LIV

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Ona

La habitación estaba sumida en una penumbra tranquila, solo rota por el suave resplandor de la luna que se filtraba a través de las cortinas. El calor de los cuerpos entrelazados, el ritmo pausado de nuestras respiraciones, todo parecía encajar perfectamente en este momento. Olivia estaba tumbada sobre mi pecho, con su oído pegado a mi corazón, escuchando cada latido mientras yo jugueteaba con su cabello, deslizando mis dedos por sus mechones sueltos. Era un gesto sencillo, pero cargado de una intimidad que solo nosotras entendíamos.

El silencio no necesitaba palabras, pero aún así, cuando mis dedos alcanzaron el teléfono en la mesita de noche, me dejé llevar por la costumbre de revisar la pantalla. Deslicé el dedo sin pensar, pasando de una imagen a otra, hasta que una en particular llamó mi atención. Una historia de Instagram, un vídeo corto pero vibrante, capturaba la energía de una actuación reciente en un estadio.

-Qué chica tan guapa-Murmuré con la mirada fija en la pantalla.

Sentí a Olivia tensarse sobre mí, su cuerpo antes relajado ahora un poco más rígido. En un instante, levantó la cabeza, sus ojos verdes llenos de una curiosidad que ocultaba apenas un toque de celos. Vi cómo su mirada seguía la mía hasta la pantalla del teléfono y entendí de inmediato lo que estaba pensando.

-¿Quién es tan guapa?- preguntó con una mezcla de juego y desafío en su voz, sus ojos clavados en los míos.

No pude evitar sonreír, sintiendo una oleada de ternura hacia ella.

-Mira-dije mientras giraba el teléfono para que pudiera verlo mejor. En la pantalla, ella estaba en el escenario, bajo las luces, moviéndose con esa gracia y energía que siempre me dejaba sin aliento.-Esa chica tan guapa eres tú.

Su expresión pasó de la sorpresa a una sonrisa, y luego se dejó caer sobre mí con un suspiro de alivio.

-Oh, ¿esa chica?-dijo en tono de broma, fingiendo indiferencia. Pero podía sentir la calidez en su voz, el pequeño rastro de orgullo que no podía ocultar.

-No solo es guapa-murmuré, acercando mis labios a su frente para dejar un beso suave-es mi novia.

Olivia se removió en mis brazos, una risita escapando de sus labios mientras empezaba a trazar figuras en mi piel de nuevo, esta vez con un toque más juguetón.

-¿Tu novia, eh? Eso suena bastante oficial-Me guiñó un ojo, pero antes de que pudiera responder, sus manos cambiaron de rumbo, y empezó a hacerme cosquillas en los costados, arrancándome un pequeño grito de sorpresa.

-¡Oye!-protesté entre risas, retorciéndome bajo ella, intentando atraparla mientras sus manos se movían rápidas, buscando los puntos exactos donde sabía que no podía resistirme.

-Llevo tiempo debiéndote esto-dijo con una sonrisa pícara, sus ojos brillando de alegría mientras me hacía cosquillas sin piedad.-Solo estoy defendiendo mi honor.

-Tu honor está a salvo-logré decir entre carcajadas, finalmente atrapando sus muñecas y tirando suavemente de ella hacia mí, deteniendo su ataque. Nuestros rostros quedaron a escasos centímetros, ambas jadeando un poco por la risa, y de repente, la atmósfera cambió, volviéndose más suave, más íntima de nuevo.

Ella me miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de emociones que me dejó sin palabras por un momento.

-Es tu novia-repitió en un susurro, como si probara esas palabras en su boca, haciéndolas suyas.

-Sí-confirmé, soltando una de sus muñecas para llevar mi mano a su mejilla, acariciando su piel suave.-Eres mi novia, Liv.

Ella no respondió con palabras, no hacía falta. En lugar de eso, se inclinó hacia adelante y me besó, un beso suave, lento, que parecía contener todo lo que sentíamos en ese momento. Cuando finalmente se separó, sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa.

𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora