XXIV

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El club se sumergió en un silencio expectante cuando las luces se atenuaron por completo. Las conversaciones cesaron, y todas las miradas se dirigieron al escenario, donde Olivia y su banda estaban listos para comenzar. Me encontré a mí misma observándola con más atención de la habitual, tratando de descifrar cualquier pista sobre lo que estaba sintiendo en ese momento. A pesar de los días de distancia, no podía evitar preocuparme por ella.

El líder del grupo tomó el micrófono y sonrió al público con una energía despreocupada, aunque su tono era cálido y acogedor.

-Gracias por acompañarnos esta noche -dijo-. Queremos comenzar con una canción nueva, escrita por nuestra talentosa Olivia.

El público respondió con un aplauso entusiasta, pero yo apenas lo registré. Mis ojos estaban fijos en Olivia, que estaba ajustando la guitarra con manos temblorosas. Había una tensión en su rostro, un nerviosismo palpable que me inquietaba. Algo en mí sabía que esta canción era importante, aunque no sabía exactamente por qué.

El silencio volvió a llenar la sala, y entonces Olivia comenzó a tocar. El primer acorde resonó en el aire, suave y nostálgico, y de inmediato sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Reconocí la melodía al instante, aunque al principio me costó situarla. Era aquella que Olivia había estado dudando en usar, la misma que me había mostrado una tarde mientras hablábamos sobre sus ideas para nuevas canciones. Recuerdo que había dicho que no estaba segura de si funcionaba, que no sabía si tenía algo especial. Pero yo le había insistido, diciéndole que, de todas sus composiciones, esa era mi favorita.

Y ahora aquí estaba, en el centro del escenario, abriendo su actuación con esa misma melodía. No sabía si debería sentirme halagada o preocupada, porque mientras los acordes fluían, no podía evitar preguntarme por qué había decidido usarla ahora.

Olivia comenzó a cantar, su voz suave y llena de emociones contenidas. La letra hablaba de incertidumbre, de sentir algo por alguien pero no estar segura de qué era exactamente, era la letra que había leído hace unos días en aquel papel que había en la encimera de su cocina. Había una vulnerabilidad en sus palabras que me atrapó de inmediato, una sinceridad que me resultaba familiar, casi demasiado cercana. Las dudas que expresaba, las preguntas que formulaba en la canción... Todo sonaba como algo que había estado rondando en su mente por mucho tiempo.

I like me better when
I like me better when I'm with you
I don't know what it is, but I got that feeling

Mi pecho se apretó mientras seguía escuchando, las palabras y la melodía envolviéndome. La canción describía una lucha interna, un intento de entender sentimientos que eran difíciles de categorizar, de decidir si lo que sentía era amistad o algo más profundo, algo que daba miedo aceptar. Era como si Olivia hubiera puesto en música todo lo que yo misma había estado sintiendo desde aquella noche.

Me quedé mirando a Olivia, intentando encontrar respuestas en su expresión mientras cantaba, pero ella estaba completamente sumergida en la música, los ojos cerrados, perdiéndose en cada nota, en cada palabra. Me di cuenta entonces de que, aunque había sido yo quien le había dado la confianza para usar esta melodía, no tenía idea del alcance de lo que realmente significaba para ella.

Cuando la última nota de la canción se desvaneció en el aire, la sala quedó en un silencio que se sintió eterno. Los aplausos comenzaron unos segundos después, llenando el espacio con su estruendo, pero todo eso se desvaneció en un segundo cuando Olivia y yo cruzamos miradas.

No sé si fui yo quien buscó su mirada o si fue ella la que me encontró, pero cuando nuestros ojos se encontraron, todo lo demás desapareció. El ruido del club, las luces parpadeantes, la gente alrededor... nada de eso importaba. Solo estábamos nosotras dos, atrapadas en un instante que parecía alargarse sin fin.

Olivia seguía en el escenario, con su guitarra colgada al costado, el micrófono ligeramente inclinado hacia ella, pero ya no cantaba. Su respiración era rápida, como si aún no se hubiera recuperado del todo de la intensidad de la canción. Pero lo que más me impactó fue la expresión en su rostro. Había una vulnerabilidad en sus ojos que nunca antes había visto tan claramente. No era solo el nerviosismo de haber estrenado una canción nueva; era algo más profundo, más personal. Era como si, al cantar, hubiera dejado al descubierto partes de sí misma que normalmente mantenía ocultas.

Sentí que algo se rompía dentro de mí al ver esa mirada. La intensidad de sus emociones era palpable, y me di cuenta de que, por primera vez, estaba viendo a Olivia sin ninguna barrera, sin ninguna máscara. La canción que había interpretado, las palabras que había cantado, todo estaba ahí, reflejado en sus ojos. Y aunque no podía estar segura de lo que significaba todo eso, sí supe una cosa: había cariño en su mirada, un afecto que me envolvió de una manera que no esperaba.

El peso de todo lo que había sucedido entre nosotras en los últimos días cayó sobre mí de golpe. La confusión, el dolor, la incertidumbre... todo se mezcló en una tormenta de emociones que apenas podía contener. Pero al mismo tiempo, ver a Olivia tan expuesta, tan honesta, me hizo sentir una conexión con ella que iba más allá de las palabras. Fue como si, a través de esa canción, me estuviera mostrando una parte de su alma que no había compartido con nadie más.

No sé cuánto tiempo pasamos mirándonos. Tal vez fueron solo unos segundos, pero para mí, ese momento lo abarcó todo. Quería acercarme a ella, abrazarla, decirle que entendía, que estaba aquí para lo que necesitara, pero me quedé congelada en mi lugar, incapaz de moverme, atrapada en la intensidad de sus ojos.

Finalmente, Olivia rompió el contacto visual, apartando la mirada con un ligero temblor en los labios, como si también estuviera luchando con sus propias emociones. Fue entonces cuando el ruido del club volvió a inundar mis sentidos, recordándome dónde estábamos. Pero algo había cambiado. Algo que no podría ignorar tan fácilmente.

Me quedé allí, sintiendo una mezcla de emociones tan fuerte que apenas podía respirar. Había dolor, sí, pero también había esperanza, aunque no supiera exactamente en qué. Lo único que sabía con certeza era que aquella mirada lo había cambiado todo. Había visto algo en Olivia que nunca antes había percibido, y aunque no podía predecir qué significaba, supe que no podía seguir fingiendo que nada había pasado.

Mientras las luces del escenario se preparaban para la siguiente canción, me di cuenta de que esa noche no terminaría como cualquier otra. Había algo en juego, algo que tendría que enfrentar tarde o temprano, pero por ahora, solo podía quedarme con la imagen de Olivia y esa mirada que había dejado una marca indeleble en mí.
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Están pasando cositas🤭

Tal vez no le dure tanto el luto del rechazo🤔

𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora