hermano como un león a su presa—. ¿Vas a negar que tenías a Ji Eun en tu casa? Y no solo en tu casa. ¡Por Dios, eran amantes!

Christopher se movía a la vez que Hyunjin; sabía que su hermano estaba completamente desquiciado y que así no iba a poder razonar con él. Intentó que sus movimientos lo acercaran a la chimenea.

—Sé lo que intentas. Tú mandaste a esos vampiros a Heaven Falls, querías que me mataran —continuó Hyunjin.

—Sí, los envié, pero no para que te hicieran daño.

—¡Casi matan a Minho! —gritó lanzando una estocada.

Christopher saltó a tiempo. Se encaramó a la chimenea, arrancó la segunda espada y giró sobre la cabeza de Hyunjin. Alzó el brazo y detuvo la segunda estocada. La fuerza de la tercera lo hizo caer al suelo.

Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora