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Entraron en el grill tomados de la mano. La puerta se cerró tras ellos a la vez que los ojos de Changbin se levantaban de la mesa. El gruñido surgió de su pecho como un trueno. Se puso en pie de un salto, la silla salió despedida hacia atrás y un par de vasos bailaron en la mesa hasta volcar por la fuerza del empujón.

—¡Hijo de…! —bramó lanzándose contra
el vampiro.

Felix trató de interponerse entre ellos, pero Jeongin se lo impidió con un rápido movimiento que lo colocó tras él, afianzando los pies en el suelo para aguantar la embestida. Eunwoo, que se encontraba en el extremo más cercano, consiguió agarrar a su primo en el último momento.

—¿Qué haces?

—Ese es el tipo que va tras Hyunjin, y tiene a Felix —masculló tratando de liberarse del abrazo de Eunwoo.

Eunwoo se puso pálido y todo su cuerpo se estremeció con una oleada de cólera.

—Delante de los humanos no —dijo en
apenas un susurro, pero con tono imperioso.

Changbin lanzó una rápida mirada a su
alrededor. Todos los humanos del local les miraban fijamente y el camarero había salido de detrás de la barra dispuesto a mediar en la riña. Lanzó un gruñido y apartó las manos de Eunwoo de su pecho. Con fingida calma dio unos cuantos pasos hasta detenerse frente a Jeongin.

—Lix, ven aquí —dijo entre dientes.

—Changbin, no hay tiempo, tienes que escucharle —replicó él intentando acercarse a él. Pero Jeongin lo mantenía sujeto con actitud protectora.

—¡Suéltalo! —gruñó Changbin, sus ojos ardían como oro fundido. La bestia luchaba en su pecho pugnando por liberarse y él apenas tenía un atisbo de voluntad para controlarla.

—Suéltame, Jeongin, nadie va a hacer daño a nadie. —Jeongin lo soltó con reticencia sin apartar sus ojos del licántropo—. Changbin, tienes que confiar en mí. Alguien viene a por ustedes.

La sorpresa transformó la cara del
licántropo. Volvió el rostro hacia la mesa, donde el resto de los chicos les observaban ansiosos. Yeji le hizo un gesto paciente con la mano y asintió a modo de reconocimiento para que escuchara a Jeongin.

—¿Por qué debería confiar en él? —se
dirigió a Felix, seguro de que aquel tipo lo estaba manipulando. Se culpó por no haber prestado más atención al chico, de forma que hubiera podido evitar aquella situación.

—Si estoy aquí, es por él. No he
conseguido convencerlo de que los dejara. Ustedes no me importan nada —intervino el vampiro.

—Habla —masculló Changbin; la respuesta le pareció sincera. Tampoco le pasó desapercibida la forma posesiva en la que miraba a Felix.

—Van a atacarlos.

—¿Cuándo?

—Están a punto de llegar.

—¿Quiénes?

Jeongin apretó los puños y una mueca contrajo su rostro. Todo su cuerpo se tensó hasta que sus músculos parecieron esculpidos en piedra.

—Ya están aquí —musitó, su oído había
captado el sonido de las furgonetas
acercándose, y en ese instante todo empezó a desarrollarse de forma vertiginosa—. Nefilim, son Nefilim, cazadores. Hay que sacar de aquí a los humanos.

Instintivamente agarró a Felix y lo empujó al centro del local, alejándolo de la puerta.

—¿Y qué cazan? —preguntó Changbin
contagiándose de su nerviosismo; su instinto le decía que por esta vez debía confiar en el vampiro.

Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora