Mientras reíamos juntas en la habitación, nuestras miradas se encontraron en un instante de serena intimidad. El bullicio de las risas había desaparecido, y nos quedamos en una burbuja de silencio cómodo. Olivia, aún recostada sobre mí, se quedó quieta por un momento, con sus ojos fijos en los míos. Sentí cómo la atmósfera entre nosotras cambiaba, volviéndose más densa y cargada de emoción.
La expresión en el rostro de Olivia pasó de una sonrisa juguetona a una de profunda ternura. Sus ojos se suavizaron y se llenaron de un sentimiento que no podía ignorarse. Lentamente, Olivia se inclinó hacia mí, y el mundo pareció detenerse en ese preciso momento. Su cercanía me hizo sentir un calor reconfortante, y su respiración se volvió más lenta y sincronizada con la mía.
Cuando sus labios finalmente encontraron los míos, fue como si el tiempo se desvaneciera. El beso no era apresurado ni casual; estaba lleno de una profundidad que reflejaba lo que sentíamos una por la otra. Era un beso cargado de emociones, una mezcla de cariño, agradecimiento y deseo compartido. Cada movimiento era deliberado y suave, como si quisiéramos prolongar el momento y absorber cada segundo de esa conexión especial.
Nuestros labios se movieron en un ritmo lento y sincronizado, y el beso se fue alargando, convirtiéndose en el más largo que habíamos compartido hasta ahora. Sentí cómo Olivia se acurrucaba más cerca, y la calidez de su cuerpo se fusionaba con la mía. El contacto era tan íntimo y sincero que casi podía sentir el latido de su corazón a través de ese beso.
Las manos de Olivia se posaron suavemente en mi rostro, y yo respondí colocando mis manos en su cintura, manteniéndola cerca. Cada segundo parecía durar una eternidad, y en ese espacio atemporal, nuestras emociones se expresaban sin palabras. La intensidad del beso era un reflejo de todo lo que no habíamos dicho, una forma de comunicarnos lo que significábamos la una para la otra.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, nos separamos lentamente, pero nuestras frentes seguían tocándose. Los ojos de Olivia estaban cerrados, y una sonrisa de satisfacción y ternura adornaba sus labios. Yo también sonreía, sintiendo una mezcla de felicidad y plenitud.
Las palabras no eran necesarias en ese momento. La conexión que habíamos compartido a través del beso lo decía todo. Nos miramos con una mirada que combinaba amor, comprensión y un profundo sentido de pertenencia. En ese instante, el mundo exterior se desvaneció y solo quedábamos nosotras, inmersas en la suavidad y la intimidad de nuestro abrazo.
Las emociones seguían vibrando en el aire mientras nos acomodábamos una al lado de la otra, disfrutando de la calma que seguía a ese beso tan especial. Sabíamos que ese momento había sido único, y que lo recordaríamos como un hito en nuestra relación, un símbolo del profundo vínculo que compartíamos.
Olivia
Mientras besaba a Ona, me sumergí por completo en el momento, cada segundo se sentía más intenso y significativo que el anterior. Era como si todo lo que había sucedido entre nosotras hasta ahora nos hubiese llevado a este preciso instante. Mis pensamientos se desvanecieron, dejándome únicamente con la sensación de sus labios moviéndose suavemente contra los míos.
Cuando sentí sus manos deslizarse hacia mi cintura, hubo un breve instante en el que esperaba que mi cuerpo se tensara, una reacción que conocía bien, resultado de todo lo que había pasado en el pasado. Sin embargo, para mi sorpresa, no fue así. En lugar de sentir esa rigidez familiar, lo que sentí fue una calidez que se extendía por todo mi cuerpo.
El toque de Ona era seguro y reconfortante, transmitiendo una calma que me envolvía por completo. Cada presión de sus dedos, cada movimiento de sus manos sobre mi piel, me decía sin palabras que estaba en un lugar seguro, un lugar donde podía permitirme ser yo misma sin reservas.
Y lo más importante, su toque era completamente permitido. No había ninguna duda en mi mente, ningún conflicto interno. Lo deseaba, lo acogía, y sabía que ella también lo hacía. Esa certeza hizo que el beso se sintiera aún más profundo, más especial. Era como si, a través de ese simple gesto, Ona me estuviera diciendo que me veía, que entendía mis límites, y que estaba dispuesta a respetarlos y cuidarlos.
Cada segundo que nuestras bocas permanecían unidas, cada leve apretón de sus manos en mi cintura, me acercaba más a ella, no solo físicamente, sino emocionalmente. Me sentí conectada a Ona de una manera que no había experimentado antes, y supe, en ese momento, que este beso era diferente, porque me permitía sentirme completamente en paz, completamente yo.
Ona
Mientras estábamos tumbadas en la cama, envueltas en el cálido silencio que siguió a nuestro beso, de repente sentí el teléfono de Olivia vibrar entre nosotras. El sonido fue suave, apenas un zumbido que cortó la tranquilidad del momento. Olivia se movió ligeramente para alcanzar su teléfono, que estaba sobre la mesita de noche, y miró la pantalla con una expresión de ligera preocupación.
—Es mi grupo —dijo, leyendo rápidamente el mensaje—. Hay ensayo en 20 minutos.
Noté un ligero destello de estrés en sus ojos mientras procesaba la noticia. Entendía lo importante que era su música para ella, y no quería que sintiera que tenía que elegir entre quedarse aquí conmigo o cumplir con sus compromisos. Sin embargo, no pude evitar sentir un pequeño tirón de decepción al pensar en la interrupción de nuestro tiempo juntas.
Olivia se giró hacia mí, su expresión mostrando una mezcla de disculpa y resignación.
—Lo siento, tengo que irme-Dijo algo arrepentida.
Sonreí, tratando de tranquilizarla. No quería que sintiera que estaba mal por cumplir con sus responsabilidades. Pero entonces, una idea surgió en mi mente, algo que normalmente no habría sugerido, pero que de repente me pareció muy tentador.
—¿Puedo ir contigo? —pregunté, mi voz sonando más atrevida de lo que esperaba.
Olivia parpadeó, sorprendida. Por un momento, no dijo nada, como si estuviera procesando mi petición. Pude ver el conflicto en sus ojos; era evidente que la idea la tomaba por sorpresa, pero también parecía considerar la posibilidad. Sabía lo importante que era su música para ella, y lo personal que podía ser su proceso creativo. No estaba segura de si querría compartir ese espacio conmigo, al menos no tan pronto.
—¿Estás segura? —preguntó finalmente, con una pequeña sonrisa asomando en sus labios—. Los ensayos suelen ser... bastante intensos.
Me encogí de hombros, dejando que mi sonrisa se ensanchara.
—Será divertido-Dije con una risa.
Olivia sonrió de vuelta, y pude ver cómo su postura se relajaba, como si la idea de que estuviera allí con ella le resultara reconfortante. Después de unos segundos, asintió.
—Está bien. Pero no te sorprendas si es un caos. Mis compañeros son un poco frustrantes-Añadió haciéndome reír de nuevo.
Nos levantamos de la cama, y mientras Olivia se preparaba, yo sentía una mezcla de emoción y curiosidad. Sabía que este era un paso importante, entrar en su mundo de la música, ver un lado de ella que normalmente solo compartía con su banda. Pero también estaba segura de que esto nos acercaría aún más, permitiéndonos conectar en un nivel completamente nuevo.
____Volvemos a los momentos bonitos😝

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𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞
RandomOlivia, una joven con grandes sueños de convertirse en una estrella de la música, trabaja duro en sus estudios y en sus presentaciones locales, pero siempre siente que su sueño está a años luz de hacerse realidad. Un día, conoce a Ona, una talentosa...