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Hyunjin expuso lo mejor que pudo la situación a sus amigos, y después trató de explicar a Miguel lo referente a Salma. Al narrar la historia en conjunto, y con todos los datos de los que ya disponían, la gravedad del problema tomó una nueva dimensión. La profecía estaba a punto de cumplirse. Un paso más y Lucifer recuperaría todo su poder; algo que no tardaría en intentar. El tiempo era un bien escaso, que comenzaba a agotarse en aquella cruzada en la que estaban inmersos desde hacía mucho y sin saberlo.

—¿Así que Mefisto te indicó el camino hacia ella? —preguntó Miguel, señalando a Salma con la barbilla. Sus ojos centelleaban de rabia. Jeongin dijo que sí con la cabeza—. ¡Bastardo manipulador! —exclamó para sí mismo. Y añadió—: ¿Puedo ver ese libro?

Jeongin y Hyunjin intercambiaron una mirada. Este último se llevó la mano a la espalda y sacó el ajado manuscrito de debajo de su ropa. Lo dejó en un extremo de la mesa y lo empujó con su mente hasta el arcángel.

Miguel tomó el diario y comenzó a leerlo. Conocía el contenido. Había vigilado al profeta que lo escribió durante toda su larga vida, y guardaba en su mente todo lo que el hombre había presagiado. Aunque en aquel instante, y con las pistas que ahora tenía, la dimensión de la profecía cobró forma ante él.

Donde el cielo cae dando nombre a la tierra. Ante los que un día estuvieron y ya no se encuentran. Ante los que fueron carne y en polvo se desvanecen. Una promesa cumplida traerá consigo el fin de los días. El velo caerá, la oscuridad retornará, y la tierra llorará sangre cuando los primeros hijos se desafíen —leyó para sí mismo. Y añadió en voz alta—: Donde el cielo cae, dando nombre a la tierra…

—Ninguno de nosotros hemos logrado averiguar a qué se refiere —dijo Hyunjin.

Un leve resplandor iluminó el cuerpo de Miguel, y una corriente de energía se extendió por la sala.

—¿Cómo se llama este pueblo? —preguntó.

—Heaven Falls —respondió Junho—. Así lo bautizó uno de los colonos fundadores, un hombre de Dios.

—Donde el cielo cae… —repitió Hyunjin. De repente se puso de pie y soltó una palabrota. Últimamente su lenguaje dejaba mucho que desear—. ¡Es aquí, este es el lugar del que habla la profecía! ¿Cómo no lo hemos visto?

Se agachó. Metió un brazo bajo las rodillas de Felix y el otro se lo pasó por la espalda. Lo levantó y se encaminó con él a la puerta principal.

—Nos vamos —le dijo en un susurro.

—Hyunjin, no creo que... —empezó a decir él.

—Nos largamos de aquí —insistió sin ánimo de ceder. Su expresión hosca era pura furia.

Christopher salió tras él.

—¿A dónde lo llevas? —preguntó.

—Lo que quiera que deba pasar, será aquí, en Heaven Falls. Así que voy a llevármelo lo más lejos posible y donde nadie pueda encontrarlo —respondió Hyunjin.

La mirada de Felix se encontró con la de Christopher. El entendimiento fluyó en ambos sentidos. Hyunjin actuaba a la desesperada. Poner distancia, cuando se estaban enfrentando a unos seres tan
poderosos como los arcángeles..., no podía ser tan fácil.

—Voy contigo —dijo sin más.

Y no fue el único. Jeongin y Changbin se unieron a ellos.

Estaba a punto de llegar al coche, cuando Miguel y sus hermanos aparecieron de la nada interponiéndose en su camino. Sus ojos plateados se enfrentaron a los de Hyunjin con un propósito inconfundible.

Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora