•● 25 ●•
—¡Están aquí! —exclamó Sarah. Se apartó de un salto de la ventana y se pegó a la pared.
Jeongin, con el teléfono pegado a la oreja, la miró un segundo; el tiempo que necesitó para darse cuenta de a qué se refería. Abrió la boca para gritarles que se pusieran a cubierto, pero no tuvo tiempo. Los cristales de las ventanas estallaron y una lluvia de flechas de ballesta llovió sobre ellos. Apenas tuvo tiempo de rodear a Salma con un brazo y arrastrarla con él al suelo. Ella era humana, por lo tanto la más débil, y una pieza clave en todo el asunto de la profecía que no podía perder.
—Ve arriba, sube hasta la buhardilla. En el pasillo, en el techo, hay una trampilla que lleva a un pequeño desván. Escóndete allí —la urgió. Salma no dudó, salió a gatas del salón y se precipitó escaleras arriba.
Una segunda lluvia de flechas penetró en la casa. El guerrero, que Hyunjin había dejado bajo las órdenes de Jeongin, cruzó la habitación de un salto y rodeó a Felix con sus brazos al tiempo que lo empujaba contra la pared para protegerlo. Tres flechas impactaron en la espalda del soldado, de las que no dio muestra de percatarse. Se apartó de Felix para examinarlo de arriba abajo. Sus ojos brillaron por el alivio al comprobar que él se encontraba bien.
—Gracias —logró decir Felix.
—Mi rey —dijo el vampiro con una inclinación de cabeza. Le colocó una daga en cada mano—. No se separe de mí.
Felix no pensaba discutir esa petición. Se pegó al vampiro mientras otra de las ventanas reventaba y acababa convertida en una miríada de fragmentos brillantes esparcidos por el suelo. El olor a quemado se extendió por el aire. La alfombra estaba ardiendo.
Jeongin miró a su alrededor, desesperado. Un rápido vistazo al exterior le mostró lo que ya sabía. Una veintena de tipos tatuados corrían hacia la casa. Y él solo contaba con un guerrero, dos licántropos que aún no habían alcanzado la madurez, su madre, su hermana, Yeji y Felix; y una nefilim que yacía acurrucada en una esquina completamente aterrada e incapaz de moverse. Rodó por el suelo hasta ella.
—¿Sabes usarla? —le preguntó mientras le ponía una pistola en la mano. Solo estaba cargada con balas de plata, pero balas al fin y al cabo, y, aunque se necesitaban varios disparos en zonas vitales para bajar a un nefilim, era mejor que nada. La chica meneó la cabeza con ojos llorosos—. Bueno, tú apunta al cuerpo y dispara. Con una bala en el estómago serán más lentos.
Jeongin pensó qué hacer. Necesitaban un milagro. Iban a masacrarlos. Ni siquiera desmaterializándose conseguiría sacarlos a todos de allí. Pateó aquellos pensamientos al fondo de su cerebro, mientras corría a la cocina a por el arsenal que guardaba en su bolsa. Ponerse histérico no iba a cambiar el resultado. Regresó en la sala y empezó a repartir armas.
—Si llevan cadenas, no se les ocurra transformarse si los atrapan —le dijo a Hyunjae y al otro chico.
Hyunjae asintió y tomó las armas que le ofrecía.
—¿Listo? —preguntó Jeongin al guerrero. El tipo hizo crujir los huesos de su cuello y adoptó una posición de ataque.
Los nefilim entraron en la casa a través de puertas y ventanas. Jeongin se abalanzó sobre los dos que tenía más cerca, y una sonrisa peligrosa desnudó sus colmillos. Sus muñecas se movieron con dos giros certeros y el olor a sangre se mezcló con el del humo. Un par menos, aun así eran demasiados.
Felix alzó la cabeza hacia un nefilim que debía medir al menos dos metros. Durante un instante se quedó paralizado. El hombre levantó el brazo, dispuesto a hundir una estaca en su pecho. Sonó un disparo que le acertó en el hombro. El nefilim soltó un grito y se le escapó la estaca de entre los dedos, ladeó la cabeza para ver quién le había disparado. Sarah le apuntaba desde el otro extremo de la habitación, temblando de arriba abajo; parecía que el arma se le iba a escurrir de las manos en cualquier momento.
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Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]
FanficHyunjin es callado, distante, y su mirada esconde grandes secretos. Sus cambios de personalidad intimidan y su atractivo revela tantas luces como sombras. Quizá, por eso, Felix no puede quitárselo de la cabeza. Pronto descubrirá que no es un chico...