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Felix había pasado otra noche sin dormir, y esta vez no era solo por el insomnio que sufría. Los ruiditos ahogados procedentes de la habitación de Jeongin se habían prolongado hasta bien entrada la madrugada.

Después, cerca del amanecer, asomado a su ventana, los vio salir juntos. Amanda iba pegada a Jeongin como una lapa y en dos ocasiones intentó tomarle la mano, pero él se había desecho del agarre con bastante habilidad. Una vez sobre la moto, ella se abrazó a él, rodeándole la cintura con los brazos mientras apoyaba la cara sobre su espalda. Felix no pudo evitar sonreír, algo le decía que la experiencia había significado mucho más para Amanda que para Jeongin. No sabía por qué, pero sintió pena por la chica. Lo cierto era que en el fondo sí sabía el motivo, otro corazón roto se intuía en el
horizonte, lo sabía sin más. Jeongin era extraño y misterioso, e increíblemente guapo. Pero sobre él colgaba un letrero luminoso que advertía del peligro real que representaba. Felix lo había sentido desde el primer momento y esperaba que Amanda también pudiera percibirlo.

Mientras sentía esa inexplicable lástima
por Amanda, Jeongin levantó la vista hacia la ventana. El corazón le dio un vuelco y se alejó del cristal de un salto. A pesar de la altura y de la cortina, tenía la sensación de que sus ojos se habían clavado en los suyos, sabía que estaba allí. Se abrazó los codos con una extraña sensación.

Aprovechó la ausencia de su nuevo huésped para poner toallas limpias en el baño. Cambió las sábanas, tarea que le resultó bastante incómoda sabiendo lo que allí había sucedido. Y finalmente bajó a la cocina para terminar el desayuno. Preparó una mesa con café, tostadas, zumo y unos huevos revueltos, que acabó comiéndose al cabo de una hora cuando se convenció de que Jeongin no vendría a desayunar.

Sentado a la mesa terminó de masticar el último trozo de tostada. Se recostó en la silla y soltó el botón de su pantalón, había comido más de la cuenta. Pero eso era bueno, estaba recuperando su peso habitual y, con algo de suerte, el doctor Han le daría el alta en poco tiempo. Antes de viajar a Inglaterra su salud estaba un poco resentida, y tras la vuelta había recaído hasta tal punto que él mismo se había preocupado; más por su abuela que por sí mismo. Que Alice estaba enferma ya era una realidad.

Cáncer, la misma enfermedad que se había llevado a su abuelo. El peso de esa palabra era insoportable, y aun así su abuela estaba dispuesto a luchar, a no rendirse. Por ese motivo, Felix no quería que se preocupara por nada y mucho menos por él. Sabía que su abuela únicamente debía centrarse en su recuperación, en soportar el tratamiento. Así que continuaría haciendo todo lo posible por aparentar que estaba bien, sana y feliz, aunque por dentro era como un edificio en ruinas a punto de desplomarse.

Tras recoger los platos, pensó en lo mucho que le apetecía ir a nadar. Llevaba días sin hacer nada que no fuera ayudar a Jisung con los preparativos de la boda, y necesitaba un tiempo para sí mismo. Pasar algún rato a solas, en otro sitio distinto a su habitación.

Llenó una mochila con las cosas que podía necesitar y se dirigió al coche. A medio camino se detuvo. Era una mañana estupenda, el sol brillaba con fuerza por encima de los árboles y hacía días que no llovía. El bosque estaría seco y le apetecía caminar. Penetró en la arboleda. Media hora después, el rumor de la corriente del río llegó a sus oídos. Paró un segundo para limpiarse el sudor de la frente y recuperar el aliento, y continuó serpenteando entre la maleza, abriendo su propio sendero hasta el remanso que formaba el río en esa zona.

Se quitó la camiseta y el pantalón corto. Se ajustó el bañador y lentamente comenzó a adentrarse en el agua. Cuando le llegaba por las caderas se detuvo con un estremecimiento, estaba más fría de lo que había imaginado. Sin pensarlo más, se lanzó hacia delante, zambulléndose en la profunda poza. Sintió el agua espesa y fría sobre la cabeza, y su piel reaccionó como si miles de agujas se estuvieran clavando en él. Salió a la superficie y respiró. Durante un rato flotó boca arriba con los ojos cerrados, concentrado en los sonidos del bosque.

Donde el cielo cae... [HYUNLIX ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora