El ambiente continuaba distendido, con conversaciones cruzadas y risas por doquier. Todos estábamos relajados, disfrutando del momento, pero no podía evitar seguir observando a Olivia. Había algo en su actitud reservada que me llamaba la atención. Aunque su mirada vagaba distraídamente por la sala, parecía estar inmersa en sus propios pensamientos, como si estuviera presente físicamente pero su mente estuviera en otro lugar.
Noté cómo de vez en cuando sonreía tímidamente ante algún comentario o broma, pero rara vez añadía algo a la conversación. Parecía cómoda en su silencio, pero no del todo conectada con el grupo. Se la veía mucho más a gusto cuando su hermana, Mapi o Ingrid le dirigían la palabra; entonces sus ojos se iluminaban un poco más y su sonrisa se volvía más auténtica.
Por momentos, me preguntaba si se sentía fuera de lugar o simplemente prefería observar en lugar de participar. Me intrigaba su manera de ser, esa dualidad entre la persona que podía brillar en el escenario y la que, en un entorno más íntimo, se refugiaba en su propia burbuja. Pensé en hablarle, pero algo me detenía. No quería interrumpir su tranquilidad, o tal vez era yo quien no sabía bien qué decirle.
Finalmente, decidí no forzar las cosas y seguir el ritmo de la conversación general. Pero la presencia de Olivia, tan callada y enigmática, seguía rondando mis pensamientos, como un acertijo que aún no lograba resolver.
-Oye Olivia, ¿Y esa camiseta?-Preguntó Alexia integrando un poco más a Olivia.
-Oh, es del mundial, de mi jugador favorito-Dijo con una sonrisa tímida.
-¿Quién es?-Pregunté con curiosidad.
-Alexander-Arnold-Contestó ahora con una sonrisa más tranquila, al parecer hablar de aquel tema le quitaba un poco el nerviosismo que tenía al principio.
El ambiente cambió sutilmente cuando Olivia comenzó a hablar sobre su camiseta. Parecía que al mencionar a su jugador favorito, algo en ella se relajó, como si de repente se encontrara en un terreno familiar y seguro.
-Uf, los culers seguimos teniendo pesadillas con el-Añadió Aitana con un suspiro.
-La remontada en Anfield, estuve en el estadio-Dijo Olivia con una gran sonrisa, al parecer ella tenía unos sentimientos completamente diferentes a nosotras sobre ese partido.
—¿De verdad estuviste en Anfield? —preguntó Alexia, alzando las cejas, visiblemente impresionada.
—Sí, fue una locura —respondió Olivia, ahora mucho más animada—. Mi hermana y yo tuvimos la suerte de conseguir entradas de última hora. Fue uno de esos momentos que nunca olvidaré, la energía en el estadio, la forma en que todo cambió en cuestión de minutos... Era como si el tiempo se detuviera.
Las demás intercambiamos miradas, todas sabíamos perfectamente a qué se refería, pero nuestras memorias de aquel partido eran más bien amargas. Aitana sacudió la cabeza con una sonrisa resignada.
—Nos dolió mucho, pero hay que reconocer que fue un partidazo —admitió, con una mezcla de admiración y resignación.
-¿Partidazo?, estuve al borde de una crisis durante todo el partido-Añadió Sarah riendo.
-Intuyo que tú sí eres del Barça-Dije yo riendo y ella asintió.
-Sé que fue duro para ti, pero a veces hay que aceptar que hay mejores-Dijo Olivia mirando a su hermana.
-Estáis en Europa League-Se defendió Sarah.
-Al menos tenemos la sexta-Añadió Olivia y Sarah le llevó la mano al pecho ofendida.
La tensión en la conversación se rompió con un toque de humor cuando Olivia lanzó su comentario, lo que hizo que todas soltáramos una carcajada. La manera en que interactuaban las hermanas era divertida y natural, y su pequeña rivalidad futbolística añadía un nuevo nivel de dinamismo al grupo.
—¡Eso ha sido un golpe bajo, Oli! —dijo Sarah, llevando teatralmente la mano al pecho, como si hubiera recibido un disparo directo al corazón.
—Lo siento, pero tenía que hacerlo —respondió Olivia con una sonrisa traviesa, claramente disfrutando el momento. Había un brillo en sus ojos que hasta ahora no habíamos visto, una mezcla de picardía y cariño hacia su hermana.
El intercambio entre las hermanas no solo alivió cualquier tensión que pudiera haber, sino que también hizo que Olivia se sintiera más parte del grupo. Incluso Sarah, que había estado defendiéndose, no pudo evitar reír ante la tenacidad de su hermana. Era evidente que a pesar de las bromas, había un cariño profundo entre ellas.
Mientras la conversación continuaba entre risas y más anécdotas futbolísticas, me di cuenta de que Olivia ya no parecía tan introvertida como antes. Parecía haber encontrado su lugar, mostrando una parte más abierta y juguetona de sí misma. Y, en el proceso, había logrado que todas nos sintiéramos un poco más conectadas, tanto con ella como entre nosotras.
La conversación continuó con un tono más ligero y cercano. El fútbol había roto el hielo, y poco a poco, Olivia se fue integrando más en el grupo. Era como si al compartir su experiencia, hubiera encontrado un punto común con todas nosotras, algo que le permitió dejar de lado su timidez y participar con más naturalidad. De alguna manera, aquel momento nos unió más, recordándonos que, aunque los colores sean diferentes, la pasión por el fútbol es algo que compartimos.
Olivia
La noche se había vuelto silenciosa cuando las chicas se fueron. Me despedí de ellas con una sonrisa, aunque en el fondo me sentía un poco aliviada. Había sido un buen rato, pero siempre me costaba mantenerme cómoda en grupos grandes. Ver a Ona, Alexia y las demás alejarse bajo las luces de la calle me dejó con una extraña mezcla de satisfacción y agotamiento. Sarah, por su parte, seguía a mi lado, igual de animada como siempre.
—¿Nos vamos ya? —me preguntó con su tono habitual, siempre tan enérgica.
—Sí, vámonos —respondí, siguiéndola fuera del club.
El camino a casa fue tranquilo, solo el sonido de nuestros pasos rompiendo la calma de la noche. No hablamos mucho, pero el silencio era agradable. Cuando llegamos, Sarah dejó caer su bolso y anunció que se iba directa a la cama. La vi subir las escaleras, deseándome buenas noches antes de desaparecer en su habitación.
—Buenas noches, Sarah —respondí, aunque sabía que yo no iba a dormir pronto.
En lugar de eso, me dirigí a mi cuarto y encendí la lámpara de mi escritorio. La luz tenue iluminó mi guitarra, esperándome como siempre. Me senté en la silla, la tomé entre mis manos y empecé a tocar suavemente, buscando alguna chispa de inspiración que pudiera guiarme. Pero, una vez más, me encontré con ese muro invisible que había estado ahí durante semanas.
No importaba cuántas veces lo intentara, las notas sonaban vacías, carentes de la vida que solían tener. Solía perderme en la música, sentir que cada acorde contaba una historia. Pero ahora, todo parecía forzado, artificial. Era frustrante. Me había pasado semanas intentando componer algo nuevo, algo que realmente me hiciera sentir orgullosa, pero cada vez que lo intentaba, sentía que solo conseguía alejarme más de lo que quiería lograr.
El reloj avanzaba, pero yo no. Una y otra vez repetía los mismos acordes, tratando de encontrar una melodía, una línea que me hiciera sentir algo. Pero lo único que conseguía era aumentar mi frustración. Sabía que no podía permitirme este bloqueo. Si quería ser alguien en el mundo de la música, tenía que superarlo, encontrar la forma de volver a conectarme con lo que realmente me mueve. Pero cuanto más lo pienso, más me paralizo.
Las horas pasaron, y la noche avanzó hasta convertirse en madrugada. La casa estaba en completo silencio, solo el sonido de mis dedos rozando las cuerdas rompía la quietud. Pero no importaba cuánto lo intentara, la inspiración seguía sin llegar. Me sentía atrapada, como si estuviera perdiendo tiempo, como si cada minuto que pasaba me alejara más de mis sueños.
No pude dormir. Me quedé en vela toda la noche, buscando sin encontrar, luchando contra mi propia mente, intentando desbloquear algo que parecía haberse perdido en algún lugar dentro de mí. Y aunque sabía que debería descansar, no pude evitar seguir intentándolo, aferrándome a la esperanza de que, en algún momento, algo finalmente saldría bien.
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Ya va siendo hora de que la prota no sea del Barça
Olivia tiene un bloqueo, tendrá que encontrar algo que la inspire😉
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𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞
RandomOlivia, una joven con grandes sueños de convertirse en una estrella de la música, trabaja duro en sus estudios y en sus presentaciones locales, pero siempre siente que su sueño está a años luz de hacerse realidad. Un día, conoce a Ona, una talentosa...