Habían pasado ya varios días desde el incidente, y por suerte Sarah estaba en casa, recuperándose bien. Sin embargo, Olivia no parecía estar mejor. Habíamos pasado tiempo juntas, y aunque intentaba mantenerse fuerte, yo podía ver cómo algo la estaba carcomiendo por dentro. Sus sonrisas eran forzadas, sus palabras medidas, y cada vez que intentaba tocarla, aunque fuera solo para consolarla, notaba ese ligero rechazo que hacía que mi corazón se rompiera un poco más.
Estábamos solas en su casa, en su habitación, el silencio entre nosotras se hacía cada vez más denso. Decidí que tal vez lo que Olivia necesitaba era un cambio de aires, un respiro de todo lo que había pasado. Pensé en proponerle algo que solíamos disfrutar, algo que podría devolverle un poco de esa alegría que había perdido.
-Olivia-comencé, intentando sonar casual, aunque por dentro sentía una leve tensión,-mañana las chicas y yo vamos a salir, he pensado que te vendría bien venir con nosotras, despejarte un poco.
No esperaba una respuesta inmediata, pero tampoco anticipé la velocidad con la que se negó.
-No-dijo, casi con desesperación en la voz, sin ni siquiera mirarme. Fue un "no" tan tajante, tan definitivo, que me dejó sin palabras por un segundo.
Intenté suavizar la situación, pensando que tal vez no había comprendido bien mi intención.
-Podría ser bueno para ti, Oliva. Solo para despejarte, estar un rato con nosotras... No tienes que quedarte mucho, solo lo que te apetezca-Dije mirándola con comprensión.
Pero en lugar de tranquilizarla, mis palabras parecieron hacer justo lo contrario. Noté cómo su respiración se aceleró y sus manos temblaron ligeramente mientras las apretaba contra sus piernas.
-No, Ona... no quiero-insistió, su voz quebrada por la ansiedad. Había un temblor en sus palabras que me hizo darme cuenta de que estaba lidiando con mucho más de lo que había imaginado.
Me acerqué a ella con cuidado, mi corazón latiendo dolorosamente en mi pecho al verla tan angustiada. No podía soportar verla así, tan asustada y tan perdida. Con toda la delicadeza que pude reunir, levanté mis manos y tomé su rostro entre ellas, intentando que sintiera mi apoyo, mi amor, todo lo que no podía expresar con palabras en ese momento.
Tan pronto como mis dedos hicieron contacto con su piel, Olivia cerró los ojos con fuerza, como si quisiera bloquear todo lo que estaba sintiendo. Su cuerpo comenzó a temblar levemente, y en un instante, las lágrimas que había estado conteniendo empezaron a caer por sus mejillas. Un sollozo suave, casi inaudible, escapó de sus labios, y mi corazón se rompió en mil pedazos al ver su sufrimiento.
-Olivia...- susurré, mi voz cargada de preocupación y cariño. No sabía qué más decir, no sabía cómo ayudarla, y eso me estaba matando por dentro.
Ella no respondió, no abrió los ojos. Simplemente dejó que las lágrimas cayeran mientras yo seguía sosteniendo su rostro, sin moverme, intentando ser su ancla en medio de la tormenta que evidentemente estaba atravesando. Cada lágrima que caía era como un puñal para mí, porque sabía que todo lo que estaba sintiendo era algo que no había podido compartir, ni siquiera conmigo.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Olivia habló, su voz rota por la angustia.
-No puedo más Ona- murmuró entre sollozos. Sentía su piel cálida bajo mis dedos, pero también notaba la tensión en su mandíbula, la rigidez en su cuerpo.
-Claro que puedes Olivia- le dije, intentando que mi voz sonara reconfortante, aunque por dentro estaba llena de desesperación.-Estoy aquí, no tienes que cargar con todo esto sola.
Pero sabía que, por mucho que lo dijera, ella seguía sintiéndose atrapada, incapaz de dejar salir todo lo que la estaba consumiendo. La abracé con cuidado, intentando no presionarla, solo dándole el espacio que necesitaba para llorar, para soltar aunque fuera un poco de ese peso que llevaba en su corazón.
Olivia se aferró a mí, hundiendo su rostro en mi hombro mientras las lágrimas seguían fluyendo. No dije nada más, solo la sostuve, acariciando suavemente su espalda, deseando poder hacer más, pero entendiendo que, por ahora, solo podía estar allí para ella, esperando que algún día pudiera abrirse y compartir lo que estaba enfrentando.
En ese momento, mientras la tenía entre mis brazos, me prometí que haría todo lo posible para ayudarla a sanar, para hacerle saber que no estaba sola, y que, pase lo que pase, estaría allí para ella, sin importar lo difícil que fuera. Porque Olivia era alguien que amaba profundamente, y no la dejaría caer, no mientras pudiera hacer algo al respecto.
Olivia
El último par de días había sido una pesadilla. Desde que todo pasó, mi cuerpo había empezado a reaccionar de formas que no comprendía, y menos aún, podía controlar. Cada vez que alguien se acercaba demasiado, incluso cuando era Ona, sentía una repulsión inmediata, un rechazo involuntario que me hacía apartarme sin pensar. No era algo que quisiera, no conscientemente, pero era como si mi cuerpo hubiera decidido por mí que no quería contacto, que no podía soportarlo.
Y sin embargo, ahora, mientras Ona me sostenía entre sus brazos, todo lo que quería, todo lo que necesitaba, era aferrarme a ella. Sentir su calor, su presencia, y dejar que su abrazo me envolviera, me protegiera del dolor que estaba consumiéndome por dentro. Me sentía rota, fragmentada en mil pedazos que no sabía cómo juntar de nuevo. Pero con ella, en este momento, sentía que podía permitirme ser vulnerable, aunque solo fuera por un rato.
Me escondí en el hueco de su cuello, aspirando su olor familiar y reconfortante, cerrando los ojos mientras las lágrimas seguían cayendo. Era como si todos esos pensamientos oscuros y dolorosos que había estado reprimiendo se liberaran al sentirla tan cerca. No quería llorar más, no quería ser tan débil, pero tampoco podía evitarlo. Había estado conteniendo tanto, que ahora no tenía otra opción que dejarlo salir.
Pero mientras me refugiaba en su abrazo, también sabía que había una verdad que estaba evitando, una que pesaba en mi pecho con cada segundo que pasaba. No estaba preparada para decirle a Ona lo que realmente había ocurrido. No estaba lista para ver su expresión cuando entendiera todo, cuando supiera que le había mentido, que le estaba ocultando algo tan importante.
Me sentía culpable, terriblemente culpable. Ona merecía la verdad, merecía saber por qué me estaba comportando de esta manera, por qué no podía ni siquiera soportar que me tocara sin que mi cuerpo se tensara. Pero simplemente no podía hacerlo. No podía revivir lo que pasó, no podía pronunciar esas palabras.
Lo peor era que ella sabía que algo andaba mal. Lo veía en sus ojos cada vez que me miraba, en su voz cuando me hablaba con esa mezcla de preocupación y ternura que solo hacía que me sintiera más pequeña, más atrapada en mi propio miedo. Pero aunque sabía que ella podía manejar la verdad, aunque sabía que Ona me amaba lo suficiente como para soportar cualquier cosa, yo no podía enfrentarme a ese dolor una vez más.
Así que me quedé allí, acurrucada en su abrazo, dejándome llevar por el consuelo momentáneo que me ofrecía. Me aferré a ella como si fuera lo único que me mantenía a flote, hundiendo mi rostro más profundamente en su cuello, deseando que el mundo se detuviera, que este instante pudiera durar para siempre.
Me dolía no poder ser completamente honesta con ella, me dolía no poder compartir todo lo que llevaba dentro. Pero ahora mismo, solo podía ser esto. Solo podía aceptar su consuelo y esperar que, con el tiempo, pudiera encontrar la fuerza para decirle la verdad.
Porque a pesar de todo, a pesar del miedo y la culpa, necesitaba a Ona. La necesitaba más de lo que jamás había necesitado a alguien en mi vida. Y si había algo que me daba un poco de esperanza, era saber que, por ahora, ella seguía allí, sin hacer preguntas, solo sosteniéndome mientras el mundo se derrumbaba a mi alrededor.
____En el siguiente capítulo habrá un poquito de felicidad dentro del caos😘
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𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞
RandomOlivia, una joven con grandes sueños de convertirse en una estrella de la música, trabaja duro en sus estudios y en sus presentaciones locales, pero siempre siente que su sueño está a años luz de hacerse realidad. Un día, conoce a Ona, una talentosa...