XII

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Cuando llegué a la casa de Olivia por la tarde, mis nervios estaban a flor de piel. A pesar de que ya habíamos hablado muchas veces por videollamada y que ya había estado aquí, esta era la primera vez que visitaba su casa para estar Bas solas, y eso me llenaba de una mezcla de emoción y ansiedad. A medida que me acercaba a la entrada, sentí cómo el corazón me latía con más fuerza, y traté de controlar la sonrisa que parecía querer asomarse de manera involuntaria.

El timbre sonó y, mientras esperaba, miré alrededor, observando el vecindario tranquilo y las casas ordenadas. Las hojas de los árboles se movían suavemente con la brisa, y la tarde se presentaba perfecta. Sin embargo, todo eso parecía desvanecerse en comparación con el torbellino de pensamientos que tenía en la cabeza. Me preguntaba si Olivia también estaba tan nerviosa como yo, o si simplemente se sentía a gusto en su propio espacio.

La puerta se abrió y ahí estaba Olivia, con una sonrisa que iluminaba su rostro y me hizo sentir instantáneamente más tranquila. Su expresión estaba llena de calidez, y ese gesto sencillo logró apaciguar mis nervios de inmediato.

-Hola, Ona-dijo, con un entusiasmo genuino.

-Hola-respondí, intentando que mi voz no temblara. Me reí ligeramente para disimular mi ansiedad y le di un pequeño saludo con la mano, aunque no pude evitar sonreír ampliamente. -Gracias por invitarme

-No hay de qué- dijo Olivia, invitándome a entrar.-Ven, pasa. Estaba esperando este momento.

El interior de la casa era acogedor, )as paredes estaban decoradas con fotos familiares, y el ambiente tenía un toque de informalidad que me hizo sentirme a gusto rápidamente. Caminamos hacia el salón, y mientras me mostraba el lugar, noté cómo sus ojos brillaban con una mezcla de nervios y entusiasmo, algo que me hizo sentir más conectada con ella.

-Voy a por algo para beber-dijo Olivia, dirigiéndose a la cocina.-¿Quieres algo en particular?

-Agua, porfavor-respondí, aunque me costaba decidirme entre el café o simplemente agua.

Cuando volvió con dos vasos de agua, nos dirigimos a su habitación, el lugar donde solíamos hablar durante nuestras videollamadas. Era un espacio acogedor, con paredes decoradas con posters de bandas, una estantería llena de libros y partituras, y una guitarra que parecía ser una extensión de su ser. Me senté en la cama dejando el vaso de agua en la mesita de noche, al principio estaba aún poco incómoda ya que nos sabía cómo ponerme, pero poco desde ella se acomodó también en la cama y eso me hizo sentirme algo mejor.

-Es raro verte aquí otra vez- dije con una risa nerviosa, intentando romper el hielo mientras observaba su habitación.-Es como estar en una de nuestras videollamadas, pero mucho mejor.

Olivia se reía también, aunque su risa era más relajada que la mía.

-Sí, es raro pero genial. Me alegra que hayas venido-Dijo con una gran sonrisa.

La conversación fluyó con naturalidad mientras nos poníamos cómodas, y pronto nos sumergimos en un intercambio sincero sobre nuestras vidas y aspiraciones. Olivia comenzó a abrirse de manera más profunda de lo que había hecho en nuestras conversaciones digitales, y eso me hizo sentir aún más conectada con ella.

-¿Te has dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo cuando hablamos juntas?-le dije, con una sonrisa.-Parece que acabamos de empezar a hablar y ya ha pasado media tarde.

Olivia asintió, mirando el reloj con sorpresa.

-Sí, es verdad. Me encanta cómo fluye la conversación cuando estamos juntas-Dijo  con una risa tímida, la verdad es que la timidez que tenía siempre se me hacía algo tierna.

𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora